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Política

Macri y la intimidad del poder: de House of Cards a la obsesión por la inflación

Cómo son los días del Presidente en la quinta más poderosa del país. Charlas con funcionarios, sus obsesiones y de qué se arrepiente. La utopía que lo desvela y cuánto cree que se "robó" el kirchnerismo.

28 Abril de 2016 19:07
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Un enorme retrato de San Martín vigila a Mauricio Macri desde la espalda. Está detrás suyo, sobre su escritorio de la oficina del edificio de Jefatura, la “sucursal” de la Casa de Gobierno que funciona en la Residencia de Olivos. Allí también hay fotos de su familia, una enorme maqueta de un tren, muchos documentos sobre su escritorio de vidrio negro y un cuadro posmoderno con La Bombonera. Una estatuilla del Quijote de la Mancha descansa sobre la pequeña mesa que da al parque. En su oficina todavía están los sillones cremita que usaba Cristina Kirchner, pero es posible que en las próximas semanas los cambien. 

El helicóptero presidencial en la Quinta de Olivos.

Allí, en el despacho presidencial pasa muchas de sus tardes reunido con sus principales funcionarios, algunos empresarios y sus más estrechos colaboradores. Su secretaria histórica, Anita Moschini, no sólo le comunica los llamados y le lleva la agenda, también entretiene a Antonia, su hija, que corre de un lado al otro. Es como su abuela política. La nena va y viene de Jefatura a la Residencia de huéspedes, donde el Presidente vive hasta que terminen -en los próximas días- las refacciones de la Residencia principal.

Anita Moschini, la abuela política del Presidente. Hasta cuida de Antonia.

La obsesión presidencial

Macri transita estos días con una obsesión principal: necesita cumplir su promesa de que en 90 días se “desplome” la inflación, promediando los dos puntos mensuales. Sabe que abril será el peor mes de su gestión económica, con una alza de más del 6% y que, a partir de mayo, deberá estabilizarse encontrando el equilibrio en el segundo semestre, como repitió públicamente. Su verdadero desafío económico es en julio, cuando se conozca el alza de precios de junio. Seis consultoras privadas, dicen sus asesores, coinciden con su diagnóstico. 

La cancha de tenis, en el área recreativa de la residencia donde habita el poder.

Charlas de quincho

En algunas de las charlas que tiene con sus ministros Macri analiza todo el tiempo el flujo de la opinión pública en función de los estudios que encarga su Jefe de Gabinete, Marcos Peña, un histórico amante de las encuestas. Sobresale en los diagnósticos que el Gobierno no sólo está pendiente de lo que piensa y qué expectativas tiene la clase media, el Presidente todo el tiempo ensaya sobre cómo pegan sus medidas en el “círculo rojo”. Su inquietud es dual: cada cosa que dice la justifica desde lo que cree que piensan los sectores medios de la sociedad y los empresarios. 

Macri suele charlar con los funcionarios más cercanos. A ellos les revela sus obsesiones.

La utopía del cohete a Marte y la cifra nefasta

Hace unos días le contó a uno de los empresarios más importantes del país, amigo suyo desde el secundario, que para que este país salga adelante es necesario mandar a 7.500 argentinos en un cohete a Marte, borrarlos del mapa. En la lista hay empresarios, políticos y también periodistas. 

A estos últimos los responsabiliza por no denunciar que el kirchnerismo dejó fundido al país.

La residencia oficial, aún en remodelación, a la que el presidente y su familia se mudarán en los próximos días.

Hace poco le acercaron un cálculo con un estimativo sobre la cantidad de dinero que “desapareció” del Estado por culpa de la corrupción. La cifra mágica (o nefasta) es de 70 mil millones de dólares. Para dejarlo claro: eso es lo que piensa el Gobierno que se robó el kirchnerismo. Hay muchas sospechas, pero nada comprobado aún. Como contrapartida Macri suele repetir en reuniones que, por ejemplo, el plan para llevar cloacas y agua potable al 70% de la provincia de Buenos Aires cuesta 13 mil millones de pesos por año. Casualmente ayer la gobernadora María Eugenia Vidal junto a Edgardo Cenzón, su ministro de infraestructura, anunciaron el plan hídrico para la Provincia. 

En privado, Macri les contó a su entorno de qué está arrepentido.

¿De qué se arrepiente Macri en estos casi cinco meses de gestión? Precisamente de haber asistido financieramente a Vidal para que pueda pagar el aumento docente y que empiecen las clases. Discutió durante días el costo de transferir la plata. Quería que las clases empiecen pero también que los bonaerenses sepan que Daniel Scioli dejó (más) fundida la Provincia de lo que se sabe. Finalmente envió los fondos. “Si hubiera ganado Daniel, esto hubiera estallado como con Dilma en Brasil”, le dijo a un Secretario de Estado hace unos días. 

"Si hubiera ganado Daniel, esto hubiera estallado como con Dilma en Brasil

Macri ve poca tele a la noche, escucha radio a la mañana y sólo se entretiene mirando series de Netflix con su mujer Juliana Awada. Se enloqueció con Breaking Bad, terminó la tercera temporada de House of Cards, disfrutó con Revenge, descubrió Borgen y ahora mira (a veces de a tres capítulos) Vikings, poblada de invasiones, mujeres hermosas y alto contenido sexual. Cuentan en Olivos que cuando se instaló hace semanas colapsó el wifi de la Residencia por el alto consumo de la plataforma para mirar series.

Borgen una de las serie que fascina al Presidente.

¿Qué piensa de Cristina? Sus funcionarios aseguran que tiene una visión más práctica que política: si la Justicia investiga y la ex Presidenta termina presa no sólo servirá como un perfecto símbolo de la condena a la corrupción de su gobierno, también será una buena metáfora para “asustar” a los funcionarios “revoltosos” que ya detectó en su gestión.

Es posible que muchos vicios del pasado sigan circulando dentro del Gobierno, es la lógica de la política. Pero al menos en la intimidad, Macri le prometió a su equipo que con ese tema será implacable. Ojalá cumpla la promesa.