15 Mayo de 2021 08:00
Matías Tombolini, vicepresidente del Banco Nación, lanzó su quinto libro, La otra campana, a través del cual busca analizar las decisiones de Alberto Fernández en el marco de la pandemia.
La posibilidad de pensar la nueva normalidad también está presente en el volumen, apoyándose en buscar una forma de contar el presente diferente a la que el economista llama "la narrativa de la bronca".
"Creo que la calidad del debate político mejoraría si estuviera más ajustado a los datos", le explica en ese sentido a BigBang. "Si me decís, como Donald Trump, que Obama no nació en Estados Unidos o que hay que tomar lavandina para curarte el coronavirus, estás ya completamente alejado de la realidad. Y esto es un problema global. En este punto el periodismo es fundamental, más allá de la manera de pensar de cada uno o de su línea editorial, el hecho de habilitar o no el uso de datos es esencial".
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Desde ese panorama, Tombolini reflexiona sobre la manera en la que la posverdad se vuelca en el discurso político para cambiarlo tal vez para siempre. Así, para él, "había un criterio de verdad en la vieja retórica política, en donde no se había muerto la idea de verdad como en este momento. La micro-segmentación de audiencias que te provee la capacidad de observar el comportamiento de las personas en las redes y en Internet, te permite adaptar y armar la realidad que vos querés".
En este punto, el economista apunta a una de las ideas centrales de la obra del filósofo coreano Byung-Chul Han: que la libertad es ilusoria porque se ejerce dentro de un menú de acciones previamente determinadas.
"Hoy la discusión pasa por ese menú. Te sentís libre en el contexto de una ficción", subraya Tombolini. "Dicho esto cuando vas al terreno de la compulsa, la discusión política, hay una búsqueda de conectar con el sistema límbico, con la búsqueda de 'me gusta' permanente. Es por eso que muchas veces cuando el gobierno gana el partido, parece que estuviera perdiendo".
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El funcionario, en este punto, arroja cierta autocrítica sobre el discurso del gobierno frente a la oposición. "Creo que nosotros nos tenemos que concentrar en los problemas que tiene la gente para que estamos gobernando, y no en responderle a Patricia Bullrich", advierte. "El gobierno, a veces, se queda en una retórica de generalidades que no conectan con los problemas de nadie. Me parece que, tal vez, la respuesta está en pedirle propuestas a la oposición, y en intentar contarle a la sociedad que estamos haciendo lo que creemos que es correcto, no lo que nos conviene".
"En la política actual estamos muy preocupados en contar lo que va a pasar porque necesitamos buenas noticias", agrega. "Y gobernar no es dar explicaciones, muchas veces es también saber decir que no. Alberto muchas veces anunció cosas que no pasaron porque no le cumplieron lo que habían firmado. Pero también hay que comprender que existe un enojo que es imposible de resolver. En el libro trabajo el ejemplo de la Segunda Guerra Mundial, cuando Winston Churchill ganó la guerra y perdió las elecciones: si hacés lo correcto muchas veces a la gente no le gusta".