01 Marzo de 2020 15:11
A la espera de lo que sucedería horas después en el Congreso nacional y con un predica netamente vecinal, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, abrió el periodo de sesiones extraordinarias en la Legislatura. Al margen de su discurso conciliador y poco confrontativo, en el ambiente rondaron tres preocupaciones centrales.
La primera tiene que ver con el financiamiento de las arcas porteñas. La semana pasada ingresó en la Legislatura el proyecto de ley para derogar el Pacto Fiscal, lo que implica una cancelación de la baja de los impuestos que estaban previstos para este año. Por ende, la Ciudad tendrá cerca de $14.000 millones por Ingresos Brutos, sellos y otros gravámenes. Una de las cuestiones centrales que varios legisladores preguntaron era sobre si había una chance de que se quite la normativa para servicios profesionales que no pagan Ingresos Brutos, algo que negaron altas fuentes oficiales.
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Lo segundo tuvo que ver con la relación entre la Ciudad, la Nación y la Provincia de Buenos Aires. Es que uno de los colaboradores más cercanos al jefe de Gobierno sabía que uno de los puntos que expondría el presidente Alberto Fernández tendría que ver con el traspaso de la Justicia Nacional Ordinaria a la órbita de la Ciudad. “Si lo hacen, más le vale que sea con recursos”, remarcaron cerca del jefe de Gobierno.
La tercera, y de índole nacional, es la disputa en puerta con un sector de la UCR por la decisión del presidente de dicho partido, el diputado nacional y ex gobernador de la provincia de Mendoza, Alfredo Cornejo, de postular a Jesús Rodríguez para la presidencia de la Auditoria General de la Nación cuando el ex presiente Mauricio Macri quería que el lugar fuera para su ex compañero de fórmula Miguel Ángel Pichetto.
En cuanto a las perlitas uno de los momentos más comentados fue cuando el Procurador de la Ciudad, Gabriel Astarloa parecía quedarse dormido. En la primera filia junto con las autoridades de los organismos de la Ciudad, quien representa al Gobierno judicialmente, entre otras cosas, ¨cabeceaba y dejaba fija hacía el piso la mirada lo que hizo que varios de los presentes se pregunten si se había dormido.
Otro de los tópicos fue el look de uno de los dos traductores a lenguaje de seña. Es que estaba en remera de manga corta, jean y zapatillas que es el look preferido del jefe de Gobierno. Desde mediados de 2016, Rodríguez Larreta, dejó de lado la formalidad full time y suele estar en ropa más cómoda. Sin embargo no se trató de la copia del look del alcalde porteño sino que el traductor estaba así vestido debido a que, según explicaron, a las necesidades de la transmisión.