Martín Lousteau, embajador argentino en los Estados Unidos, confirmó hoy que en 2019 será candidato a jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires por el partido ECO (Energía Ciudadana Organizada) y dijo, a su vez, que su partido participará de las elecciones legislativas de 2017.
Lousteau confirmó que en 2019 competirá en las elecciones porteñas.
"Nuestro espacio va a estar representado el año que viene y en 2019. Como estuvimos cerca y formamos un equipo de gestión en las distintas áreas, vamos a presentar lo mismo en 2019 y el año que viene vamos a decidir la mejor estructura para ir a la elección", explicó a Clarín.
Es que en las elecciones de julio del año pasado, Lousteau se enfrentó al actual jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta y perdió por tan sólo tres puntos. Tras la elección, fue convocado por el Presidente para estar al frente de la Embajada en Washington.
Lousteau, a la carga por la Ciudad otra vez.
Sobre esa derrota electoral, Lousteau dijo que “hicieron su mayor esfuerzo” y pareció enviarle un mensaje a Larreta. “Dimos lo máximo, hicimos una campaña de acuerdo a nuestros principios y prefiero perder con esos principios que ganar haciendo cosas de las que después me voy a arrepentir", reflexionó.
Por otra parte, se refirió a los primeros meses de gestión de Macri y dijo que al presidente lo ve "enfocado" y "con una agenda bastante clara". Y agregó: "A veces subestimamos lo complejo de la herencia, el gobierno anterior simulaba que las cosas estaban bien y ahora se explicitó la realidad".
Lousteau también analizó la gestión de Mauricio Macri.
Lousteau recordó sus cinco meses como ministro de Economía de Cristina Kirchner y el conflicto con el campo que desencadenó en la firma de la resolución 125. "Yo quería reducir los subsidios. Y quienes los manejaban (Guillermo) Moreno, (Ricardo) Jaime y (Julio) De Vido, no querían eso. La alternativa que salió fue la de Moreno, ponerle un precio tope a la soja", aseguró.
Por último, ante la consulta sobre qué haría en caso de que Cristina Kirchner lo llame para reunirse, el funcionario respondió: “La atiendo, pero no creo que vaya a tomar un café porque desde que renuncié jamás tuve ningún tipo de diálogo". Y polemizó: "Después de ocho años no sé para qué serviría tomar un café con ella".