El presidente Alberto Fernández no tiene apuro por nombrar al o la sucesora de Marcela Losardo en el Ministerio de Justicia. Pero, al margen de eso, evalúa varios detalles que tendrán un rol preponderante en la decisión final. De esto, por ejemplo, dialogó el viernes con la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner antes de que ella partiera rumbo al Calafate para pasar el fin de semana.
Por fuera de la experiencia en materia judicial que tiene el jefe de Estado, como también su ex pareja e histórica ayudante la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra; hay distintos factores que Fernández considera claves a la hora de elegir el nombre de quien reemplazará a su socia como titular de la cartera de Justicia.
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El primero de ellos tiene que ver con la imposibilidad de que quien asuma haga cambios en la estructura que impera en el Ministerio. Dentro de la estructura de la cartera hay tres funcionarios que Fernández remarcó que no saldrán. Se trata del secretario de Justicia, Juan Martín Mena, el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla, y la subsecretaria de Asuntos Penitenciarios, María Laura Garrigós de Rébori.
Los tres funcionarios en cuestión no sólo tienen vuelo propio, sino que además cuentan con el aval de la vicepresidenta. Mena, sobre quien se especuló que podría llegar a ser el reemplazante natural de Losardo, remarcó mediante gente de su entorno que se encuentra cómodo en la actual posición.
La situación de los tres funcionarios en cuestión fue una de las claves de las charlas que mantuvieron desde la Casa Rosada con los candidatos que trascendieron. Ellos son el diputado nacional Martín Soria, su par en la Cámara Baja y ligado al massismo, Ramiro González, la senador nacional Anabel Fernández Sagasti, el ministro de Justicia de la provincia de Buenos Aires, Julio Alak, la directora de Asuntos Jurídicos del Senado, Graciana Peñafort, y la abogada Marissa Herrera.
“El problema es que se trata de un lugar en donde todos los que están abajo tienen juego propio y por ende no van a seguir órdenes de quien asuma”, explican desde la Casa Rosada. Ese intríngulis en el que se metió el Presidente tiene su salida por arriba. Si no consigue un nombre que busque tener una relación menos confrontaba con el sector más duro del Gobierno, Fernández apuntaría a darle el espacio a quien mejor exprese la relación combativa que se tendrá con la Justicia.
“Ya lo intentamos por las buenas, ahora vamos a ir por las malas”, se entusiasman en el Instituto Patria. Sin embargo Fernández de Kirchner procura ser más moderada, quizás porque conoce que la estructura operativa de la cartera judicial le reporta diariamente.
Con ese escenario dos son los nombres que pican en punta. El primero es el de Herrera, que se desinfló un poco desde mediados de la semana pasada debido a que buscaría hacer cambios en la estructura. Si deja de lado esa pretensión, sería una de las que más chances tiene. Detrás de ella aparece Alak. “El Turco”, ex intendente de La Plata, es conocedor de la situación que se vive en Justicia pero porque a él, cuando estuvo a cargo de dicha cartera durante la segunda presidencia de Fernández de Kirchner, supo manejar una situación parecida.
Conocedor del ámbito judicial primero por la profesión libre y luego por la política, tendrán que convencerlo de dejar la provincia de Buenos Aires en donde se maneja como pez en el agua.
Uno de los pocos funcionarios que habló sobre la salida de Losardo fue el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, hace varios días. En ese entonces, en una entrevista con el canal A24, sostuvo que el anuncio ser haría en breve. "Esto no es demorar; Marcela toma una decisión porque ella sentía que viene otra etapa que amerita otras discusiones. Por ejemplo la reforma judicial la dejó planteada y, por ejemplo, la reforma del fuero federal tiene media sanción", destacó.
"Deja esas bases de un trabajo y entiende que se exige ahora otro perfil y definiciones que exceden a ella. Libera al Presidente y deja ese cargo", amplió.
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Cerca del Presidente prometen que en las próxima 48 horas se tendría la definición que el jefe de Estado ya tendría del todo cocinada. Hay que ver si se cumple con el plazo o se si entra en la “zona horaria Alberto Fernández”.