Macri atraviesa sus días envuelto en una dramática sensación desencadenada por gobernar en medio de la penumbra. La oscuridad lo acecha todos los días. En lo simbólico, por la herencia que dice haber recibido del kirchnerismo -tiene que revisar 24.000 contratos en busca de ñoquis, por ejemplo- y también en lo concreto: le preocupa la poca luz natural que irrumpe por la ventana en su flamante despacho del primer piso de la Casa Rosada.
Por estas horas los expertos en decoración de la casa de Gobierno trabajan en algunos retoques para que su oficina pueda tener más iluminación natural. Quizá haga alguna modificación sobre el oscuro revestimiento de madera que viste su despacho o implemente un sistema nuevo de luces. El Presidente detesta la penumbra.
El Presidente detesta la penumbra y en su despacho hay poca luz.
De hecho, un equipo comandado por Teresa de Anchorena -ex legisladora de la Coalición Cívica y a punto de asumir como directora de Patrimonio Histórico- organiza la redecoración de su despacho.
Un destino similar correrá la residencia de Olivos. Desde hace unos días su mujer, Juliana Awada, mantiene charlas de WhatsApp con su Secretario General, Fernando de Andreis. Avanzan con los trámites con diversas casas de decoración para cambiar algunos muebles, cortinados, piso y otros detalles de la residencia donde vivirá por cuatro años. Deberán, además, eliminar la humedad de las paredes y proveer algunos electrodomésticos.
Mientras terminan las obras, Macri abandonó su departamento de Recoleta por cuestiones de “seguridad presidencial”. Los protocolos no recomiendan que un Presidente viva en un departamento. Por eso se instaló en Los Abrojos, su más íntimo refugio en Malvinas Argentinas.
Se mueve en uno de los tres helicópteros que tiene a su disposición. El principal es el mítico Black Hawk.
Custodiado
En los próximos días también terminará de constituir el cuerpo de custodios que se encargará de su seguridad. Hoy, usa agentes de la Metropolitana, de la Federal y de la bonaerense, para Los Abrojos. Es inminente el nombramiento del nuevo titular de Casa Militar, que tiene a cargo la seguridad presidencial. En la Casa Rosada ya se habla de un militar con nombre francés, Jean Pierre. Algunos macristas, consternados porque acaparará todo la atención femenina, lo bautizaron antes que asuma como “James Bond”.
Una de las preocupaciones del Presidente es resolver su movilidad. No sólo en la tierra, sino también en el cielo. Ya ordenó pedir a Peugeot, Citroen y Volkswagen una nueva flota de 408, C4 y Vento. Serán prestados en comodato.
Para viajar al exterior, Macri no usará más el Tango 01. La nave consume incalculables recursos. Necesita más de una decena de personas como tripulación y, además, en pocos meses debe someterse a un mantenimiento que dura tres meses y cuesta casi US$ 20 millones. Tiene 30 años y sólo vale por el peso de su aluminio.
Sus secretarios tejen las proyecciones de los costos para comprar una aeronave eficiente, moderna y pequeña.
Gulfstream G 650, uno de los aviones que miran los asesores del presidente.
?Miran con interés el Gulfstream G 650, que cuesta unos US$ 60 millones nuevo y la mitad usado. Puede hacer vuelos sin escala hasta Moscú y tiene 14 butacas, además de un dormitorio para el Presidente. Es el mismo que usa el empresario Eduardo Eurnekián en sus viajes de negocios. Macri, formado en el mundo corporativo, ahora también quiere el suyo.