Las playas de Mar del Plata cautivaron a Daniel Scioli mucho antes de meterse en la “arena política”, y supieron de sus conquistas como motonauta antes de recorrerla en campaña electoral.
Ya como gobernador, el ex candidato presidencial del Frente para la Victoria eligió a la ciudad para hacer campaña todos los veranos y llevar la propaganda oficial de su gestión.
Por todo eso, el ex gobernador bonaerense siente un afecto especial por “La Feliz”, que puso de manifiesto a través de una serie de publicaciones en su cuenta de Twitter.
“Esperemos una segunda quincena mejor para nuestra Costa Atlántica. Apoyo a Mar del Plata en las buenas y en las malas” y “Gracias por el cariño de siempre Mar del Plata” fueron algunos de los posteos que publicó el ex candidato presidencial por el FPV, quien se mostró acompañado por Gisela Berger, su nueva novia.
En su recorrida por la ciudad balnearia, Scioli pudo endulzar sus oídos -con comentarios como el de una turista que le dijo que “la gente no te creyó y ahora se quieren enterrar bajo la arena”- y también su boca, ya que no se privó de degustar un verdadero clásico marplatense como los churros de Manolo. Y hasta se divirtió como un niño corriendo en los kartings de “Interlagos”.
Los Churros de #Manolo una tradición y un sentimiento de #MarDelPlata!! pic.twitter.com/RCc1yS4lyL
- Daniel Scioli (@danielscioli)
Para este día nublado nada mejor que un desafío en #karting. De vuelta en la pista!??
Gracias Interlagos por la hospitalidad!! pic.twitter.com/nzzsTAKymm
- Daniel Scioli (@danielscioli)
En definitiva, una buena medida sobre su imagen pública para un Scioli que aún no definió si será parte de las legislativas de este año, y que viene de iniciar el 2017 nada menos que con un encuentro a solas con el Papa Francisco.
Gracias Su Santidad Francisco @Pontifex_es por la posibilidad de saludarlo y conversar con usted. pic.twitter.com/OzLtzNPsFB
- Daniel Scioli (@danielscioli)
Habrá que ver si, de postularse, el ex vicepresidente recibe esta vez la “bendición” de la gente. Por lo pronto, el termómetro de su paso por Mar del Plata la arrojó una temperatura más que agradable para sus aspiraciones y, por qué no también, para su propio ego.