29 Septiembre de 2016 20:40
"El ajuste ya lo hicieron, ahora tienen que bajar fondos para los de abajo y que el esfuerzo lo hagan los empresarios", dijo uno de los miembros de la nueva conducción unificada de la CGT. "Eso lo reconoce hasta el propio Presidente", respondió el ministro del Interior Rogelio Frigerio.
"Salgan de la ortodoxia monetarista para tener un pedacito de política", planteó otro de los sindicalistas enseguida.
Ahí la respuesta no llegó pero el silencio de los ministros fue leído como una nueva admisión del macrismo gobernante.
Sonrisas y caras serias en la reunión de hoy.
La reunión de casi tres horas entre la conducción unificada de la CGT y el gobierno nacional podría resumirse en ese intercambio que sirvió para darle aire a la Casa Rosada y dejarle al sindicalismo la sensación de que -esta vez sí- la administración de Mauricio Macri le va a dar respuestas a los gremios.
El encuentro concluyó en un principio de entendimiento que tendrá su segundo capítulo en 10 días y que despeja por ahora cualquier posibilidad de un paro nacional, una medida que no quiere ninguno de los que se sentaron a la mesa. Las soluciones deberían venir en el corto plazo o por lo menos eso es lo que esperan los sindicatos.
"Salgan de la ortodoxia monetarista para tener un pedacito de política
Además del acta acuerdo que firmaron las partes, quedó en el aire flotando la idea de que la Casa Rosada hará un esfuerzo para cumplir con las demandas del sindicalismo.
Para los dirigentes que se sentaron a la mesa en Balcarce 50, el primer indicio positivo estuvo en la comitiva oficial. "El gobierno bajó cinco ministros, eso demuestra su preocupación por evitar medidas de fuerza".
Eran Alfonso Prat Gay, Jorge Triaca, Rogelio Frigerio y los lugartenientes de Marcos Peña, Mario Quintana y Francisco Cabrera. Enfrente estuvieron Héctor Daer, Juan Carlos Schmid, Carlos Acuña, José Luis Lingieri, Andrés Rodríguez, Omar Maturano, Pablo Moyano, Francisco "Barba" Gutiérrez y Roberto Fernández.
Más allá de que Triaca era el interlocutor principal de la CGT, el protagonismo lo tuvieron el ministro del Interior y el ministro de Hacienda. Frigerio se confirmó como el político del gabinete y Prat Gay se comprometió a revisar los números en busca de satisfacer el pliego de demandas del sindicalismo.
"El gobierno bajó cinco ministros, eso demuestra su preocupación por evitar medidas de fuerza
De los reclamos de la dirigencia quedó constancia por escrito: una compensación de fin de año para trabajadores activos del sector privado y el sector público pero también para jubilados, pensionados y beneficiarios de planes sociales.
También de la precaución del Gobierno que se expresó en apenas 10 palabras: "contemplando la necesidad de cumplir con las metas fiscales anunciadas"
La CGT quiere representar al heterogeneo mosaico de la clase trabajadora y por eso los dirigentes plantearon la necesidad de atender las demandas de los trabajadores informales. Eso fue el resultado de la reunión del sábado pasado en la que confluyeron sindicalistas, organizaciones sociales y obispos de la Iglesia Católica y la jerarquía vaticana.
Triunvirato cegetista.
Además de la próxima cita con el Gobierno, el triunvirato cegetista espera una reunión en la que den el presente los representantes del empresariado que deberían abonar el bono de fin de año que reclaman. La UIA, la Cámara de la Construcción y la Cámara de Comercio serían convocados para poner el hombro o al menos eso espera la CGT después de un año en que las paritarias cerraron -en promedio- entre 8 y 10 puntos por debajo de la inflación.
Las mineras y Massa
El intercambio entre Gobierno y sindicatos transcurrió por carriles diplomáticos salvo en el momento en el que le tocó hablar a Pablo Moyano, el más critico de la delegación cegetista.
- Ustedes les bajan las retenciones a las mineras y nosotros estamos en conflicto a las mineras hace tres días porque no respetan los derechos de los trabajadores, dijo.
Se refería a los 300 miembros del sindicato de Camioneros que bloqueaban desde el lunes en San Juan las rutas 319 (nacional) y 351 (provincial), en Los Berros, Sarmiento; donde se encuentran localizadas las caleras. Los camioneros no dejaban ingresar ni salir camiones de 14 industrias en cinco provincias más en demanda de que las caleras paguen aportes previsionales y habiliten a los choferes de la actividad para que se enrolen en el sindicato de Camioneros.
También se hablo sobre el actual rol de Massa.
La queja del más combativo de los Moyano no tuvo demasiado eco. Primero porque el conflicto fue desactivado por Hugo Moyano ayer en una reunión con el gobernador de San Juan, Sergio Uñac. Segundo porque el tono de la reunión era otro.
Lejos de la intransigencia que muestra Pablo en público y en privado, Juan Carlos Schmid -el representante formal del ala moyanista en la CGT- suele recibir un mensaje de Moyano padre que pone el eje en otro lado: hay que acompañar el proceso de la sociedad y entender que hay una gran parte de la población que tiene expectativas en el gobierno.
Los sindicalistas quieren plantear sus demandas y obtener resultados para mostrar, pero hay algo que los espanta: no quieren que los tilden de desestabilizadores, como sucedió durante el gobierno de Raúl Alfonsín y como hizo el kirchnerismo en su retirada del gobierno.
En la Casa Rosada, quedaron satisfechos no sólo porque la posibilidad del paro quedó aplazada sin feche sino también por otro dato que incrementó la confianza entre las partes: el rol de Sergio Massa en las posturas de la CGT. Para todos quedó claro que el jefe del Frente Renovador no tiene la ascendencia que le atribuyen desde el massimo y el periodismo. Ni Daer ni Acuña le responden y dicen que en Balcarce 50 hasta se habló de un mensaje de WhatsApp que confirmaría esa distancia.
