Sumergido tanto en la interna peronista como en las causas judiciales, Oscar Parrilli, el ex jefe de los espías durante el último tramo de la presidencia de Cristina Kirchner, cree que las escuchas divulgadas entre enero y marzo entre él y la ex mandataria tienen un claro fin político. En febrero pasado le exigió a la Corte que investigue la difusión de los audios y el Congreso creó semanas atrás una “subcomisión” para analizar cómo fue la filtración.
Ante la consulta de BigBang, el ex jefe de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) adelantó que continuará presentando medidas de prueba ante la Justicia para que se esclarezcan las razones de la difusión. Las escuchas habían sido ordenadas por la Justicia en el marco de la causa en la que era investigado por encubrir al hombre ligado al tráfico de efedrina, Ibar Esteban Pérez Corradi, en sus tiempos de prófugo en Paraguay.
Oscar Parrilli volvió a apuntar hacia Mauricio Macri por las escuchas.
Para el hombre de la mesa chica de Cristina Kirchner, detrás de esa causa había un interés político en escuchar de qué conversaba con la ex jefa de Estado. En enero se conocieron las primeras escuchas, audio incluido, donde se habla de “apretar jueces” y se menciona al ex espía Antonio Stiuso. Tras la difusión, Parrilli acudió rápidamente a la Justicia. Apuntó hacia sectores del Poder Judicial, del Ejecutivo y de los medios de comunicación.
Hacia fines de marzo, la Sala II de la Cámara Criminal y Correccional revocó el procesamiento a Parrilli por el presunto encubrimiento a Pérez Corradi. Aunque no se dispuso su sobreseimiento, los camaristas Martín Irurzun y Eduardo Farah dispusieron la falta de mérito. Un dato: el Director de Captación de Comunicaciones es el propio Irurzun.
Parrilli sostuvo que las escuchas fueron una maniobra para espiar a Cristina Kirchner.
“Estoy siguiendo la causa de cerca, espero tener resultados rápidamente”, se esperanzó Parrilli. Sin embargo, fue claro. Ante la consulta de BigBang tras una reunión en el Instituto Patria, sostuvo que “es obvio hubo un espionaje político montado desde el Gobierno, desde el presidente (Mauricio) Macri, a través de la AFI y con la complicidad de los jueces y los medios que se prestaron a eso”.
Oscar Parrilli se permitió dudar: no descarta que su teléfono continúe intervenido.
“Tanto la ex presidenta como yo hemos sido víctimas. Esta inteligencia es similar a la que hubo en la dictadura militar”, disparó el ex jefe de los espías. "No sé si mi teléfono no sigue pinchado, es probable. Lo que me hicieron a mí seguro se lo hacen a muchos más”, sostuvo.
Luego de la exposición de Parrilli en la comisión Bicameral de Fiscalización de los Servicios de Inteligencia, en marzo pasado se decidió crear una subcomisión que investigue lo ocurrido con la filtración de las escuchas. Es que más allá de que solicitar escuchas sea una potestad de la Justicia, en el kirchnerismo no son pocos los que cuestionan el modo: “Se hicieron escuchas online, es decir: a Parrilli se lo escuchaba 24 horas”, le dijo tiempo atrás a este medio el jefe del bloque del Frente para la Victoria- PJ, Héctor Recalde.
Arte. En una de las oficinas del Instituto Patria, que usa Parrilli, un cuadro junto a Kirchner.
De hecho, Parrilli cree que se cometieron cuatro delitos: la sucesiva filtración de escuchas; la falta de destrucción de los audios, a pesar de que había una orden; espionaje político y tareas de inteligencia interna. Pero además, insiste en que las escuchas no pudieron probar ningún delito y que se violó la intimidad porque eran conversaciones privadas.