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Política

"Nos encontramos con el horror": habla un sobreviviente del bombardeo a Plaza de Mayo

Roberto Disandro, el decano de los periodistas acreditados en Casa de Gobierno, estaba allí mismo el 16 de junio de 1955. Su testimonio del acto más violento de la historia argentina, que dejó 308 muertos.

16 Junio de 2017 16:17
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El 16 de junio de 1955, un grupo de militares complotados bombardeó la Plaza de Mayo, con la intención de asesinar al General Juan Domingo Perón y tomar el poder. Una investigación encargada por el Gobierno de Cristina Kirchner en 2010 determinó que hubo nada menos que 308 muertos identificados , más las víctimas que no pudieron identificarse porque estaban mutiladas y carbonizadas, y alrededor de 700 heridos. Los mismos militares golpistas derrocarían tres meses más tarde a Perón y darían origen tres meses más tarde a la autodenominada "Revolución Libertadora". 

Parece una antigua película de guerra, pero está ocurriendo de veras. 

-Fue la jornada más trágica que vivió la República Argentina desde su nacimiento -dice, sin dudarlo, Roberto Disandro. El decano de los periodistas acreditados en Casa de Gobierno estuvo allí y, desde su memoria prodigiosa, recuerda lo ocurrido. Quien esto escribe eliminó las pocas, poquísimas preguntas que alcanzó a formular: Disandro habla sin parar desde su casa, como si el hecho hubiera ocurrido ayer. Sólo interrumpe su relato cuando suena su celular: su ringtone es la Marcha Peronista que grabara Hugo del Carril.  

El discurso de Perón después del bombardeo

-Debo ser el único sobreviviente que queda que estuvo en Casa de Gobierno. Estaba con los colegas  Guillermo Napp, Enrique Almonacid y Aulia Sila Almonacid. Hasta entonces había visto bombardeos solamente en cines. El 16 de junio de 1955 llegué a Casa de Gobierno a la 1 menos 20. Yo tenía 21 años  y trabajaba en la agencia Télam. Cuando yo entré cerraron los  puertas y cayó la primera la bomba, de un avión Catalina de la Marina de Guerra. Mientras subía las escaleras cayó una bomba sobre la claraboya que da a la sala de periodistas y esa claraboya destruyó un pedazo de mampostería del techo. A un costado, había una cafetería y el impacto mató al cafetero. Después pasaron los aviones Gloster arrojando bombas: algunas no pudieron explotar por la falta de plafón, porque estaba nublado. Los otros aviones ametrallaban la Casa de Gobierno en vuelto rasante, desde Diagonal Norte. La sala de periodistas se convirtió en el centro del operativo de defensa. Allí tomó el mando el coronel Gulú, que estaba a cargo del Regimiento de Granaderos,  pero ¿qué podía hacer él con 15 granaderos?

Jovenes muertos en la Plaza, víctimas del odio.

Adentro de la Casa de Gobierno había 150 personas, entre mujeres y hombres. Habían querido matar al presidente Perón, que había estado hablando antes con el embajador de Estados Unidos, Alberto Luffer. Acompañado por el ministro de Defensa Humberto Sosa Molina se trasladó al ministerio de Guerra, que ejercía Franklin Lucero. El ministerio de Guerra estaba a dos cuadras. La gente vivió el bombardeo prácticamente todo el tiempo en el suelo.

Roberto Disandro: el veterano periodista estuvo allí y sobrevivió para contarlo.

Es diferente vivir un bombardeo que un enfrentamiento de tierra. ¿Cómo te escondés de un bombardeo? Estuvimos ahí hasta las cinco y media de la tarde. Los aviones seguían bombardeando. Imaginate que la Casa de Gobierno tiene más de 200 años, se rompía todo. Nosotros nos arrastrábamos cuerpo a tierra por toda la Casa Rosada. Se esperaba la llegada del ministro del interior Angel Borlenghi, que no pudo llegar. En pleno patio de las Palmeras quedó la mayoría de la gente, tirada en el suelo. En un momento apareció un ex embajador en Paraguay, Cabaña Martínez, que gritaba desesperado: " No se levanten, quédense en el suelo, cuerpo a tierra".

Perón contempla los destrozos en la Casa de Gobierno.

     Llamé por teléfono a Télam desde la Sala de Periodistas. Dije "Están bombardeando" y se cortó la comunicación. Después nos sacaron y tuvimos que recorrer la casa de Gobierno tirados en el suelo, hasta el sótano, en lo que hoy es el Museo del Bicentenario. Estuvimos desde las 16.30 hasta las 17.15, mirando a través de una mirilla que había en el sótano. Se enfrentaban sectores de la marina y la fuerza aérea rebeldes con sectores del ejército leales a Perón.  El combate en el aire terminó a las 17.15, cuando un avión rebelde de la fuerza áerea fue empujado hacia Montevideo, cruzando el río de la Plata. Los cuatro periodistas logramos salir de la casa de Gobierrno y nos encontramos con el horror: vimos un trolebús calcinado, y adentro una gran cantidad de muertos, entre ellos una cantidad de chicos de colegio muertos, por una bomba que tiraron estos locos.     

¿Cómo resguardarse? ¿Dónde protegerse?

La Plaza de Mayo estaba despavorida, la gente corría tirándose al suelo, nadie sabía qué hacer. Yo creí que no salía. Cuando salimos de ahí fuimos a Clarín, corriendo desesperadamente los cuatro periodistas. La redacción estaba en Moreno 840 y tenía la cortina metálica baja. Allí estaba Luis Clur,( jefe de redacción del diario) que se encontró con nosotros. Me dieron una copa de cognac y me desvanecí del susto. 

Al día siguiente Perón convocó a todo el mundo y después de su discurso anunció que la Casa de Gobierno se iba a trasladar al Banco Hipotecario, que estaba donde hoy está la Afip. El hecho no se pudo concretar porque a los tres meses fue derrocado por la Revolución Fusiladora.