por Noa Liberman
09 Octubre de 2022 08:00El Juicio a las Juntas fue el histórico proceso judicial que tuvo como finalidad conseguir justicia contra los integrantes de las tres primeras Juntas Militares de la dictadura conocida como "Proceso de Reorganización Nacional", que comenzó en 1976 y finalizó en 1983, tras la llegada de la democracia en manos del presidente Raúl Alfonsín.
La historia de la resolución que logró encarcelar a los violadores de los derechos humanos, comenzó el 15 de diciembre de 1983, luego de que el entonces presidente Alfonsín, emitiera el decreto Nº 158/83, el cual dictaminó que se sometería a juicio a los nueve integrantes que dirigieron la dictadura militar argentina desde el 24 de marzo de 1976 cuando derrocaron a "Isabelita" de Perón, hasta la Guerra de Malvinas en 1982.
Si bien un tiempo antes de que comience el juicio los militares intentaron evadirlo e incluso pedían que les permitan reconocer sus "errores" a cambio de que cancelen la oratoria, los fiscales de la causa hicieron la sumatoria de sus delitos y superaban los 10 mil. Es por esto, que el 22 de de abril de 1985 comenzó el Juicio a las Juntas, a cargo del fiscal Julio César Strassera, con colaboración del fiscal Luis Gabriel Moreno Ocampo, quienes se basaron en el informe "Nunca más", escrito por la Comisión Nacional sobre la Desaparición de personas.
Durante los primeros cinco meses del juicio público, declararon 883 personas, dentro de las cuales estaban los ex detenidos, familiares de las víctimas desaparecidas y personal de la fuerza de seguridad. El 9 de diciembre de 1985 se dictó la sentencia, en la cual solo cinco de los nueve acusados recibieron un condena. Los acusados y condenados del juicio por cometer aberrantes y violentos crímenes de lesa humanidad y la desaparición de al menos 30 mil personas fueron: Jorge Rafael Videla, Orlando Ramón Agosti, Emilio Eduardo Massera, Roberto Eduardo Violam Omar graffigna, Armando Lambruschini, Leopoldo Fortunato Galtieri, Basilio Lami Dozo y Jorge Anaya.
Videla y Massera, ambos ya fallecidos, fueron los únicos dos militares que recibieron cadena perpetua tras la investigación sobre sus crímenes. Entre diversas condenas que tuvo el primer ex presidente de facto del país, se reveló que una de ellas fue por la privación ilegal de la libertad agravada por amenazas violencias en al menos 306 casos, mientras que frente a ese mismo delito, Eduardo fue implicado por hacerlo con al menos 69 personas.
¿Quién es Christian Von Wernich, el sacerdote colaborador y participe en la Dictadura Militar?
Christian Federico Von Wernich fue un sacerdote de la iglesia católica que se desempeñó como capellán de la Policía de la Provincia de Buenos Aires durante la dictadura militar entre 1976 y 1983.
Si bien Von Wernich, al igual que todos los condenados, no aceptó haber cometido los crímenes, error obvio y típico de alguien que solo sabe actuar desde la violencia y la violación de los derechos humanos, hubo muchos testigos, incluso policías que lo entregaron.
La detención de este represor tuvo lugar el 25 de septiembre del 2003, cuando fue encontrado en Chile con documentación falsa. En el año 2007, gracias a la identificación de los detenidos que sobrevivieron, comenzó el juicio contra el sacerdote.
"Se desciende a los tres cuerpos de los ex subversivos que en ese momento estaban vivos. Los tiran a los tres sobre el pasto, el médico les aplica dos inyecciones a cada uno, directamente en el corazón, con un líquido rojizo que era veneno. Dos mueren pero el médico da a los tres como muertos. Se los carga en una camioneta de la Brigada y los lleva a Avellaneda. Fuimos a asearnos y cambiarnos de ropa porque estábamos manchados de sangre. El padre Von Wernich se retiró en otro vehículo. Inmediatamente nos trasladamos a la Jefatura de Policía donde nos esperaba el Comisario General Etchecolatz, el padre Christian Von Wernich y todos los integrantes de los grupos que habían participado en el operativo. Allí el cura Von Wernich me habla de una forma especial por la impresión que me había causado lo ocurrido; me dice que lo que habíamos hecho era necesario, que era un acto patriótico y que Dios sabía que era para bien del país”, testificó un policía que trabajo junto con el durante la dictadura y revela como actuaron frente al asesinato de tres detenidos.Para la resolución de este caso fueron citados 120 testigos por la fiscalía, y Von Wernich fue acusado de haber participado en siete homicidios y 41 casos de privaciones ilegales de la libertad, y tortura física y psicológica. Las audiencias se realizaron en la ciudad de La Plata.
En esta historia hay una persona que tuvo un rol fundamental, no solo para lograr que se investigue y esclarezca todo lo cometido por Von Wernich, sino también para destapar El Circuito Camps y sus integrantes. Esa persona fue Javier Gravier, detenido en el centro clandestino de detención Puesto Vasco.
Javier era el hermano de David Gravier, ex dueño del diario Papel Prensa, que murió en un dudoso accidente aereo en 1976 en México. A raíz de su muerte, comenzaron a destaparse diversos problemas judiciales, como por ejemplo la acusación por parte de su familia hacia montoneros, a quienes acusaron de extorcionarlo previamente a la dictadura y a su accidente.
Javier Gravier estuvo detenido con Jacobo Timerman, un periodista argentino desaparecido y torturado desde 1977 hasta los 80, que logró escaparse del país.Gracias a las charlas que mantenían Timerman con Gravier, en el juicio contra Von Wernich, Javier pudo testificar la parte de la historia que sabía: “Timerman me dijo que Von Wernich era un capellán hijo de puta. Los interrogatorios durante las sesiones en las que a mi me aplicaban la picana eléctrica, giraban en torno de si existía una relación económica con los Montoneros”, reveló Gravier.
Gracias a todas las declaraciones de Javier, se identificó a Alberto Rodríguez Varela, exministro de Justicia de Jorge Rafael Videla, como partícipe necesario de la dictadura y del circuito Camps.
En una de sus declaraciones intentando defender a Ramón Camps, Jefe de la Policía Federal Argentina que participó en la organización y en la tortura de los detenidos, Von Wernich demostró la clase de inhumano que era y en el intento de defenderse frente a las acusaciones de tortura a Jacobo Timerman, dejo en evidencia su postura frente a las torturas: "Que me digan que Camps torturó a un negrito que nadie conoce, vaya y pase... ¡Pero cómo iba a torturar a Jacobo Timerman, un periodista sobre el cual hubo una constante y decisiva presión mundial... que si no fuera por eso”.
El 9 de octubre de 2007 fue hallado culpable de 34 casos de secuestro, 31 casos de tortura y 7 homicidios calificados, siendo condenado a reclusión perpetua e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. El tribunal consideró que esos crímenes habían sido perpetrados en el marco del genocidio ocurrido durante la última dictadura de la Argentina.
Cabe destacar, que en el Juicio a las Juntas, en el cual Von Wernich participó, hubo un testigo fundamental que reveló el paso a paso del accionar del sacerdote, que frente a esas acusaciones se defendió de la peor manera, poniéndose como “salvador”.
Luis Velasco fue uno de los detenidos del secuestro en La Plata, hecho en el cual Von Wernich fue condenado por el asesinato de siete personas, y testificó que el sacerdote le mentía a los familiares de las víctimas, haciéndoles creer que les estaba tramitando el exilio, motivo por el cual les pedía dinero, pero esto nunca sucedió.
“Von Wernich había presenciado las torturas a las que habían sido sometidos haciendo valer su condición de religioso, e intentó convencerlos de que colaboraran con las fuerzas represivas, a cambio de salvarles la vida. Al mismo tiempo, se puso en contacto con los familiares de los jóvenes para prometerles que los ayudaría a salir del país hacia Brasil y les pidió dinero para que los chicos puedan vivir cuando se vayan. Una vez obtenido el dinero, los siete fueron ejecutados”, declaró Velasco.
Cabe destacar que en este entonces, en el Juicio a las Juntas, el sacerdote había declarado en su testimonio que los siete secuestrados “optaron por salir del país” hacia Uruguay y que él, “emocionado” por la decisión, los acompañó en dos grupos al puerto y al aeropuerto de Buenos Aires. “Los vi subir al barco, vi alejarse al barco”, había testificado Von Wernich.
La historia se cuenta, se informa, se resignifica y, sobre todo, se aprende para que no se repita Nunca más.