Mauricio Macri consolidó este año su gestión al ganar por las elecciones legislativas de medio término, al imponerse en 13 de las 24 provincias -incluidos los cinco distritos más grandes del país- y ganarle en territorio bonaerense a la ex presidenta Cristina Kirchner, quien jugó por fuera del PJ y con sello propio.
El triunfo del Presidente en las elecciones de octubre hizo vislumbrar a muchos analistas que la reelección en 2019, será un mero trámite. Aunque el pronóstico tiene un signo de paréntesis por un fin de año complicado por la desaparición del submarino ARA San Juan y el agitado cierre legislativo.
Con el resultado electoral en la mano, Macri decidió impulsar las reformas económicas y políticas que venía diagramando en la intimidad de su gabinete, para terminar de impulsar la segunda parte de su mandato.
El presidente Macri encabezó el lanzamiento de la presidencia argentina del G20.
En ese contexto, Argentina asumió en noviembre por primera vez la presidencia del G20, que marcará el inicio de un año de actividades sobre cooperación económica, financiera y política y que tendrá su punto cúlmine con la cumbre de líderes que se realizará en noviembre de 2018 en Buenos Aires.
Además, el país fue sede de la XI Conferencia Ministerial (OMC) que se desarrolló por primera vez en un país de la región del 10 al 13 de diciembre pasado.
Teniendo en cuenta que en 2015 Cambiemos le ganó la presidencia por menos de tres puntos al Frente Justicialista para la Victoria (FPV), con una minoría compleja en el Parlamento, el triunfo que obtuvo tan solo dos años después en el 40% del territorio, con victorias en la Ciudad y Provincia de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Mendoza, Salta y Chaco, empoderaron la figura de Macri.
Cristina Kirchner fue derrotada en la provincia de Buenos Aires
Tras las elecciones el PJ se debate entre ser una oposición constructiva y dialoguista frente al poder que va concentrando Cambiemos, o tener una postura dura y férrea como alienta la ex presidenta Cristina Kirchner, quien por primera vez este año perdió una elección.
El papel que la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, jugó en la campaña electoral fue de vital importancia para Cambiemos, ya que con un solo golpe logró derrotar a Cristina Kirchner en los comicios y dejar al PJ en una encrucijada de la que le será difícil salir airoso, al menos en lo inmediato.
Esto le valió a Vidal un reposicionamiento dentro de la fuerza, que se vio materializado hace poco menos de un mes, cuando logró sentar en la mesa del armado nacional del PRO a Federico Salvai, jefe de Gabinete bonaerense, y uno de sus funcionarios de mayor confianza.
Vidal fue clave en la victoria de Octubre.
La otra aliada de peso para Macri en esta elección fue la diputada extra partidaria Elisa "Lilita" Carrió, quien se impuso por más del 50 % de los votos en la Ciudad de Buenos Aires.
Si bien es conocido el carácter impredecible de la legisladora, Macri sabe que es más lo que "Lilita" le aporta por su experiencia en el Congreso, en el que lleva 25 años como legisladora, que lo que podría restarle.
Sobre todo, porque Carrió convivió y combatió durante ese tiempo al PJ, "conoce sus mañas", dicen desde el oficialismo y eso es algo que cotiza en alza en momentos como éste, en los que Cambiemos contó uno a uno los votos para poder sancionar la reforma previsional.
Guste o no, frases como "están tratando de desestabilizar al Gobierno" adquieren distinto grado de veracidad de acuerdo a quién es el interlocutor que las dice. En Cambiemos son conscientes de ésto y cuidan al detalle la forma de comunicar sus decisiones.
El desafío a futuro que enfrenta el Presidente, envalentonado por los triunfos electorales que obtuvo en las legislativas de medio término, consiste en decidir el carácter que le imprimirá al segundo tramo de su gestión.