09 Septiembre de 2018 12:05
La crisis cambiaria dejó sus secuelas en la presidente Mauricio Macri. Sus interlocutores más cercanos comenzaron hace tiempo a poner en marcha un operativo de contención que hizo que hasta la propia Elisa “Lilita” Carrió llamara a uno de los íntimos del jefe de Estado y a quien ella misma había pedido comenzar a dejar afuera de la mesa: el empresario y “hermano de la vida” de Macri, Nicolas “Nicky” Caputo.
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Cuando comenzaron las primeras “pálidas” durante ese fin de semana a pura rosca el Olivos, según consignó el diario Clarín, quienes vieron a Macri sostuvieron que se encontraba “abatido” y que comenzaba a mostrar signos de cansancio. Hubo quejas por la forma en la que se lo expone y cómo se deja que sea el centro de todas las críticas sin tener algún fusible cerca. De eso habló sobre todo el radical Ernesto Sanz cuando rechazó ser el ministro de Defensa.
El jefe de Estado, según él, pasa sus peores momentos. Incluso los comparó con su secuestro.
En esos encuentros fue cuando le dijo a los radicales que se trataban de los peores meses desde que había sido secuestrado a comienzos de los 90. Ellos, conscientes de que esa afirmación humanizaba al jefe de Estado, le recomendaron que lo comunique de esa forma, con ese énfasis, algo que finalmente hizo el presidente.
Lilita aprovechó para amigarse con Nicky Caputo.
También se acordó que los pronósticos se dejarían de lado, y que sólo se centrarían en lo que dejar que el presente hable. “Se acabaron los pronósticos. Hay que mantener la calma, sostener el rumbo y salir de las seis tormentas consecutivos que tuvimos”, afirmó Macri en su intimidad.