"Llegaron 1.100, se fueron cinco, o sea que el saldo es 1.095 positivo", disparó Sergio Massa, candidato del Frente Renovador, cuando le consultaron por la cantidad de dirigentes que abandonaron el barco en la Sociedad Rural de Río Cuarto, tierra amiga desde su alianza con el gobernador José Manuel De la Sota. Consultado por la matemática empleada para arribar a ese número final, Massa dijo que no contó a la gente que llega de la mano del acuerdo con el cordobés. Un optimista.
Números. Para llegar al balance final, Massa dijo que no contó a los que llegan de la mano de De la Sota.
El último dirigente de peso en irse del Frente Renovador fue el jefe de campaña, Juan José Álvarez, que estaría desembarcando en las filas del sciolismo. La campaña quedó en manos de Malena Galmarini, la esposa del candidato. El anterior emigrado es Darío Giustozzi, uno de los fundadores de este espacio político. Su partida dejó heridos puertas adentro: “Unos días antes arengaba a la gente y después se fue de esa manera. Muchos se enteraron por el diario que nos dejaba”, dicen en off.
El ex intendente de Tigre fue más allá de la subestimación a las bajas, y desafió a los emigrados: “Me gustaría verlos el 10 de junio, cuando cierren los frentes electorales”.
Otros tiempos. Massa y Giustozzi, cuando aun compartían espacio político.
En el Congreso Imagina Argentina organizado por la Fundación Agropecuaria para el desarrollo de Argentina (FADA), Massa ratificó sus candidatos a la gobernación y la intendencia cordobesa: “Estoy seguro de que (Juan) Schiaretti es el mejor gobernador y Olga (Riutort) va a ser la intendenta de Córdoba”.
Acompañado en su recorrida por Martín Redrado y entrevistado en el evento por la periodista Nancy Pazos, Massa resaltó: “Creo en los acuerdos y en la gestión del Estado como forma de construir el desarrollo de nuestras ciudades provincias y todo el país. Si podemos imaginar y trabajar en una Argentina con el Estado como un puente de desarrollo, vamos por buen camino”.