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Periodismo con "p" de "pene": Carla Vizzotti y la "desvirgación" de la violencia mediática

La designación de la flamante ministra de Salud expuso, una vez más, la violencia mediática a la que son sometidas las mujeres "del poder".

por Manuela Fernandez Mendy

22 Febrero de 2021 11:03
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Mientras los funcionarios rosquean, las funcionarias son "desvirgadas". La asunción de Carla Vizzotti como ministra de Salud volvió a exponer la violencia mediática machista que deben enfrentar no sólo las mujeres que ocupan cargos públicos, sino todas aquellas que alcanzan puestos de poder. La columna de opinión del periodista Esteban Schmidt para El Diario AR se convirtió en las últimas horas en uno de los más claros ejemplos del "periodismo patriarcal", que violenta y desvaloriza sin argumentaciones ni información la capacidad técnica de la flamante funcionaria. De la siniestra columna del periodista que alguna vez denunció que las marchas del Ni Una Menos eran "propaganda kirchnerista" a la encuesta que se preguntó ya sin ningún tipo de filtro o reparo: "Mujer al mando, ¿estás de acuerdo con su designación?".

Schmidt procuró relatar la trastienda de la jura de Vizzotti que, como es de público conocimiento, llegó después de que Alberto Fernández le exigiera a Ginés González García la renuncia a la cartera sanitaria por la vacunación paralela que se montó en el Ministerio de Salud y en la que se habían inoculado al menos diez funcionarios, empresarios y amigos del saliente ministro. "Carla Vizzotti ya estaba lista para el ascenso. Había roto su lealtad histórica y familiar con Ginés. O sea que, desvirgada, faltaba nomás el screening de Cristina y la visa de ministra", escribió sin tapujos el ex asesor de Ernesto Sanz, sobre quien pesa además una denuncia de diciembre del 2014 por su irregular nombramiento en la Auditoria General de la Nación.

Vizzotti tiene una basta e intachable trayectoria en la administración pública. Médica infectóloga, especializada en enfermedades inmunoprevenibles, comenzó en 2007 a trabajar en la dirección de Enfermedades Inmunoprevenibles del Ministerio cuando Ginés todavía era ministro. De ahí la "licencia" que se tomó Schmidt para comparar el cercano vínculo profesional entre Vizzotti y Ginés con una relación sexual de consentimiento dudoso, invisibilizando por completo los méritos de la infectóloga, que quedó presentada en la nota como una "mujer" cuya carrera profesional estuvo y está supeditada a la sodomía de su superior de turno.

"Así se empieza, Carlita": el misógino ataque de Jorge Lanata a Vizzotti por su "look"

Pero eso no es todo. En la columna, el periodista da cuenta también del quiebre que se produjo en la relación entre ambos durante la administración de la pandemia de Covid-19. Quienes conocen a los protagonistas saben que se trató de un tortuoso fin de ciclo atravesado por los celos del ministro que miraba con preocupación la imagen positiva de su "segunda". Un claro ejemplo de la guerra fría que el saliente ministro libró durante sus últimos meses de gestión fue el limitado margen de acción que le dio a Vizzotti cuando, durante la campaña antivacunas, sus declaraciones en una entrevista al diario Página 12 fueron tergiversadas por los principales medios hegemónicos.

Pese a que fue clara en su explicación en torno a las alternativas de vacunación que se discutían en el mundo e incluso aclaró en la misma nota que la opción de la demora de una segunda dosis no aplicaba para la Sputnik V por su composición química, fueron muchos los medios que se hicieron eco del "error" de la secretaria de Acceso a la Salud después de que Ginés González García la "desmintiera" de forma pública y más de una fuente en "off" de Casa Rosada aprovechara la movida para pasarle factura a una de las pocas funcionarias cuyo desempeño no se encontró, ni se encuentra bajo la lupa. En ese momento, la decisión del ministro fue que no Vizzotti no pudiera salir a aclarar ni a desmentir la campaña que estaban montando en su contra.

Pero para Schmidt la ruptura de la relación fue la "desvirgación" obligada de Vizzotti, un paso "necesario" de acuerdo a su punto de vista en la carrera hacia la conducción del Ministerio. Como si el "quiebre" o el "fin de ciclo" entre una mujer y su superior no pudiera estar exento de metáforas y condicionamientos sexuales tácitos, en donde la mujer siempre ocupa el lugar de la pasividad obligada. La descalificación no sólo coloca a la funcionaria en un lugar de cosificación absoluta, sino que además invisibiliza sus logros de gestión -incluso su paso técnico por la administración de Mauricio Macri-. Para Schmidt, Carla Vizzotti no fue la autora del calendario de vacunación que rige hoy en la Argentina, sino la "segunda" de un saliente funcionario que para jurar como ministra debió perder su "virginidad política" en el proceso.

La virginidad como sinónimo de pureza femenina. La relación laboral como extrapolación de un vínculo sexual sin consentimiento alguno. La reducción total de la carrera profesional de Vizzotti. Su condición de mujer fue, para Schmidt, más poderosa que los años que estuvo a cargo del programa Nacional de Inmunización durante la pandemia de Gripe A del 2009 y la ampliación del calendario de vacunación, que en su gestión alcanzó las 19 vacunas gratuitas y obligatorias. Su paso por la presidencia de la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología y las negociaciones contrarreloj por las dosis de la Sputnik V -mientras las principales potencias mundiales pelean por el acceso a las vacunas- fueron tan sólo algunas de las cosas en las que Vizzotti ocupó su tiempo hasta que tuvo la oportunidad de abrir sus piernas políticas y entregarle su "pureza" al poder.

Estimados Firpo, Clarín y el que venga: no es periodismo, es adoctrinamiento machista y ya "no pasa" como si nada

El escándalo que significó la publicación de la columna de Schmidt obligó al medio a publicar un lavado pedido de disculpas, en el que básicamente cumplió con uno de los mandamientos sanitarios que nos trajo la pandemia: el lavado de manos. "Ni las opiniones de los columnistas, ni las formas de expresarlas corresponden a la línea editorial del diario. En una primera edición, la columna de Esteban Schmidt tenía una expresión que violentaba a las mujeres. Lamentamos no haberla advertido en el proceso de edición y antes de publicarla. Pedimos disculpas por el error. Ante la gravedad, hemos decidido levantar la columna"; sostiene el escueto comunicado del medio.

Un dato que no pasó inadvertido por quienes pudieron ver la columna cuando todavía estaba online es que la nota no sólo fue editada, sino que además -o el periodista o el editor a cargo de su publicación- se encargó de resaltar con negrita el párrafo en cuestión. Es decir que no sólo "pasó el filtro de la edición", sino que además hubo alguien que se encargó de destacar el pasaje, como si fuera uno de los párrafos más relevantes de todo el texto. 

"Lo mandan al frente como si fuera un problema individual, de una sola persona. Todo lo que intentamos desarmar desde el feminismo. Es un sistema de complicidades y hubo columnista, editor, redes, etc. Además, nos afecta a todos y a todas. No solamente a las mujeres. Es la base de la pirámide de la violencia machista que tiene en su punta a los femicidios. No es suficiente con editoras de género, columnistas feministas o lo que sea porque no somos un rinconcito donde nos prestan los juguetes un ratito. La perspectiva feminista en un medio tiene que ser transversal sino es nada. Son ustedes, muchachos, los que tienen que cortarla", advirtió la periodista Florencia Alcaraz, co directora de LatFem noticias.

En su análisis, Alcaraz analiza el problema de fondo que expone la citada columna de opinión y que se refleja en el ataque que Jorge Lanata realizó contra Vizzotti meses atrás, mientras la funcionaria se veía obligada a salir en los medios de comunicación para explicar por qué el consumo de dióxido de cloro era peligroso y no estaba siquiera indicado o autorizado como tratamiento contra el Covid-19. Durante una de las emisiones del ciclo Periodismo Para Todos, el conductor sólo reparó en la estética de la funcionaria.

"Vizzotti no sólo cambió de opinión, no sé si se fijaron", resaltó para su audiencia, al tiempo que sumó: "También cambió de look. Acá la vemos al principio de la pandemia con anteojos, mirá. Y en esta otra foto, un poco más actual, sin anteojos". El ataque misógino hacia la estética de la funcionaria tuvo, además, un remate por parte del periodista. "Así se empieza, Carlita. Porque tres pandemias más y podés terminar así", le recomendó en tono paternalista y la cámara ponchó la foto de una exuberante modelo.

Una vez más, no fue la gestión de la funcionaria lo que estaba bajo la lupa del periodismo, sino sus elecciones estéticas. Mansplaining de por medio, Lanata contribuyó con su granito de arena para reforzar y sostener el ataque mediático y machista contra las funcionarias; que también pudo verse reflejado en el tratamiento que recibieron tanto Sabina Frederic -en especial durante sus cruces públicos con Sergio Berni, quien pese a ser funcionario no recibió ninguna sanción por la violencia que ejerció contra su par nacional- y Elizabeth Gómez Alcorta, entre otras.

Ni carteras, ni lentes de contacto: gestión. Ni vírgenes impolutas, ni devotas partidarias: funcionarias"

Así como se le exige a la clase dirigente y a la Justicia capacitación con perspectiva de género, es necesario que la pluma del periodismo deje ser una extensión fálica -de dudosa longitud- que carga contra las pocas mujeres que comienzan a integrar la "mesa chica" del poder. Ni carteras, ni lentes de contacto: gestión. Ni vírgenes impolutas, ni devotas partidarias: funcionarias. Porque, como sostenía Simone de Beauvoir hace más de 70 años, "el problema de la mujer siempre ha sido un problema de hombres".

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