Hay hambre
09 Febrero de 2024 14:12
Diez días durará el segundo viaje internacional de Javier Milei. La primera parte, terminó el 8 de febrero, cuando se despidió de Israel con un baile desaforado junto a algunos miembros del judaísmo que seguían su perorata. Recién este 9 de febrero pisó suelo italiano para reunirse, ni más ni menos, que con el Papa Francisco.
Durante la estadía presidencial en Israel, Milei ordenó que se dé de baja la Ley Ómnibus que terminó nuevamente en comisiones. Desde ese día, empezó una guerra por redes sociales en las que persigue y amenaza a los que, según él lo "traicionaron" por votar en contra de su proyecto más ambicioso, que buscaba una profunda reforma y desregularización del Estado.
Al parecer, ni la ciudad más católica del mundo, el Vaticano, logra saciar la sed de disputa que tiene el Presidente con sus opositores. Es que ni bien pisó suelo italiano dejó un contundente mensaje: "Espero que se vayan solitos. Si no se van, los rajo yo". Si bien las declaraciones las hizo en un ámbito privado, a estas las dejaron trascender.
La reunión con el Papa tendrá lugar en un contexto enrevesado en el que Milei tiene mucho que ver. Además, sorprende que todavía Argentina no haya presentado un embajador en el Vaticano, y que Francisco Sánchez sea el secretario de Culto, después de sus dichos contra él. "Es un Papa que le ha hecho tanto daño al país", había afirmado en aquel momento.
El encuentro donde estarán a solas será el lunes 12 de febrero a las 9 de la mañana. El domingo anterior, también se verán para la ceremonia de canonización de la santa "Mamá Antula" en la Plaza de San Pedro.
Allí lo acompañarán el rabino Axel Wahnish, embajador designado en Israel; el ministro del Interior, Guillermo Francos; la ministra de Capital Humano, Sandra Petovello; el futuro secretario de Culto, Sánchez y la canciller Diana Mondino.
Desde 2013, año en el que se eligió como Sumo Pontífice a Francisco, no pisó suelo argentino. Sin embargo, lo visitaron todos los presidentes que tuvo Argentina: Cristina Fernández de Kirchner, Mauricio Macri y Alberto Fernández.
Mientras tanto en Argentina...
"En nuestra patria nadie debería pasar hambre, ya que es una tierra bendita de pan. Sin embargo, hoy, a cientos de miles de familias se les hace cada vez más difícil alimentarse bien", expresaba un comunicado firmado por la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), integrada por los monseñores Alberto Bochatey, Carlos Azpiroz Costa, Oscar Ojea y Marcelo Colombo.
Esta aseveración fue durante la semana en la que la ministra Pettovello tuvo un enfrentamiento con beneficiarios de comedores populares a los que no les llegan los recursos para paliar el hambre. En el mismo comunicado, expresaron: "La inflación desde hace años crece día a día y pega fuertemente en el precio de los alimentos. Lo siente claramente la clase media trabajadora, los jubilados y aquellos que no ven crecer sus salarios".
Y, sobre el sector más afectado, opinaron: "También todo el universo de la economía popular, donde prácticamente se trabaja sin derechos. Pensemos en los vendedores ambulantes, los recicladores, los feriantes, los pequeños agricultores, los ladrilleros, los costureros, los que realizan distintas tareas de cuidado y de servicio".
Desde ese sector católico hicieron un llamamiento a la acción: "Ante este escenario de trabajo sacrificado y de bajos ingresos, las familias se privan de muchas cosas. Por ejemplo, una mamá puede privarse de tomar un colectivo y caminar para ahorrar, pero de ninguna manera puede no darle de comer a sus hijos". También lanzaron una contundente consigna: "La comida no puede ser una variable de ajuste".
Pero ese no es el único sector de la Iglesia Católica que llamó a la reflexión del presidente Milei. También lo hicieron integrantes de la Comisión Episcopal de Cáritas, con quienes, vale recalcar, el Ministerio de Capital Humano firmó un contrato millonario para el abastecimiento y ayuda a quienes no pueden alimentarse.
El comunicado que seguramente le llegará a Milei advierte: "Hoy nadie puede asumir la cantidad y complejidad del trabajo social de manera individual, y es por eso que insistimos en integrar a todos aquellos que con enorme sensibilidad atienden a los más pobres y en que también se les dé la ayuda necesaria para que puedan seguir haciéndolo", explicaron.
Y añadieron: "En un país cuya pobreza sigue creciendo y que no admite miradas sesgadas, prejuicios ideológicos y peleas sectoriales, somos testigos de que muchos hermanos viven la angustia de no saber con qué alimentarán mañana a sus hijos".
