17 Septiembre de 2017 12:10
El viernes, exactamente 24 horas después de que la familia de Santiago Maldonado pidiera la recusación del juez federal Guido Otranto -a cargo de la causa que investiga la desaparición del joven artesano de 28 años-, el magistrado federal rechazó la medida y continuó a cargo de la causa.
Sergio Maldonado, hermano de Santiago, y su mujer Andrea.
Sin embargo, los familiares viajarán a Comodoro Rivadavia el jueves con la intención de presentarse frente a la Cámara Federal de Apelaciones de la provincia de Chubut para apelar la decisión y volver a insistir en la recusación.
En su presentación anterior, a través de la abogada Verónica Heredia, la familia de Maldonado criticó el "nulo avance" de la investigación y pidió que intervenga un juez "imparcial y eficiente".
Mientras tanto, en su decisión de negar su recusación, Otranto había objetado que "el querellante confunde el objeto procesal de esta investigación, que está pura y exclusivamente encaminada a establecer si Santiago Maldonado ha sido víctima del delito de desaparición forzada de personas".
Además, defendió su trabajo subrayando la "innumerable cantidad de medidas de prueba" que ordenó en el marco de la investigación asegurando que esas decisiones "no hablan de una postura parcial sobre la existencia del hecho".
Omisiones graves
Lo cierto es que, para la familia y que reconstruye el portal Infobae, los errores de procedimiento de Otranto en el marco de la causa han sido varios y de peso.
Recién comenzada la investigación, el defensor oficial de Esquel Fernando Machado le pidió al juez que ordenara la intervención de los celulares de los 40 gendarmes que habían participado del operativo el día que desapareció Maldonado. Otranto no lo hizo.
La actuación del juez Otranto ha sido muy cuestionada.
El magistrado no allanó los escuadrones de Gendarmería, ni secuestró elementos -como computadoras y cámaras fotográficas- que podrían haber servido para la causa, sólo se limitó a una inspección de las instalaciones.
Hasta cinco días después de la desaparición de Santiago, Otranto no había ingresado a la comunidad mapuche de Cushamen.
El juez se negó a seguir rastrillando la otra costa del río Chubut luego de que uno de los perros rastreadores siguiera una huella de olor de Maldonado hasta la orilla. Objetó que los mapuches se negaron porque era territorio sagrado, cuando en realidad la comunidad sólo pidió tratar previamente la cuestión en una asamblea.
Otranto nunca indagó sobre el lavado al que fueron sometidas las camionetas de Gendarmería que participaron en el operativo donde desapareció Santiago.
Por último, al peritar los celulares utilizados por el joven, el juez sólo ordenó que se le informe sobre las llamadas entrantes y salientes del día de la desaparición, omitiendo pedir información de los días posteriores que podrían haber ayudado a establecer -mediante la localización de antenas- el recorrido que hicieron los dispositivos.