25 Enero de 2017 08:07
Almorzaron. Los dos solos. Él pidió lomo (suele comer carne siempre) y ella una ensalada (se sigue cuidando, acaso producto de las enseñanzas del equipo de Cormillot en 2010). Enemigos políticos desde hace más de dos años. Pero hoy en un solo barco: la Provincia de Buenos Aires.
Vidal suele elegir el hotel Four Season para sus encuentros "secretos".
El hotel Four Seasons, donde suelen cruzarse desde diplomáticos a funcionarios, fue el escenario donde la gobernadora María Eugenia Vidal y el titular de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, se reunieron ayer a solas para hablar de un tema crucial: el armado político de cara a las elecciones en la Provincia de Buenos Aires.
A pesar de que no hubo grandes definiciones, hablaron de la situación electoral del territorio bonaerense y hasta se dieron tiempo para hablar de sus respectivas vacaciones. Ella en México con sus tres hijos, él en Punta del Este con su mujer, Karen Zabala, y sus cinco hijos.
Vidal y Monzó, una relación tensa que atraviesa una calma inesperada.
“Fue una reunión social, pero entre ellos están mucho mejor”, confía a este sitio uno de los funcionarios bonaerenses que sigue de cerca el vínculo. En este marco, el almuerzo con la gobernadora fue un bálsamo. Ella reflotó la idea de “trabajar juntos”, algo que ya venían charlando desde fin de año.
El titular de Diputados le dijo que la ayudará “donde pueda” como una suerte de asesor político. “Yo sabés que estoy para colaborar”, le dijo a Vidal. Ella le respondió que se hará cargo de la campaña y que Macri ya le delegó parte de la “lapicera” para elegir candidatos. De esto también hablaron: cómo será el proceso de elección de candidatos en la Provincia, donde Monzó fue intendente (en Carlos Tejedor), ministro (de Asuntos Agrarios en 2008) y armador político. La gobernadora, le aseguró, le dará un lugar a los “monzonistas”.
Un dato sustancial: Vidal estuvo dispuesta, el año pasado, a ofrecerle a un hombre de Monzó (seguramente el peronista diputado provincial, Marcelo Daletto) el ministerio de la Producción que dejó vacante el opaco ex intendente, el "gordo" Joaquín de la Torre (quien llegó para sumar dirigentes y aún no trajo ni un consejero escolar a Cambiemos). Pero Monzó siempre se negó. Vidal y hasta Mauricio Macri vieron con buenos ojos el gesto.
El Presidente pidió que ambos dejen atrás sus diferencias y trabajen juntos.
El almuerzo no fue un gesto menor: desde que volvió de las playas mexicanas, Vidal hizo un mini raid político en 48 horas: desde su visita a Olivos para ver al presidente Macri, luego una foto oficial con el intendente de Vicente López, Jorge Macri , y ahora Monzó.
La cumbre, anticipada ayer por el periodista Ignacio Ortelli en Clarín, se da en un contexto particular. Tanto el jefe de gabinete, Federico Salvai, como el monzonista viceministro del Interior, Sebastián García de Luca, están “cazando” peronistas.
Monzó expresó la necesidad de incorporar peronistas al espacio.
Un caso: Ismael Passaglia, el de San Nicolás, y ex ministro de Salud bonaerense de Felipe Solá. Salvai lo había propuesto para suplantar a la inefable Zulma Ortiz en la Provincia pero finalmente el funcionario nacional le encontró un cargo en el ministerio de Salud nacional gracias a los buenos oficios del vicejefe de Gabinete, Gustavo Lopetegui.
Como sea, en el fondo la cuestión del armado territorial viene siendo el motivo de la distancia entre ambos. “Emilio no tiene un rol definido, durante todo el año pasado quiso meterse en la Provincia pero María Eugenia no quería”, explica a BigBang uno de los hombres que trabaja codo a codo en Diputados con Monzó. Sin embargo, a mitad de 2016, Macri fue tajante y les pidió que dejaran atrás las diferencias y comenzaran a trabajar juntos.
La gobernadora coincide con la idea de acercar al peronismo a su espacio.
La estrategia sobre el PJ los une. A pesar de que a la gobernadora no le gusta diferenciarse de Marcos Peña, el poderoso jefe de Gabinete, ella, al igual que Monzó, asegura que es vital “ampliar” Cambiemos para incorporar peronistas. En los hechos: arrancó la gestión con 64 intendentes y hoy tiene 70. Los que sumó, sí, peronistas. El último rutilante: el secretario de Hábitat y Vivienda, Francisco Echarren, quien tiene una cucarda de Julio de Vido, cuando lo alababa como parte de Los Octubres, una agrupación de intendentes que respondían al procesado ex ministro de Planificación.
A pesar de ello, Monzó coincide: viene, desde el ámbito privado primero y luego en los medios, que Cambiemos sume peronistas. Se lo dijo a Macri desde comienzos de 2016. No fue escuchado y explotó en una entrevista con el diario Perfil.
Historia
Vidal y Monzó llevan años de enfrentamiento político. El titular de la Cámara de Diputados fue impulsor, durante la primera mitad de 2015, de una alianza con Sergio Massa para descartar a la ex ministra de Desarrollo Social porteña como candidata a gobernadora. Monzó alegaba que perderían el distrito sin el PJ. Azares de la política, y también una buena campaña, terminaron con Aníbal Fernández como candidato del FpV y la peor derrota de la historia del peronismo de los últimos años.
Sin embargo, la bronca de Vidal con Monzó duró. Durante todo el 2016 llegaron a cruzarse, a mitad de año, en un acto en la Casa Rosada. Estaban una silla por medio. Y ese día se suponía que entre ellos iba a estar Horacio Rodríguez Larreta. Pero el jefe de Gobierno no pudo ir y ambos quedaron uno al lado del otro. No se dirigieron la palabra. Miraban sus respectivos celulares. En Casa Rosada aún lo recuerdan.
Vidal y Monzó, más juntos gracias al peronismo.
Luego comenzaron a acercarse, tras la mediación del propio Macri. Vidal invitó a Monzó a cenar a su casa de la base aérea de Morón en un par de oportunidades, junto a parte de su equipo, y lentamente comenzaron a tender puentes. Pero, claro, aún sin un rol claro para el diputado nacional, quien fuera, durante los últimos cuatro años del PRO, su principal armador nacional como ministro de Gobierno porteño.
Hoy el escenario es otro. Los peronistas de Cambiemos, como García de Luca (secretario político del ministerio del Interior), Matías Ranzini (viceministro de Seguridad bonaerense) o Carlos Pedrini (secretario de Desarrollo Social) trabajan en territorio bonaerense con un armado vinculado al PJ. Claro, son un grupo de jóvenes peronistas de Cambiemos, un espacio donde no abundan los seguidores del General Juan Domingo Perón.