Después de mostrarse ayer junto a Santiago Cafiero en un acto en el parque industrial de Burzaco (del que también participó otro de los ministros cuestionados, Matías Kulfas), Alberto Fernández recibió pasadas las seis y media de la tarde a Cristina Fernández de Kirchner en la residencia presidencial de Olivos. Fue la primera vez que pudieron dialogar a solas, después de la reunión de urgencia que tuvo lugar cerca de las once de la noche en el búnker del Frente de Todos el domingo de las PASO. "O renovás el gabinete y le metés guita en el bolsillo a la gente o mañana mismo todos los míos te presentan la renuncia", le habría advertido la vicepresidenta durante el tenso encuentro.
"El presidente estaba advertido, esto no es una sorpresa", reconocen desde el sector kirchnerista del Frente de Todos a BigBang, después de que se hicieran públicas las presentaciones de renuncias masivas de los funcionarios que responden a Cristina Kirchner, entre ellos nada más y nada menos que el ministro del Interior, Eduardo "Wado" De Pedro. Horas antes, el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, también se había plegado al "operativo cerrojo" y confirmó a través de su ministra de Gobierno, Teresa García, que todo el gabinete provincial había presentado su dimisión tras la derrota electoral.
Sigue la presión: después de Kicillof, Wado y funcionarios clave pusieron su renuncia sobre la mesa
En el encuentro de Olivos, la vicepresidenta le recriminó al primer mandatario no sólo el fracaso electoral, sino también el lento ritmo de la reactivación y la permanente negativa del Gabinete económico que responde al primer mandatario de aplicar medidas de alivio para los sectores más golpeados. "Esto no es nuevo, se dieron muchas batallas; entre ellas la de las tarifas", reconocen, al tiempo que aclaran que el único de los funcionarios que no está bajo la mira del kirchnerismo es paradójicamente Martín Guzmán, a quien podrían apoyar si "se limita a ocupar el lugar de negociador de la deuda con el FMI".
¿Quiénes sí están en la mira? Además de Kulfas y Cafiero, el ministro de Trabajo, Claudio Moroni. "No podemos seguir con una política económica con foco en lo fiscal cuando la gente está pasando hambre. No podemos decirle a la militancia que salga a los barrios si no los acompañamos. No se trata de 'convencer', se trata de poder decirle a la gente: 'Los escuchamos, entendemos y acá están los cambios'. Carne congelada por seis meses, tarifas. Plata en el bolsillo, eso es lo que nos están pidiendo", reconocen.
El planteo es idéntico al que realizó en público el propio Kicillof. "Evidentemente, al salir de la pandemia, la situación de buena parte de la sociedad es complicada en lo económico. Creo que la respuesta a eso tiene que ser abocarse al crecimiento de los ingresos y a la reparación del daño que hizo el coronavirus, sobre todo en los sectores más golpeados. A eso nos vamos a dedicar, más ahora que la vacunación está avanzada. Para alcanzar la recuperación y compensar las pérdidas de la pandemia, hay que relajar la mirada fiscalista. Tanto el Gobierno nacional, como el provincial, deben dedicarse en este momento a la reconstrucción de manera excluyente; eso implica que el salario le gane a la inflación y que se cree trabajo".
Pese a las advertencias públicas y privadas, el presidente no dio el brazo a torcer y se mostró esta mañana junto al ministro de Economía, a quien además le dio la posibilidad de realizar una defensa de la política económica de austeridad fiscal que lleva adelante. Fue en el Museo del Bicentenario de la Casa Rosada, por el proyecto de Ley de Promoción de Inversiones Hidrocarburíferas. "No se olviden que estamos gestionando una doble crisis, buscando una doble recuperación. Es muy importante que el crecimiento del mercado interno vaya acompañado por la generación de divisas. Argentina está en el sendero del crecimiento", explicó Guzmán, en un mensaje que pareció dirigido más para los propios, que para la sociedad.
Mensaje para propios: Alberto Fernández respaldó a Cafiero y a los ministros más cuestionados
La "oxigenación del Gabinete" que ya se había planteado en la previa de las elecciones se convirtió ahora en una suerte de caza de brujas, en las que muchos piden que "rueden cabezas" por el adverso resultado electoral y sindican a los funcionarios más cercanos al presidente como quienes deberían dar un paso al costado; algo que no sólo no sucedió, sino que el propio presidente está resistiendo con firmeza. "Lo importante no son los nombres. Todos los ministros tienen las renuncias a disposición desde el primer día", aseguran a BigBang desde los pasillos de la Casa Rosada, al tiempo que resaltan que el jueves será una jornada clave, pues el primer mandatario le pondrá el cuerpo a las medidas económicas con las que busca "acelerar el consumo y la reactivación".