11 Mayo de 2023 14:58
El reconocido recurso de los memes que muestra cómo unos lentes negros se posan sobre los ojos de alguien que acaba de darle una lección a otra persona, bien podría graficar lo que sucedió durante la mañana de este jueves en el Congreso Nacional. Es que, durante una sesión en Senado, Martín Lousteau le hizo un reclamo a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, y la respuesta de ella, fue una domada tal, que se viralizó rápidamente por todas las redes sociales.
El planteo venía desde el lado de que el senador quería poner palos en la rueda a la ponencia del jefe de Gabinete, Agustín Rossi, ante la Cámara Alta, y fue por eso que reclamó que no había quórum para que se dé la instancia legislativa. El problema fue que su reclamo escondía un error protocolar, ya que en el caso en particular de una exposición del Poder Ejecutivo como la que estaba organizada, no requería de tener un número específico de legisladores presentes.
La oportunidad de hacerle una chicana no fue desaprovechada por la mujer que fue dos veces presidenta del país, quien enseguida después del planteo opositor lanzó una sentencia en tono jocoso para dejarlo en evidencia. "Senador, ya debería haber aprendido que no hace falta quórum para la sesión del día de hoy", expresó ante su micrófono.
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En ese momento Lousteau, que quedó evidentemente ofendido por la chicana de la vicepresidenta, tenía dos caminos posibles: el silencio y aceptar su error, o la respuesta y provocar que el ida y vuelta continúe. Fiel a su trayectoria de equivocaciones, el senador eligió la opción más complicada y espetó su respuesta con la seguridad de que iría a dejar callada a su rival política: "deberían haber aprendido de economía, también".Después de la atrevida respuesta del marido de la actriz Carla Peterson, el rostro de CFK se transformó. Sus labios se movieron como buscando en su mente qué decirle ante semejante desubicación y atropello. Aunque enseguida las palabras le vinieron a la mente, como los lentes negros de los memes, y se las escupió en la cara: "Me enseñaste vos con la 125".
La referencia viene de cumplir 15 años. Es que, justamente y para quienes no lo recuerdan, la 125 fue la resolución que el 11 marzo de 2008 desató un conflicto con las patronales agrarias nucleadas en lo que se denominó la Mesa de Enlace, un espacio inter gremial que al díoa de hoy subsiste y está compuesto por la Sociedad Rural Argentina (SRA), la Federación Agraria Argentina (FAA), la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro) y las Confederaciones Rurales Argentinas (CRA).La medida estaba amparada en el altísimo precio de la soja en la Bolsa de Chicago, que subía sin parar y buscaba ampliar las retenciones a las exportaciones agrarias. Ya el presidente Eduardo Duhalde en 2002 había definido que el porcentaje estaría en un 20 por ciento, aunque la iniciativa propuesta en 2008 las establecía en porcentajes más altos que subían de acuerdo al precio internacional de los commodities.
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El intento de incrementar los impuestos contra el campo impulsaron una rebelión agraria que fue el primer golpe real que enfrentó el kirchnerismo en términos de hegemonía política. Los tractores en la calle, las rutas cortadas y las movilizaciones masivas contra el Poder Ejecutivo, comenzaron a hacerse un actor cada más presente en los intentos de desestabilización en la oposición al modelo económico.Lo peor de todo fue que, los primeros momentos de la medida hasta hubo razones para hacerlo, ya que la resolución tenía errores técnicos que había cometido su autor. ¿Y quién era este? El mismísmo Lousteau, quien en aquel entonces oficiaba de ministro de Economía de Cristina. En el kirchnerismo terminaron cambiando el proyecto -y también al ministro-, pero ya era tarde y las movilizaciones impedían que se ampliaran los gravámenes agrarios en la puerta de una crisis financiera global.
Con este antecedente en su haber, la decisión de Lousteau de retrucarle la chicana a la vicepresidenta fue un grave error. Otro más en la historia del economista, aunque es probable que este no genere una grieta que persiga a los argentinos y las argentinas hasta el día de hoy.