Todos los ministros de la administración macrista trabajan contrarreloj para presentar la previsión de gastos de su cartera de cara al presupuesto 2018 que será enviado al Congreso el 15 de septiembre. Lo hacen con una consigna clara: disminuir lo más posible los gastos “no prioritarios”.
La orden bajó de los coordinadores de la de la Jefatura de Gabinete, Gustavo Lopetegui y Mario Quintana, quienes señalaron a los titulares de las carteras que el objetivo fijado por Mauricio Macri es bajar el déficit fiscal a 3,2 por ciento del PBI para el 2018 y a 2,2 en 2019.
Los ministerios trabajan en la confección de los nuevos presupuestos.
Para lograr esta meta, el recorte más profundo se hará en los subsidios a empresas y subsidios a las tarifas, aunque también habrá recortes en áreas que prometen levantar polémica.
En el ministerio de Educación, que ahora conduce Alejandro Finocchiaro, analizan becas de estudiantes que no estudian o subsidios cuyo destino no es del todo claro. Según consigna el diario La Nación, el objetivo de esta “poda” presupuestaria es terminar con lo que en el oficialismo llaman "abusos y picardías" heredadas de la administración kirchnerista.
Macri ordenor disminuir el déficit fiscal aún más.
Otro ejemplo es lo que ocurre en el Ministerio de Salud, que encabeza Jorge Lemus, en donde descuentan que "no habrá recorte alguno de leche o de vacunas", pero sí en planes "que se vienen subejecutando desde hace muchos años, que van a recibir menos presupuesto el año que viene".
En rigor, si bien en el Gobierno destacan que los ministerios "sociales" tendrán aumentos en el presupuesto más importantes que otras carteras, el objetivo es cumplir con la meta fiscal: unos $100.000 millones menos que el presupuesto anterior. Una previsión que contempla, además, un dólar a $21 y un crecimiento en el país de 3,5 por ciento.