La libertad se estancó, Sergio Massa creció y ahora los argentinos y las argentinas deberán regresar el próximo 19 de noviembre a las urnas para finalmente, después de una compleja y violenta campaña, definir quién desembarcará el 10 de diciembre en La Rosada. Por estas horas, desde Unión por la Patria y La libertad avanza se analizan pisos, techos y posibles alianzas para dar el batacazo e imponerse en la segunda vuelta. El complejo escenario que enfrenta Milei y cómo jugarán los principales actores políticos.
En su discurso, el también ministro de Economía decretó el "fin de la grieta" y convocó, tal y como prometió a lo largo de toda su campaña, a un gobierno de unidad nacional. Con Patricia Bullrich y Juntos por el Cambio ya fuera de la arena política -y un perfil, aunque dudoso, más vinculado a los libertarios-, Massa se concentró en el electorado de Myriam Bregman, Juan Schiaretti y aquellos que votaron en blanco u optaron directamente por no participar de los comicios.
Una de las primeras en marcar posición fue la candidata del Fit. "No soy la dueña de los votos. El Frente de Izquierda definirá qué posición tomar en el ballotage. ¿Cómo voy a decir que Milei y Massa son lo mismo? Nadie puede decir que son lo mismo. Lo que es seguro es que nosotros vamos a estar contra el ajuste, aplique a quien le aplique. Estamos haciendo un análisis sobre lo que pasó hace unas horas, que fue un cambio político de lo que habían sido las PASO. Pero ahora llega la hora de reflexionar y pensar profundamente cómo enfrentamos esto para que el ajuste de nuevo no lo vuelvan a pagar los que trabajan todos los días", sostuvo Bregman.
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Pero la interna de la izquierda también quedó expuesta después de los comicios. Gabriel Solano, el candidato que perdió con Bregman en las PASO, ya anticipó que buscará que los 2,7% de votos obtenidos en las elecciones no entren en el baile de la rosca del ballotage. "La unidad nacional que promueve Massa es con la derecha. Que no cuente con nosotros".
Schiaretti también se refirió a la segunda vuelta, aunque se mostró más interesado en la rosca que podrá tener ahora en el Congreso. El candidato cordobés mantuvo su línea provincial incluso después de la derrota electoral y evitó pronunciarse a favor de alguno de los dos candidatos que ahora se disputan la presidencia de la Nación.
"Quiero felicitar a los candidatos que van a competir en el ballotage porque uno de ellos será el presidente de nuestra Argentina", fue la escueta alusión a la segunda vuelta que realizó el candidato que finalizó cuarto, con el 7% de los votos; una importante porción de la torta que ahora tanto Massa como Milei miran con cuchillo y tenedor.
Victoria Villarruel fue la primera de La libertad avanza en hablar de las alianzas que deberán forjar de cara a los comicios del 19 de noviembre. La diputada negacionista resaltó la buena relación que entabló durante el debate televisivo privatizado con Florencio Randazzo, candidato a vice de Schiaretti. "Ya lo dije en su momento, tenemos un diálogo muy bueno y no descartamos hablar con el espacio", anticipó, exponiendo que buscan capitalizar al menos una porción de los votos cosechados por el cordobés.
Después del debate, fue el propio Schiaretti quien acusó a Milei de ser funcional al "negocio de la grieta". Un discurso similar al que dio Massa tras la victoria. "La grieta se murió y empieza una nueva etapa", decretó el candidato de Unión por la Patria y explicitó desde el búnker: "Quiero hablarle a los que votaron en blanco y a los que, con desesperanza o con bronca, se quedaron en su casa. Quiero hablarles a los argentinos que eligieron a Myriam, que eligieron a Juan. Quiero hablarle a los miles y miles de radicales que a lo largo y a lo ancho de la Argentina comparten con nosotros los valores democráticos como la educación pública y los valores institucionales".
El guiño a los radicales fue, tal vez, uno de los mensajes políticos más fuertes que dio el candidato de Unión por la Patria. Y es que, ya antes de las generales, desde la Unión Cívica Radical ya se habían pronunciado en contra del candidato libertario, que no sólo los subestimó como fuerza política, sino que incluso llegó a ridiculizar a Raúl Alfonsín.
"No cuenten conmigo para votar a Milei", se atajó Facundo Suárez Lastra, ex intendente porteño y referente radical, al tempo que profundizó: "Como dijo Hipólito Yrigoyen, hay que empezar de nuevo. Lo que supere al populismo deberá ser liberal progresista y socialdemócrata". Dante Rossi, diputado provincial por Córdoba alineado hasta las elecciones con Patricia Bullrich, lo respaldó en su negativa: "Está claro que no hay manera de que yo vote por alguien que insulta a Raúl Alfonsín, que intenta privatizar la educación, la salud y las jubilaciones; que desprecia a quienes tienen opiniones diferentes y apoya la libre tenencia de armas. Esa Argentina no es la que quiero".
Milei tomó nota y no perdonó la soltada de mano radical. Pese a que recibió la instrucción directa de ampliar su base electoral para poder llegar competitivo al ballotage, el libertario no pudo con su genio y horas después de la derrota en las elecciones volvió a subestimar a los radicales, a quienes incluso llegó a acusar de traidores: "Subió Massa y bajó Bullrich, ahí está claro quiénes son los que traicionaron. Lo declararon públicamente, ahí hay un voto que estaba dentro de Juntos por el Cambio y se fue con Massa. Es fáctico".
El libertario se enfrenta ahora a su propia encrucijada: cómo convencer al electorado de Juntos por el Cambio, objeto de sus más violentas y feroces críticas antes y después de las PASO. La primera pista la dio en su discurso tras la derrrota, en el que repitió en ocho oportunidades el término "juntos" y seis veces "cambio" mientras leía detenidamente sus anotaciones. En tanto, en diez oportunidades se refirió al "kirchnerismo" -siempre en términos peyorativos, claro-. A diferencia de Massa, el autobautizado "león" no llamó a cerrar la grieta, sino que buscará polarizar aún más y lo dejó en claro durante la noche de los comicios.
La radicalización de su discurso encuentra ahora a un Juntos por el Cambio absolutamente fragmentado. Con el moderado Horacio Rodríguez Larreta derrotado en la interna con Bullrich, las coalición opositora vive uno de sus momentos más delicados y, según trascendió, podría romperse antes incluso de la segunda vuelta. Las críticas hacia Mauricio Macri por su constante coqueteo con Milei en detrimento de su propio partido y la derrota del domingo dejaron al hasta ahora líder del espacio casi aislado, con Jorge Macri como último bastión de resistencia dispuntándole a Leandro Santoro la Ciudad de Buenos Aires.
Se trata, claro está, del escenario más deseado por los libertarios: la ruptura de Juntos por el Cambio y la capitalización del "voto duro", reflejado en los halcones que, aunque de capa caída, todavía quieren jugar. Es por eso que no llamó la atención la inmaculada defensa que Milei le dedicó a Macri y sus filosas críticas a Rodríguez Larreta, principal exponente del "ala moderada" del espacio y detractor desde el minuto cero del libertario.
"Larreta es el tipo más nefasto de la política argentina, es el rey de los traidores; el que acaba de traicionar a Macri. Es tan siniestro como Cristina Fernández de Kirchner, pero le suma los buenos modales y la traición en una escala sideral", le espetó en su momento.
Pese a que mucho se especuló sobre una posible salida del jefe de Gobierno porteño de la coalición opositora, Larreta se encargó de aclarar que, pese a la crisis que atraviesa el espacio, su intención será regresar a la arena política desde la oposición y ungió, sin mencionarlo, a Massa como su rival predilecto.
"Se vienen cuatro años en los que vamos a seguir estando donde estuvimos siempre. Defendiendo a cada argentino que quiere vivir en un país donde el esfuerzo vale, donde la democracia se defiende y donde no da todo lo mismo. En estos momentos en los que el futuro aparece oscuro es cuando más hay que refugiarse en las convicciones y en nuestros valores. Eso voy a hacer yo y eso vamos a hacer en Juntos por el Cambio para seguir unidos y representando a millones de argentinos. No nos vamos a ningún lado", anticipó Larreta, al tiempo que cerró: "No me resigno. Esto no termina. Vamos a seguir construyendo el país que sabemos que podemos ser. Seguimos adelante, juntos".