Corría el 11 de julio del 2016 y Mauricio Macri pasaba su primer invierno presidencial. Su administración acababa de aprobar un importante incremento en las tarifas de gas, algo que supo denominar “sinceramiento tarifario”. Frente al enojo de los consumidores, el mandatario acusó al kirchnerismo de haberle dejado la pesada herencia de la “crisis energética” y le pidió a los argentinos control en el consumo.
Macri le había pedido al país que redujera el consumo de gas.
¿De qué manera lo hizo? Criticó a aquellos que subían la calefacción para poder disfrutar de temperaturas de verano en tiempos de hielo. “Si están en sus casas y ven que están en remero o en patas, es que están consumiendo energía de más”, disparó y marcó la regla del consumo.
Juliana, en patas, viendo la final entre Argentina y Chile de la Copa América.
El problema fue que, días atrás, el presidente había publicado una foto junto a su mujer, Juliana Awada. Ambos se mostraron de “entrecasa” viendo la previa de la final entre los seleccionados de Argentina y Chile de la Copa América. ¿El detalle? La primera dama estaba “en patas” y las críticas no tardaron en llegar.
Antonia, en patas, pinta y disfruta de sus vacaciones de invierno.
Lo mismo sucedió en las últimas horas cuando Awada compartió dos fotos de su hija menor, Antonia, disfrutando de las vacaciones de invierno. Con el país inmerso en una fuerte ola de frío polar, se la pudo ver a la pequeña primero pintando en el piso con un jean canchero y una remerita de mangas tres cuartos. El dato: en patas.
Cocinando budín de mandarina, en patas.
Horas después, y ya con la campaña a todo lo que da, la primera dama volvió a compartir otra foto de la pequeña, un “as de espadas” político de su padre. “Preparando budín de mandarina”, escribió Awada y mostró a su hija en la cocina, con un pijama a rayas y, una vez más, nada que cubriera sus piernas.
Dos semanas atrás, en la quinta privada del presidente, Antonia sí estaba abrigada.
“Nosotros abrigados sin calefacción y la niña en patas. Ponele medias, por lo menos se ríen en la cara. Esa calefacción (por la residencia de Olivos) la pagamos nosotros, un detalle importante”, disparó uno de los tantos usuarios que manifestaron su malestar por las imágenes.