Vivió en carne propia el costo de confesar y conoce como pocos el real alcance de esta figura. Por eso lo llaman "El primer arrepentido". El ex secretario parlamentario Mario Pontaquarto, que en 2003 confesó haber actuado como "valijero" en el escandaloso caso de coimas en el Senado, analizó cómo la aprobación de la Ley del arrepentido en el Congreso podría perjudicar a la ex Presidente Cristina Kirchner en caso de que José López, Lázaro Báez y Leonardo Fariña se acojan a esta figura.
Pontaquarto dijo que la Ley del Arrepentido podría perjudicar a Cristina.
“Claramente tanto Lázaro como López podrían involucrar a Cristina. También lo puede hacer Fariña, en el caso de que se apeguen a la figura del arrepentido”, explica Pontaquarto, aunque advierte que quien podría aportar mayores datos es el dueño de Austral Construcciones: “Está probada su relación con los K”.
López podría acogerse a la figura del arrepentido.
En 2003, Pontaquarto se sometió a un proceso inédito: se convirtió en el primer “arrepentido” de la corrupción. Confesó voluntariamente sobre el pago de cinco millones de pesos para que senadores peronistas votaran una ley de flexibilización laboral en 2000, un escándalo que tocó de cerca al ex presidente Fernando De La Rúa. Hoy, esta figura podría complicar a otro ex presidente.
Es que los bolsos que López intentó arrojar hacia el monasterio de General Rodríguez y los posibles sobreprecios cobrados por el empresario Lázaro Báez también podrían poner en la mira a Cristina Kirchner en caso de que ambos se acojan a la figura del arrepentido.
Cristina podría complicar su situación si Báez se acoge a figura del arrepentido.
“Si López dice yo robaba para De Vido está aportando, ahora si va a brindar datos sobre secretarios debajo de él no sirve de nada”, expresó el ex secretario parlamentario, quien involucró en el caso de coimas a senadores, ministros y al propio ex jefe de Estado.
“No me hubiese ayudado en nada”
Trece años después, Pontaquarto analiza su caso aunque advierte que la flamante ley aprobada en el Congreso por el oficialismo junto al Frente Renovador y el Bloque Justicialista no habría modificado el proceso. “No me hubiese ayudado. Yo me auto incriminé, llevé el dinero, les dije que era culpable y que por lo tanto debía tener una condena. A partir de ese momento seguí con mi posición y pasaron dos jueces federales que me creyeron, siete fiscales, pero como no tenían pruebas cerraron el caso”, sostiene.
El ex secretario contó las dificultades que atravesó tras someterse al proceso.
La decisión de aceptar ante la Justicia haber cobrado coimas le costó mucho: perdió su trabajo, se divorció de su esposa y sus hijos se fueron a vivir al extranjero. No se arrepiente y el mismo se define como un ex “corrupto”. Dice estar preocupado por Fariña ya que sabe, por experiencia propia, que un arrepentido “la pasa mal”. Y así lo explica.
Pontaquarto dijo estar preocupado por Fariña.
“Tu vida privada deja de ser tuya y se da vuelta como una media. Dejas de tener trabajo y oportunidades laborales y estas en exposición permanente aunque esa era la única herramienta para defenderme o cubrirme para que no me pase nada”, cuenta.
Años después, y envuelto en una profunda crisis emocional, Pontaquarto intentó suicidarse. Todo un síntoma de los procesos que atravesó como arrepentido. La misma figura a la que se acogerían tres hombres que podrían poner en jaque a Cristina.