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Menéndez, el siniestro genocida que consideraba a Videla un "blando"

Tuvo a su cargo la represión de la dictadura en 10 provincias argentinas. Fue condenado a 13 cadenas perpetuas y tenía además otras dos a 20 años de prisión. Las acciones y las ideas de un genocida.

por Daniel Riera

27 Febrero de 2018 11:50

Fue uno de los protagonistas más siniestros del genocidio de la última dictadura, un asesino orgulloso que nunca dejó de reivindicar su "gesta" y que se creía un patriota. Pasó la última etapa de su vida acumulando sentencias a cadena perpetua, por los homicidios, desapariciones forzadas y secuestros mientras estuvo a cargo del Tercer Cuerpo de Ejército.

Llegó a tener 13. Alcanzaría  la causa de La Perla para que fuera responsable de 282 muertes. Sólo lo llorarán los partidarios de la muerte. Tenía 90 años y los familiares de sus víctimas le deseaban una larga vida, que al menos llegara hasta los 150 para pasárselos en la cárcel.  Murió mientras pagaba por sus crímenes. Murió hoy, hace un rato. No se puede describir a semejante bestia en pocos minutos, de acuerdo con la urgencia que requiere, a veces, un portal de noticias. Sin embargo, algunos datos y episodios de su vida y hasta sus propias palabras sirven para describirlo con precisión.  

La soledad del genocida que espera la sentencia. 

El proyecto documental desaparecidos. org da la pauta de hasta dónde llegó el poder de Menéndez. "Luciano Benjamín Menéndez fue Comandante del Tercer Cuerpo del Ejército desde septiembre de 1975 hasta septiembre de 1979. Esta repartición tuvo epicentro en Córdoba, pero abarcaba a 10 provincias del Noroeste y Cuyo. Su jurisdicción comprendía a Jujuy, Salta, Catamarca, La Rioja, San Juan, Mendoza, San Luis, Córdoba, Santiago del Estero y Tucumán. También tuvo el control operativo de las Fuerzas Armadas y de Seguridad en el territorio de la zona 3. Fue responsable de todos los campos de concentración que funcionaron en las provincias que abarcaba el III Cuerpo, entre ellos "La Perla" (a 15 km. de Córdoba, por donde pasaron más de 2.200 personas durante el período de la Dictadura). Supervisó y dirigió personalmente las torturas y los fusilamientos."

En su época de gloria, la dictadura, saludando a una fan.

En la interna entre "halcones" y "palomas" que dividía al ejército durante la dictadura, Menéndez estaba -junto con Guillermo Suárez Mason- del lado de los "halcones", los que querían una dictadura eterna. Entre las "palomas", que aspiraban a una salida "democrática" al cabo de unos años, bajo la tutela de las Fuerzas Armadas, estaba Jorge Rafael Videla. Al lado de Menéndez, Videla era considerado un "blando".

Menéndez

En uno de los 13 juicios en los cuales fue condenado por la Justicia. 

Menéndez fue el autor del "Pacto de sangre": comprometió a todos y cada uno de sus hombres a matar gente, para que todos tuvieran las manos manchadas de sangre, de forma tal que nadie pudiera hablar en el futuro, cuando se terminara el poder omnímodo de las Fuerzas Armadas.

Menéndez fue un fabricante de asesinos. Fue responsable de todos los campos de concentración que funcionaron en las provincias que abarcaba el III Cuerpo, entre ellos "La Perla" (a 15 km. de Córdoba, por donde pasaron más de 2.200 personas durante el período de la Dictadura). Supervisó y dirigió personalmente las torturas y los fusilamientos. La Perla se llamó así como un cariñoso homenaje de Menéndez a su esposa, "Edith Abarca", a quien llamaba "La Perla". 

La Perla: La Esma cordobesa, un siniestro centro clandestino de detención. 

El arriero José Julián  Solanille tuvo la desgracia de vivir cerca de La Perla . Vio cosas que nunca olvidará. 

 -Estaba con otro compañero en la Loma del Torito. Habíamos visto la fosa cavada. Unos cuatro metros por cuatro. Tenían a toda la gente en dos filas. No sé, eran muchas personas. Como cien. Algunos vestidos, otros totalmente desnudos. Estaba Menéndez. Él había llegado en un (alcón blanco. Yo lo había visto. Sabía que se venía algo grande. Y ahí estaba, con su fusil. No lo vi disparar. Pero él dio la orden. La gente estaba encapuchada o vendada o tenían unos anteojos... Los que no tenían nada, los que podían ver, gritaban. Unos hasta corrieron. Pero los mataron por la espalda. Ahí nos rajamos con mi amigo. Estábamos cagados de miedo. Nos habíamos arrastrado hasta arriba de la loma, pero bajamos corriendo. Después se ve que los quemaron. Tiraron explosivos. El humo con ese olor espantoso se vino para mi casa. Era insoportable. Mi mujer y mis hijos se quejaban. Era horrible.

Días después, Solanille pasó por el lugar y observó que habían tapado la fosa.

-Se ve que estaba muy llena, porque sobró mucha tierra. 

Con el tiempo, su perrita empezó a llevar a la cucha “huesos chiquitos, cabecitas muy chiquitas...”.  Llorando desconsolado, en el juicio de La Perla, el arriero declaró: “Perdónenme abuelas, pero la perrita traía manitos, bracitos, batitas celestes y rosas...”

Una vez su ternero se cayó en un pozo muy profundo, como de 18 metros de profundidad.  Cuando fue a sacarlo vio que el pozo estaba lleno de cadáveres. Solanille contó más de 200 pozos alrededor de su casa.

Le gritaron "asesino" y "cobarde". Reaccionó sacando un puñal. 

La noche del puñal

El 21 de agosto de  1984, a la salida de un amable diálogo televisivo con Bernardo Neustadt y Mariano Grondona, un grupo de jóvenes militantes de izquierda le gritó "asesino" y "cobarde". Menéndez sacó un puñal . El fotógrafo Enrique Rosito capturó el momento. La fotro recorrió el mundo. 

“Por esa época trabajaba en la agencia DYN. En la noche del 21 de agosto de 1984 tuve que ir a hacerle una foto a Menéndez durante una entrevista en el programa televisivo de Neustadt. Al llegar, vi que afuera estaban las Madres de Plaza de Mayo. Al terminar, envié el rollo a la agencia y me quedé esperando en la salida del Canal 13, en la cochera que da a la calle Lima, por la zona de Constitución. Había también otros fotógrafos. Estábamos en el lado izquierdo de la salida. Menéndez se retiraba en un Ford Falcon, sentado en el asiento derecho de atrás. Delante del auto salía un colectivo de la policía”, narró. “En un momento pensé que el colectivo de la policía nos iba a tapar y lo iban a hacer salir por la derecha. Afuera lo esperaba un grupo de muchachos que le gritaban asesino y cobarde. Entonces, salté para el otro lado. 'Asesino, cobarde', le seguían gritando. Menéndez salió del auto y los encaró. Creí que era un revólver lo que sostenía en su mano. Estaba oscuro, tuve que utilizar el flash. El hijo y uno de los custodios lo agarran para que no pueda avanzar”, contó. La foto ganó el premio "Rey de España".

Un retrato que lo define a la perfección.

 

Con su amigo Videla. Los "halcones" y las "palomas" de la dictadura tuvieron que responder por sus crímenes.  

Un asesino que se creía un prócer

Menéndez jamás se arrepintió de crimen alguno. Todo lo contrario: en cada uno de los juicios en su contra se ocupaba de dejar su propio alegato. Em 2008, ante la Cámara Federal de Córdoba, que lo juzgaba por los crímenes de La Perla, declaró: 

"Las FFAA aplicando las leyes y reglamentos militares en vigencia, cumplieron en pocos años la misión encomendada por la Nación de vencer al enemigo, y al acortar la guerra ahorraron sufrimientos a La Patria. (...)  Y nosotros estamos siendo juzgados. Vuelvo a decirlo: ostentamos el dudoso mérito de ser el primer país en la historia del mundo que juzga a sus soldados victoriosos que lucharon y vencieron por orden de y para sus compatriotas. Nosotros podemos preguntarnos, como lo hizo recientemente un oficial uruguayo con patético y auténtico dolor ¿para quién ganamos la batalla? Derrotados, los guerrilleros abandonaron la lucha armada y se mimetizaron en la sociedad como pacíficos civiles.

Pero no abandonaron sus objetivos. No cesaron la Guerra Revolucionaria, sino que la trasladaron a otros campos, siguiendo la doctrina de Gramsci que aconsejaba “La inteligencia tiene que apoderarse de la educación, de la cultura, y de los medios de comunicación social, para desde allí apoderarse del poder político y con el poder político dominar a la sociedad civil”. Pusieron y ponen en práctica la máxima de Lenin: “La paz es la continuación de la guerra por otros métodos”. Porque los marxistas no conciben la armonía y la concordia, sino el “conflicto constante”. (...) En resumen. Los argentinos sufrimos una guerra, desatada por los sicarios vernáculos del comunismo internacional.

Los mismos que hoy persisten en su oscuro objetivo. 

Con la diferencia desfavorable para La Patria de que, antes los terroristas estaban en la ilegalidad. Ahora se apropiaron de la legalidad y pretenden ser pacíficos ciudadanos ajustados a la ley y a la Constitución.

Y desde esa ficción intentan destruir nuestro estilo de vida y nuestro Ser nacional. Desde el Poder intentan convertirnos a su sistema esclavista. Confío en que los guerrilleros del 70, hoy en el poder, no puedan consumar sus propósitos de imponernos su régimen autoritario.

Confío en que los argentinos detengamos esa marcha hacia el abismo y recuperemos el imperio de la Constitución, de la Ley y la Libertad, para La Patria de la Libertad. 

En la época en que decidía quién vivía y quién moría en diez provincias. 

Fórceps

Me esposaron a la cama y escuché a los médicos que decían que Menéndez no permitía que me hicieran cesárea. Lo sacaron con fórceps. Manuel todavía tiene en el cráneo las marcas de las pinza.

(Testimonio de Norma Teresa Romero, que dio a luz a su hijo en La Perla.

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