30 Noviembre de 2016 14:47
La discusión por la reforma política rompió la armonía de casi un año entre Mauricio Macri y los gobernadores peronistas.
Con el rechazó a la Boleta Única Electrónica, emergió el lote de los mandatarios provinciales que toman distancia y critican sin vueltas a la Casa Rosada. Son cuatro y, con distintas historias, decidieron dejar de lado la tregua que muchos de ellos habían encarado a comienzos de año.
La hermana Alicia
En el primer lugar figura Alicia Kirchner, la cuñada de Cristina Fernández que conduce el último bastión que le queda al kirchnerismo: Santa Cruz, la cuna del proyecto que gobernó la Argentina durante 12 años.
Alicia Kirchner, conduce el último bastión del kirchnerismo y se lleva mal con Macri.
Alicia tiene una relación tirante con el gobierno nacional y conduce una provincia que tiene un déficit anual de 6.200 millones de pesos. Mientras el kirchnerismo residual se enfrenta sin tregua al gobierno de Cambiemos, le reclama fondos para paliar la crisis que heredó de Daniel Peralta.
Según publicó Clarín, Macri le envió anticipó de fondos por 660 millones de pesos en lo que lleva como Presidente, pero eso representa apenas una parte de lo que Santa Cruz percibía durante los años del kirchnerismo en el poder.
Insfrán, Bordet y Verna se ríen con ganas. Pichetto sufre por el fracaso de la reforma.
Verna, el pampeano
Otro de los mandatarios enfrentados a Macri desde el primer momento es Carlos Verna, el gobernador de La Pampa. El veterano dirigente peronista acredita entre sus méritos el de haberse enfrentado duramente en soledad al gobierno de Cristina.
El mandatario que nunca formó parte del Frente para la Victoria se opuso con uñas y dientes a la Boleta Única Electrónica. "No podemos perder el contacto con el vecino que nos da la boleta de papel. Es nuestra herramienta de fidelidad", afirmó.
Macri escucha a Carlos Verna, en un acto en La Pampa. El gobernador se irrita fácil.
Dos semanas antes de rechazar la reforma política, el pampeano dinamitó una reunión en la que se discutía el convenio que permitía a Mendoza construir el Proyecto hidroeléctrico Portezuelo del Viento. “Yo esto no lo firmo ni en pedo”, gritó Verna ante María Eugenia Vidal, Alfredo Cornejo (Mendoza) y el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, entre otros.
“Carlos, por favor vení, hace tres horas que estamos debatiendo, todos tenemos cosas más importantes que hacer”, le dijo Frigerio cuando el gobernador pampeano se fue enfurecido.
Con su habitual estilo irascible, el pampeano aseguró que el proyecto mendocino podía complicar la cuenca del Salado y afectar a varias provincias. No sólo no lo firmó, además dijo que los mendocinos eran “todos mentirosos”.
Insfrán aplaude a Macri en un acto en Mendoza. La reforma los distanció.
El inoxidable Gildo
Junto a Verna, el que lideró la resistencia contra el proyecto del voto electrónico fue el inoxidable Gildo Insfrán, que gobierna Formosa desde hace ya casi 21 años.
Acostumbrado a aplaudir a todos los gobiernos que le garanticen recursos para su provincia, Insfrán había mantenido por eso mismo una buena relación con la administración Cambiemos. Pero la reforma política fue un parteaguas y el gobernador que lleva más años en su cargo se enfrentó a los deseos del Presidente.
"Nos puedan amenazar de todas las formas, pero no bajaremos los brazos. Resistiremos lo que venga, porque defendemos la causa del pueblo", dijo el domingo último durante una recorrida por el noroeste de su provincia.
El excéntrico Rodríguez Saá
El último de los jinetes del apocalipsis es Alberto Rodríguez Saá, otro representante del irreductible peronismo no kirchnerista. Los hermanos Rodríguez Saá son fundamentales para la Casa Rosada por gobernar una provincia y por tener además peso en el Senado.
Alberto Rodríguez Saá saluda a Macri en Olivos. ¿Quiere la autonomía de San Luis?
El macrismo los trata con guante de seda pero no puede evitar los cortocircuitos. Ayer, el gobernador puntano afirmó que la reforma electoral de Macri era "capricho o negocio" y renovó su reclamó de fondos adeudados. San Luis le reclama 11.000 millones de pesos a la Nación y el gobierno reconoce una deuda de 9.000 pero -según los hermanos- no avanza en la forma de pagar lo adeudado.
Como si fuera poco, Rodríguez Saá agita el fantasma de un proceso de autonomía similar al de Cataluña para su provincia. "Queremos un federalismo reforzado", repite.
Alicia Kirchner, Carlos Verna, Gildo Insfrán y los Rodríguez Saá son la punta del iceberg de un descontento mayor que por ahora parece limitado. Otros como Lucía Corpacci, de Catamarca; Juan Mansur, de Tucumán; y Sergio Casas, de La Rioja, podrían sumarse a esta liga, si el gobierno nacional no actúa a tiempo.