Mayra Arena se hizo conocida a través de una charla para la organización XTED que dio en el año 2018. Esa presentación alcanzó la friolera de 5.500.000 reproducciones. Estos eventos se desarrollan en distintos rincones del mundo y tienen como fundamento difundir conocimientos vinculados a la Tecnología, el Entretenimiento y el Diseño (TED). Mayra fue convocada para contar su experiencia de vida bajo el título: “¿Qué tienen los pobres en la cabeza?”. Hoy, su perfil en twitter dice: “Consultora. Me pudrí de la charla TED”.
Acordamos la entrevista durante la mañana y mientras esperamos nuestro turno está brindando otra por una radio: “Salgo de una y entro en otra”, señala. Cercana a Daniel Scioli y también a un ladero de Sergio Massa, milita la campaña poniendo la voz: “Alguien tiene que salir a poner la cara después de las elecciones”.
Luego de esa famosa conversación pública trabajó unos meses en la justicia, pero no se sintió cómoda. Poseedora de un conocimiento ligado al entorno donde se desarrolló: con los sectores pobres, en las villas y marginados decidió ofrecer sus saberes a empresas como especialista en consumo masivo. Con puntos de contacto con la propuesta que plantean los movimientos sociales como el Evita y la UTEP, pone el foco en el monotribustista y en el trabajador en negro.
También se refiere a alguna legislación diferenciada para los pequeños comercios en contra de la litigiosidad, como lo hizo en los últimos días de campaña Juan Grabois. “Debe haber un aumento por decreto. Las empresas están en condiciones de hacerlo con un salario de u$s 200 dólares”, afirma sin vueltas. “Argentina lo puede hacer por los beneficios de los acuerdos con el FMI” reflexiona Arena. Ve a Javier Milei como un dirigente carismático y creíble: “Es casi como un niño, tiene una cosa de autenticidad que otros candidatos no tienen”. Por último, asegura que “revertir el resultado dependerá de la rapidez con que se tomen las medidas”.
-Te referís a los sectores populares de otra manera, te sentís inmersa de otra manera en ese sector de la población. ¿Por qué?
-Porque nunca necesite ponerme guantes para referirme a algunos temas. Por ejemplo, tanto por izquierda como por derecha vas a escuchar que algunos te dicen; sectores populares, campo popular. Y otros te dicen sectores vulnerables, sectores menos favorecidos. Tienen miedo de decir la palabra pobre. Ni hablar los que profundizan y los nombran como los invisibles, alguno de los conceptos de Galeano (Eduardo). Todo ese universo de guantes o de delicadeza para referirse a pobreza, a barrios pobres, villas, a ranchos, me parece que es una cosa culposa que y no cargo con eso.
-¿Hablás entonces sin eufemismos, en crudo?
-A la pobreza la llamo pobreza, a la villa la llamo villa. Trato de no ponerle disfraz, ni más lindo ni más feo, si no de acercarme a la palabra que más se acerque al concepto real. Si me decís la palabra popular no sé lo que es, se ha reconfigurado. Se la adueñaron quizás lo que sintieron que fueron a la universidad por las políticas del último gobierno kirchnerista, que está muy bien. Pero quedó para ese sector. ¿Y para los sectores más pobres? ¿Decís popular y se sienten ellos dentro de la palabra o no saben de lo que les están hablando?
-Leí que vos pensás que ven en Javier Milei una figura “similar” al Juan Domingo Perón de sus orígenes. ¿Crees que lo miran desde una perspectiva ideológica o de imagen?
-Hay un poco de las dos. Siempre en teoría política hay un liderazgo más carismático, un liderazgo más ideológico y Milei come un poco de todos lados, es un gran “atrapatodo”. Tiene gente que lo sigue ideológicamente porque diversifica la economía. Entonces, aunque no entienda todo, se entiende respetado como interlocutor. Además, te explica lo que va a hacer o las teorías de lo que va a realizar. Y por otro lado, es muy carismático, es muy genuino. Hay que reconocer que uno lo puede ver a los ojos y darse cuenta cuando se emociona, cuando le dan un regalo, una muestra de cariño.
-¿No está impostado?
-Es casi como un niño, tiene una cosa de autenticidad que otros candidatos no tienen. Y ese look, ese pelazo que tiene, esa pilcha que se pone, que es distinta. No se pone tanto saco y corbata, sino anda con su camperita de cuero. Es todo un personaje con carisma. Hay mucho de liderazgo carismático y una parte del ideológico. Por eso es tan fuerte, porque atrapa desde varios lugares. Y también no nos olvidemos de los morbosos, aquellos que quieren ver que quiere hacer este loco.
-Estás trabajando para revertir ese voto. ¿Qué perspectivas hay de cambiarlo?
-Si no te animás a proponer algo distinto, innovador, a proponer que cosas nuevas vas a hacer de la política... A tirar, sobre todo, un par de medidas que calmen lo agobiante de este momento tan inflacionario y con la criminalidad tan central en las noticias. Si no tomás esas decisiones que pueden llegar a tener peso, estamos ante un candidato que tiene serias chances de ganar en primera vuelta.
-¿Hay tiempo para hacer eso? ¿Lo visualizás?
-Sí. Porque el tiempo en Argentina es tiempo perruno. Es decir, un mes acá es como siete meses en otro país más tranquilo. Pero hay que ver si hay decisión política y presupuesto. Las dos cosas.
-¿Hay alguna medida que pienses para el sector que está en el trabajo informal?
-Lo pedí hace dos años y lo vuelvo a pedir ahora. El sujeto de derecho protagonista de campaña tiene que ser el monotributista o el laburante en negro, que ni siquiera llega a ser monotributista. Porque esos ocho millones de personas que trabajan todos los días, muestran porque estamos ante niveles de desempleo históricos. Acá hay gente que labura en este país más allá de los mitos que quieras. Esa persona que no es registrada o que se tiene que registrar a sí misma se paga el monotributo. Además, tiene que facturar a empresas distintas para que los patrones se aseguren que no exista la manera de probar la dependencia.
-¿Cómo se sigue entonces?
-Bueno, ¿Por qué no se piensa en esos sectores? ¿No se toma una decisión política de incluirlos en las garantías que le están faltando? Ese tipo que no va a laburar un día, dos días, tres días, se llega a enfermar o tener un accidente cae rodando cuatro clases sociales. ¿Porqué no hay una garantía para él? El próximo sujeto de derecho tiene que ser el monotributista o el que se autoemplea, porque son los que satán moviendo la maquinaria del trabajo en negro de la Argentina. Son los que hacen que se sostenga todo esto. Parece una mentira que salimos y hay actividad en todas partes. Para que un restaurante esté lleno, adentro tiene que haber ocho tipos laburando en la cocina. Y es muy probable que los ocho estén en negro con un sueldo por debajo de la línea de pobreza, Y no les estamos hablando a esos.
-¿De dónde tendría que salir ese dinero?
-Te entiendo, pero yo no soy una persona con responsabilidad política como para decirte eso. No trabajo en el Estado solo soy una militante peronista.
-Lo sé. Pero en estos años hubo gente que se benefició con la pandemia. Hubo un año de crecimiento del 11%, otro del 6% y otro del 2%, como nunca habíamos tenido. Y sin embargo los sueldos en blanco están por debajo de la línea de la pobreza.
-Para mí debería haber un aumento por decreto. Y trabajo en mi consultora para empresarios grandes. La mayoría te reconocen que los salarios los están pagando sin un mínimo esfuerzo. Es más, algunos te reconocen que los salarios son un costo marginal. Y entonces cauno vez es te das cuenta que podría haber sin tanta presión o quizás sin tanto conflicto un aumento por decreto. Yo creo que pasar el salario de u$s400 a u$s 600 es una puja por la que podés ligar una guerra civil. Ahora, en este momento con sueldos de u$s 200 me parece que es casi una obligación moral de un Gobierno peronista aumentarlo por decreto. No se está poniendo en riesgo a las empresas, lo que si las pone en juego es la litigiosidad que tampoco se está solucionando y las empresas pequeñas podrían generar más empleo si lo solucionan.
-¿Hay un límite para esas medidas?
-Me parece que hay un montón de cosas y medidas que se pueden tomar sin poner en riesgo los famosos objetivos que nos piden también el FMI. Sabemos que en este momento Argentina tiene un montón de presiones para por sostener ese riesgo país y esos beneficios que nos da cumplir los acuerdos internacionales.
-¿Cómo se podría recuperar el voto desde el punto de vista del discurso? ¿O no tiene que haberlo?
-El mejor discurso es la buena gestión. Y ahí sí estamos un poco cortos de tiempo, me parece que hay que tomar decisiones ya mismo.
-Estuviste trabajando con Daniel Scioli antes que bajara su candidatura. ¿Cómo vas a laburar en la campaña? ¿Vas a participar? ¿Vas a dar una mano?
-Sí, estoy dando una mano desde hace rato, tengo una excelente relación con Daniel Scioli. También tengo una excelente relación con Raúl Pérez, uno de los armadores de Sergio Massa. Todo esto que sé, que en mi consultora lo hago para ganar plata y pagar el alquiler en el sector privado, toda mi consultora y mi estructura la he puesto a disposición de la campaña. Es más, pido que me soliciten más cosas todo el tiempo porque estoy para laburar veinte horas por día y para hacer lo que haga falta. Ahora en este momento no hay caras para dar explicaciones de la derrota, nadie quiere dar notas. Una de las cosas que estoy haciendo es esto, cortar con vos y hablar con otro. Y habar con vos y venir de una entrevista con otro medio, Hay que bancársela, respetar al electorado. Hay que respetar porque tomó las decisiones que tomó y comprenderlas. Y tomar decisiones para aquellos que están indecisos, están inseguros, los que no quieren ver el país arder y no quieren morbo, nos elijan a nosotros y tengamos la posibilidad de pelear el ballotage.
-¿Y pelear en un ballotage habilita ganar el 19 de noviembre? ¿Hay posibilidades de disputarlo si se toman las medidas que estás planteando?
-Hay algo espiritual de lo que advertí hace unos meses en una nota con La Nación. Yo señalé el efecto contagio que generan los convencidos. Vos escuchás a un tipo, una tipa, un joven recontra convencido de votar a Milei y te provoca. Si estás en duda escuchar a alguien tan seguro, tan entusiasmado, te produce el efecto contagio. Las victorias también tienen un efecto contagio y que haya salido primer es una gran fuerza impulsar de que junte más votos. Hay quienes sienten ese impulso de votar al ganador, ser parte del triunfo. Entonces sabemos que Milei cuenta con esa ventaja, y esa ventaja que tenemos nosotros es tener los fierros del estado. Pero con una economía que vuela y una inflación implacable los fierros se ponen pesados.
-¿Cómo le explicás a la gente que el que es ministro de Economía va a realizar algo distinto desde el 11 de diciembre?
-El mismo lo tiene que decir y él mismo tiene que decir todas las cosas distintas que va a hacer.