Pan para hoy, hambre para mañana. Así sostiene el refrán popular a cualquier acción que genera un beneficio inmediato en detrimento de lo que sucederá en un futuro. Esa frase puede ser utilizada también para la decisión que tomó ayer la Casa Rosada de trasladar el aumento del 20% en las facturas de gas de invierno al verano.
Si bien desde diferentes sectores, sobre todo los vinculados a los procesos industriales, le recomendaron que los aumentos no sean estacionales es decir que el gas aumente en verano -cuando hay menor consumo- el Gobierno se había mostrado contrario a realizar esas concesiones.
Las boletas vendrán con un descuento ficticio del 20 por ciento.
Pero la presión de la Unión Cívica Radical (UCR), más la intención del Ejecutivo de “sumar algunos puntos” de cara a las elecciones terminaron por que se anuncie el traslado de un 20% de la factura de invierno pero para el verano. Como quedaron las cosas, los usuarios pagarán durante todo el año la misma tarifa de gas pero los aumentos comenzarán a sentirse, y pagarse, a partir de enero del 2020.
En septiembre de 2018, el radicalismo había vuelto a presionar por el costo de las boletas de gas y tuvo como respuesta un plan de cuotas para los casos en los que los aumentos fueran impagables.