La salida de Alfonso Prat Gay del ministerio de Economía, por pedido de Mauricio Macri, no sólo abre interrogantes sobre el futuro de una economía que no repunta. Además deja bien definidos dos bandos que existen dentro del gobierno: el de los ganadores y el de los perdedores.
Perdedores:
Prat Gay
Se fue sin poder mostrar los resultados que hubiera querido. La inflación bajó sobre todo como consecuencia de la baja de la actividad económica que provocó la devaluación y el tarifazo. Nunca pudo concentrar las decisiones económicas del gobierno. Ingresó con una cuota de poder dentro de un gabinete económico de seis ministros y fue perdiendo cada vez más poder.
La relación del Presidente con su ministro nunca fue la mejor.
Elisa Carrió
Casi sin aliados dentro del gabinete de Macri, la jefa de la Coalición Cívica había defendido su designación y se había convertido en el principal sostén político del ex ministro. Aunque habían tenido diferencias públicas, Carrió también había compartido actos con Prat Gay en momentos en que la soledad del economista ya resultaba elocuente. Estuvieron juntos en agosto planteando críticas al tarifazo y la necesidad de un control de precios sobre los supermercados. Pese a que formaron parte incluso del mismo partido, la diputada recibió el llamado del Presidente y salió a respaldar las nuevas designaciones.
El gradualismo
El ministro que se fue promovía un ajuste gradual y los nuevos funcionarios se ocupan de las finanzas.
La CGT
Nicolás Dujovne, el economista que reemplazará a Prat Gay, viene pregonando acerca de la necesidad de bajar el costo laboral, una materia que obsesiona al Presidente. No habría que descartar que -tras el acuerdo por Ganancias- el gobierno vuelva a la carga con una demanda del sector empresario que presiona por aumentar la productividad y avanzar con una reforma laboral que disguste al sindicalismo.
Carrió con Prat Gay en agosto. Era su respaldo pero Macri la convenció.
Ganadores:
Federico Sturzenegger
El presidente del Banco Central siempre se llevó mal con el ministro de Economía que se va. De escuelas económicas enfrentadas y trayectorias distintas, Sturzenegger decidió mantener alta la tasa de interés y pagar el costo de enfriar la economía para contener el dólar. Prat Gay nunca estuvo de acuerdo. Sturzenegger apostaba además a ocupar el Palacio de Hacienda.
Mario Quintana
El vicejefe de Gabinete de Marcos Peña absorbió desde el primer momento muchas de las tareas que Prat Gay hubiera querido concentrar. La última escena que dejó en claro el rol secundario del ahora ex ministro fue la negociación por la reforma del Impuesto a las Ganancias. Prat Gay había presentado un proyecto inicial que fracasó y terminó marginado por completo del acuerdo con la CGT. Fue Quintana el que ocupó su lugar. Junto con Gustavo Lopetegui -también vicejefe de Gabinete, pero más concentrado en los números de la economía y menos en la política- lo fueron dejando sin atribuciones.
Con Prat Gay fuera de foco, Quintana ocupó su lugar en la reforma de Ganancias.
El FMI
Dujovne promueve una nueva etapa en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional y sostiene que es momento de volver a endeudarse con el organismo de crédito internacional. Lo dijo en el programa Odisea Argentina, del que fue columnista hasta la semana pasada y lo repitió en una entrevista que concedió a la revista apertura. "Si el mundo se complica en lo financiero, más que hacer un ajuste fiscal, no va a quedar otra que acudir al FMI". Quizás Prat Gay no compartía esa idea o no estaba dispuesto a pagar el costo simbólico de volver a pedir prestado al Fondo.
El que ganó y perdió
Para Macri, la salida de Prat Gay tiene una doble lectura. Por un lado, separó de su cargo a un funcionario que desde el primer momento había reclamado mayor poder y protagonismo del que el Presidente estaba dispuesto a concederle.
Por otro lado, al pedirle la renuncia, tuvo que asumir que el primer año de Cambiemos en el gobierno no cumplió con las metas que se había fijado en materia económica: ni lluvia de inversiones, ni recuperación económica ni baja de la inflación acorde con las expectativas, ni reducción del déficit fiscal.