El ex presidente Mauricio Macri no perdió tiempo. Menos de 24 horas después de su regreso de Zurich, en donde estuvo por cuestiones vinculadas su cargo como titular de la Fundación FIFA, se comunicó con cada uno de los principales dirigentes de los partidos que constituyen Juntos por el Cambio.
Macri siente de un lado la presión de la UCR, que no resignará lugares de decisión en Juntos por el Cambio, y por otro el del principal representante de los “dialoguistas” en Juntos por el Cambio, Horacio Rodríguez Larreta, que sueña con un liderazgo interno que lo catapulte a la Presidencia de la Nación en 2023.
El jefe de gobierno porteño pasó de ser el “amigo” opositor de Alberto Fernández a convertirse en objeto de bullying por parte de casi todo el oficialismo ya que su imagen creció en las encuestas, simétricamente a la caída que registra la del Presidente.
Quienes conocen mejor a Macri están seguros de que vino “recargado” de Europa. Activo y con ganas de levantar su perfil opositor. Pero afirman que no buscará extremar las diferencias con Rodríguez Larreta y con otros dirigentes “moderados” de Juntos por el Cambio como María Eugenia Vidal y Cristian Ritondo. “Es hora de sumar”, aseguran que dijo Mauricio Macri apenas bajó del avión y se recluyó en la quinta Los Abrojos para pasar los 14 días de cuarentena preventiva.
Es por eso que en los próximos días levantará aun más el perfil e incluso prepara su primera entrevista a un medio argentino después de dejar la Presidencia. Si bien las primeras charlas con los diferentes líderes de los partidos con integran Juntos por el Cambio fueron en buenos términos, lo cierto es que puertas adentro de la coalición opositora no quedó claro aun el rol que tendrá y que buscará tener el propio Macri.
Y ahí es cuando la principal disputa comienza. El sector más dialoguista, representado por Rodríguez Larreta, la ex gobernador a de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, y el ex ministro de Interior, Rogelio Frigerio, entre otros, lo ven más como un consultor, como un dirigente que tiene que estar dentro del espacio para aportar votos, pero que tiene un rechazo similar al de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
No por nada utilizan, puertas adentros, esa comparación para referirse a Macri. “Sin él no se puede, pero él no puede ser el candidato”, repiten. En el ala más dura, y con más dialogo con el ex presidente, consideran que Macri todavía tiene chances de competir por la primera magistratura en el país e incluso desafían con que una interna termine de delimitar las posibilidades o no del ex jefe de Gobierno.
Conscientes de esto, en la Casa Rosada buscan cada vez más subir a Macri al ring. No por nada uno de los latiguillos del jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, es culpar al ex presidente por todos los problemas que tiene la gestión actual del presidente Alberto Fernández. Esa misma estrategia para con Fernández de Kirchner era la preferida por Macri. Los que son las vueltas de la vida.
En esa lógica, la actual vicepresidenta busca, desde hace más de dos meses, pegar la imagen de Rodríguez Larreta a la de Macri. “Son lo mismo”, le dijo Fernández en un almuerzo que protagonizaron hace 15 días en Olivos.