Volvió a jugar. Y su equipo ganó. Como suele ocurrir. Con su rodilla ya recuperada, el presidente, Mauricio Macri, jugó parte del primer tiempo y el comienzo del segundo en el clásico ya “picadito” en Olivos donde los funcionarios más importantes del país pasan 80 minutos disputando una pelota de fútbol y no presupuestos u organigramas.
Mauricio Macri despuntando el vicio con la pelota.
Como viene ocurriendo, el equipo de la Casa Rosada le ganó al combinado de funcionarios y asesores 4 a 2. Un entusiasmado jefe de Estado no se lució pero dio buenos pases. La figura fue Fernando de Andreis, el secretario General de la Presidencia, quien metió un par de goles. Varias ausencias en el equipo de Casa Rosada obligaron al ministro del Interior, Rogelio Frigerio, a jugar de 2 y de 5, donde no acostumbra a jugar.
Fueron dos tiempos de 40 minutos cada uno.
El presidente entró en el primer tiempo, casi a la mitad del cotejo. Y arrancó el segundo pero no lo terminó. El equipo de Casa Rosada, con Macri en cancha, no logró tomar ventaja. Pero lo logró cuando salió el presidente.
El equipo del presidente ganó 4 a 2.
“Al menos no se perdió un penal como el año pasado”, se mofaba un funcionario ante BigBang, quien recordaba cuando el ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile, se quedó con un malogrado penal que el presidente dejó en sus manos.
Como sea, en el partido de ayer por la noche en el equipo que enfrentó a la Casa Rosada se destacó “Nacho” Pérez Riba, el jefe de asesores del ministerio de la Producción. “Un grandote habilidoso”, lo describen los funcionarios. Pérez Riba venía de festejar los anuncios de su jefe, Francisco “Pancho” Cabrera (quien prefiere jugar al polo) y fue una de las figuras. Su padre, uno de los hombres fuertes de la Cámara de Importadores, también festeja que su hijo esté en un ministerio que regula la entrada y salida de productos.