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"No hay que parecer, hay que ser": la interna por el Ministerio de la Igualdad y la abogada de Milagro Sala

La división de aguas que genera la posible designación de "Eli" Gómez Alcorta, el lawfare y el riesgo del discurso pendular.

por Manuela Fernandez Mendy

04 Diciembre de 2019 11:27
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"No hay que parecer, hay que ser". El leitmotiv de la mesa chica de Alberto Fernández repite una y otra vez el mismo concepto, incluso antes de las PASO. El "volveremos, pero para ser mejores" no fue sólo un discurso de campaña. Es, en efecto, el debate que se imprime por estas horas en el riñón del albertismo; en especial en lo que respecta a los lineamientos finales del gabinete que será anunciado el próximo viernes. La interna por el Ministerio de la Igualdad, el "fantasma" de Milagro Sala y la jugada de ajedrez que podría dejar en jaque mate una de las propuestas más vigorizantes del Frente de Todos.

El nombre de Victoria Donda ya fue descartado de la mesa y la diputada pasará a dirigir el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi). Ahora, las fichas están puestas en Elizabeth Gómez Alcorta, abogada penalista y feminista a la que le sobran pergaminos para llevar adelante la cartera. Sin embargo, la interna detrás de su eventual nombramiento como ministra nada tiene que ver con la fundadora de la Sociedad de Abogados de Derecho Indígena, quien lleva adelante desde el 2016 la defensa de Milagro Sala.

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"La postura de Alberto siempre fue contundente: la Justicia tiene que ser independiente, sin ningún tipo de influencia del poder político. Eso aplica para 'amigos o enemigos'", aclaran a BigBang desde la mesa chica. En efecto, el presidente electo jamás habló de "presos políticos", aunque denunció con vehemencia la  "doctrina Irurzun". "En la Argentina lo que hay son detenidos arbitrarios, que es otra cosa. Es gente que podría soportar sus procesos en libertad, pero solo los detienen porque son opositores. Cuando hablo del mal funcionamiento de la Justicia hablo de eso", sostuvo Fernández.

La discusión no radica en el nombre, sino en el mensaje político detrás de la eventual designación de Gómez Alcorta. No es menor, si se tiene en cuenta la división de aguas dentro del Frente de Todos de cara a la postura a tomar con respecto al lawfare y a la lluvia de detenciones preventivas, que tiene a Sala como uno de los principales referentes. "Por fuera de las condenas, es cierto que se puso todo un sistema judicial para mantenerla presa. Eso nadie lo discute", advierten.

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Las voces disidentes no cuestionan la capacidad de la posible ministra, todo lo contrario. Gómez Alcorta integra la comisión directiva del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), defendió a víctimas de la represión ilegal en juicios de lesa humanidad y fue subcordinadora del programa Verdad y Justicia del Ministerio de Justicia durante la administración de Cristina Kirchner. "Nadie discute que cumple con las condiciones del cargo", reconocen.

La objeción radica en la contradicción que representaría su eventual designación. ¿Se puede hablar de independencia judicial con la abogada de Sala en el Gabinete? Hasta ahora, Fernández fue muy categórico a la hora de negarse hablar de presos políticos, aunque crítico a la hora de analizar el rol de la Justicia, en especial en los últimos años. En línea con el directo mensaje que le envió al periodista Hugo Alconada Mon, el presidente electo prometió llevar adelante "todas las reformas que sean necesarias" en materia judicial y la reformulación de la AFI ya es un hecho.

"No quiero una Justicia que persiga opositores ocasionales de un Gobierno de turno, simplemente quiero una justicia", aclaró en las últimas horas, después del revuelo -externo e interno- que generó el alegato de Cristina Fernández de Kirchner ante el Tribunal que la juzga por la denominada "causa de la obra pública". "Haremos todas las reformas que hagan falta para que eso termine. Si nosotros seguimos con ese esquema van a seguir pasando las mismas cosas", sumó.

El riesgo del discurso pendular está latente. La posible designación de la abogada defensora de Sala generó resquemores dentro del albertismo, quienes consideran que se trata de una señal que rompe con la bajada transversal que repite el propio Fernández una y otra vez en sus reuniones: "No hay que parecer, hay que ser". Incorporar al gabinete a personas vinculadas a las causas "lawfare" podría influenciar al sistema federal de la Justicia, el mismo esquema que le endilga a Mauricio Macri. Se trata, para muchos, de un mensaje que contradice la propia postura -pública y privada- del presidente electo: hay que dejar que la Justicia actúe. Nada más y nada menos.

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