El expresidente Mauricio Macri arribó este lunes al país después de estar más de un mes en Europa como consecuencia de sus funciones como presidente de la Fundación FIFA y las restricciones que rigen en el país para el ingreso de los pasajeros como forma de mitigar la llegada de la variante Delta del coronavirus (Covid-19).
La llegada fue hoy cerca del mediodía en un vuelo proveniente de Madrid, ciudad a la que Macri había llegado junto a su esposa, Juliana Awada, y la hija de ambos, Antonia, horas antes desde Zurich, Suiza, a donde tuvo que ir por sus compromisos en la FIFA.
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Tal y como establece la normativa vigente en la provincia de Buenos Aires, en donde reside, Macri tendrá que someterse a un aislamiento de siete días. Finalmente estará en la casa que alquila en Acassuso, localidad de Vicente López. Si bien tiene pensado meterse de lleno en la campaña de forma virtual la primera semana, el político tiene en agenda una serie de recorridas tanto en territorio bonaerense como también en la Ciudad.
En el cierre de listas, distanciado por miles de kilómetros de distancia, literalmente, el ex jefe de Estado tomó una actitud más pasiva en lo que fue la disputa por los lugares en las listas. Solamente pidió por dos personas puntuales. Que su secretario privado Dario Nieto esté en un puesto entrable para ingresar a la Legislatura porteña y que el extitular del Sistema de Medios Públicos, Hernán Lombardi, ingrese a la Cámara de Diputados.
En el camino, perdió varios de los alfiles que supo tener en las últimas listas, como es el caso de los diputados nacionales Ezequiel Fernández Langan, Maria Carla Piccolomino o Carmen Polledo, quienes fueron quedado afuera de las nominas de Juntos por el Cambio. Polledo es además un caso aparte debido a que es un mix entre Macri y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.
Desde Suiza, Macri tampoco tuvo un rol preponderante en los cierres de listas en el resto de las provincias. Personalmente, según reconstruyó este medio, se encargó de llamar para “ordenar” en Mendoza y en Salta; también mandó “voceros” a transmitir su opinión en La Rioja y en Catamarca con los socios locales de Juntos por el Cambio. La intención de Macri es remarcar que no necesita fueros y que por eso desistió de una candidatura aunque ofrecimientos hubo.
Lejos de los primeros planos, tras este regreso tendrá como objetivo apuntalar la candidatura de Diego Santilli en el interior de la provincia de Buenos Aires. Tal y como le sucede también al presidente Alberto Fernández, la imagen de Macri en le conurbano bonaerense dista de ser la mejor. Por eso procurará guardarse.
En Juntos por el Cambio, desde todos los partidos, dan dos explicaciones. La primera tiene que ver con los conceptos que vertió Macri en su carta pública semanas antes del cierre de listas en donde llamó, básicamente, a dejar las diferencias y los egos personales de lado para buscar consensos.
"Siempre es difícil definir una estrategia electoral y elegir los candidatos", fue una de las frases con las que arrancó la carta que melló directo en el corazón de Juntos por el Cambio. "Y es más difícil aún en una coalición tan grande y diversa como la nuestra, pero estoy seguro de que se logrará armar una propuesta de equipo con lo mejor que tenemos y que todos trabajaremos desde donde nos toque", prosiguió en otro de los pasajes.
“Fue coherente con lo que dijo antes de viajar. Se mantuvo en esa línea cuando podía ser un poco más duro. Optó por otro camino”, consideró uno de sus colaboradores más estrechos. “Se termina la misión y chau”, fue la forma en la que uno de los macristas de la primera hora que empiezan a dejar espacios resumió lo que significó ese cierre de listas.