No fue una semana más la que pasó para Marcos Peña, quien durante la presentación de su informe de gestión en la Cámara de Diputados tuvo un duro enfrentamiento con el bloque del FPV, particularmente con el ex ministro de Economía, Axel Kicillof.
Por eso, su presencia en "La Cornisa", el ciclo que conduce Luis Majul por la pantalla de América, imponía éste y otros temas que más que hacen a la coyuntura política de estos días.
Aquí, alguna de sus principales definiciones:
No sólo que la vemos a la realidad, sino que como la vimos y nos duele es que nos compromete y estamos gobernando por eso. No quita que gobernando todos los días tenés que esforzarte para tomar contacto con la calle y no encerrarte en la Casa de Gobierno, pero estamos haciendo el único camino posible y es un camino que está funcionando. Que no quita que hay muchos argentinos que no lo sienten, no lo ven.
Estamos haciendo el único camino posible para solucionar problemas que llevan décadas. Recibimos una economía devastada que en cualquier contexto de nuestra historia hubiera llevado a una gran crisis. Háganse cargo los que gobernaron del fracaso que acumulamos como país.
En varios países los resultados de la evaluación educativa es el evento más importante, y el presidente por primera vez comunica que es un fracaso. El 70 por ciento de los chicos que terminan la secundaria no comprenden la matemática, la discusión es más de fondo. Si lo que estamos planteando es que en la ciudad de Buenos Aires mejoramos la educación pública habla más del perjuicio del otro, no del de Macri.
No creemos que haya habido mala intención (en referencia al programa de Mirtha Legrand), el presidente mostró un nivel de contacto con todos los temas que habla de un salto de calidad.
La publicidad en los partidos se pauta, FPT era un gran programa de publicidad oficial.
Marcos Peña le respondió a Mirtha Legrand y dijo que el gobierno ve.
Es una discusión anacrónica la de ganar la calle, un reflejo de simbologías. Una democracia sana tiene participación en las calles como en otros ámbitos. Es un gesto anacrónico, inconducente si se diseña como tal. Lo que hay que ganar es la solución de los problemas, esos son los debates reales, porque podés tener más o menos gente en la calle y tener un mal gobierno.
El acuerdo es menos atractivo que el conflicto, necesitamos más acuerdos que conflictos. Es un proceso que vamos a ir haciendo, no es lo mismo una gran manifestación sindical que cien personas cortando una calle, y hay una colisión de un derecho a manifestarse con un derecho a circular.
Hoy la Argentina está en paz, en la Argentina funcionan las instituciones, pero todavía tenés un nivel de conflictividad.
Hay que discutir cómo mejorar la calidad educativa. Los docentes tienen que discutir la paritaria con sus empleadores, que son las provincias.
Lamentablemente estamos acostumbrados a esas minorías agresivas, la diferencia es que antes lo hacían en cadena nacional.
Peña se cruzó durísimo con Kicillof la semana pasada en el Congreso.
En 15 meses los aciertos son infinitamente superiores a los errores, y lo más importante es que estamos haciéndolo en plena libertad, en plena democracia. Es imposible gobernar sin cometer ni un error.
Estamos hablando de un país que tenía como errores la tragedia de Once, ser socio de Irán, la pobreza. No tengo duda que el kirchnerismo pasa distintas etapas, primero fue la negación, creo que ahora están en el enojo y creo que tarde o temprano van a terminar en la aceptación y la resignación.
Dar una pelea de defensa de la competencia llevó a un acuerdo con todas las partes. O damos las discusiones de verdad o no las damos, no creo que la decisión de romper una cuestión que estaba muy cartelizada sea un error.
El país necesita mejorar su productividad.
Carrió tiene que estar en el Congreso, tiene un aporte muy grande para hacer.
Todos los días la gobernabilidad está en juego, pero no hay soluciones mágicas ni para un lado ni para el otro. No hay soluciones mágicas, no hay atajos, y está funcionado. Estamos en un país muy distinto. Son avances concretos que a diferencia de lo que veíamos antes no son síntomas de clientelismo.