En una recorrida por Jujuy tras las elecciones del 25 de octubre, un anciano visiblemente humilde se acercó a Mauricio Macri y, al borde de las lágrimas, le susurró al oído “sí se puede”. La anécdota, que el propio candidato de Cambiemos se encargó de dar a conocer, lo emocionó hasta las lágrimas.
El gesto del hombre había calado hondo en el jefe de Gobierno porteño que a partir de ese momento entendió que la campaña necesitaba virar hacia lo emocional, apelar a los sentimientos del electorado que busca el cambio y por qué no, de aquellos que eligen al Frente Para la Victoria.
Macri recibe el apoyo en una recorrida por el interior del país. Jujuy lo marcó.
Desde el 25 de octubre, el formato de campaña del PRO se modificó. La catarata de propuestas para combatir la inflación, la inseguridad y el narcotráfico cedieron algo de terreno para dar lugar a las caravanas y los actos circulares. Esta última iniciativa, consiste en que Macri se ubica en el centro del escenario de forma tal que le permita girar 360º sobre su eje y dirigirse a todo el público presente. No se trata de actos masivos, sino íntimos, en los que el discurso apela a lo emotivo.
Macri, de caravana, aspira a lograr una conexión especial con el electorado.
Inclusive, el macrismo lanzó dos nuevos spots de campaña apelando a la emoción del público. Sin agravios ni críticas hacia el kirchnerismo, Macri promete cambios para que la ciudadanía “viva cada día mejor” e invita a los argentinos a “proponerse algo más que ganar la elección”.
De Estados Unidos para Argentina
“Sí se puede” repite Macri en cada relato. La iniciativa, a la que el PRO apeló tras la elección del 25 de octubre, mantiene un formato idéntico a la campaña presidencial “Yes we can”, del mandatario de Estados Unidos, Barack Obama. Esta idea sugiere transmitir positivismo a un electorado que descree de la posibilidad de imponerse en las elecciones.
Hacia este camino apunta el PRO. En el equipo de campaña amarillo están convencidos de que esta sensación de esperanza “no se producía desde 1983” con el regreso a la democracia y entienden que el fenómeno se debe a un cambio de época. La victoria de María Eugenia Vidal en la Provincia de Buenos Aires representó un quiebre en aquellos que no confiaban en la posibilidad de lograr un cambio y ahora se animan a soñar.
La victoria de Vidal, clave en las aspiraciones presidencial de Macri.
Uno de los principales armadores de campaña de Cambiemos expresó a BigBang que “la campaña del ballottage es la administración de la emoción del 25”, fecha en la que Macri consiguió volver a la carrera que parecía tener perdida y que volverá a disputar el 22 de noviembre. En tan sólo 13 días, se sumaron 60 mil nuevos voluntarios, que le posibilitan al espacio de Cambiemos tener un ejército de 900 mil voluntarios, equivalente a 3 fiscales por mesa.
Cierre de campaña
Para dar fin a una extensa campaña el jueves en Humahuaca, uno de los sitios predilectos del candidato, la puesta promete ser extraordinaria. Junto a representantes de pueblos originarios, el candidato de Cambiemos hará una ceremonia en el Monumento a los Héroes de la Independencia, con la quebrada de fondo y un escenario natural ideal para los fotógrafos.
Macri, junto a Gerardo Morales, recorren las tierras en las que se dará cierre a la campaña.
Estarán presentes las figuras más excluyentes del PRO y el radicalismo, que junto a Macri buscarán imprimirle un aspecto federal al acto de cierre. Como lo hizo en el tramo final, Macri apelará al sentimiento del electorado. Le dirá que se puede y le prometerá que lo mejor está por venir.
Cierre digital
Las redes sociales se convirtieron en un escenario de batalla para la campaña presidencial de Macri y Scioli. Por tal motivo, el jueves 19 a las 18:00, el PRO prepara un cierre digital que promete revolucionar las redes.
#YoCambio, el hashtag que utilizarán los seguidores de Macri en las redes sociales.
Cambiemos invitó a sus seguidores y votantes a que publiquen en sus cuentas de Facebook, Twitter e Instagram una imagen de Mauricio Macri con el hashtag #YoCambio.