No va a ser sólo un ajuste tradicional. Por lo menos no tan áspero y doloroso como creen muchos en el plano económico. Es cierto: es posible que en los próximos meses suban algunos servicios, impuestos, el pasaje del bondi y hasta el valor del metro cuadrado de un depto. Va a doler la economía, sobre todo en 2018, sí claro. Pero lo central del ajuste que planea Mauricio Macri pasa por otro lado: por una “reforma cultural”.
Macri y una de sus cartas triunfadoras: la gobernadora María Eugenia Vidal.
El país pintado de amarillo
De eso se tratarán las escenas de macrismo explícito que veremos a partir del lunes, cuando de confirmarse las tendencias electorales de los últimos días, unas 13 de 24 provincias se van a pintar de amarillo. Y por ahí 16 en total. Agarrate porque los macristas se van a levantar todos envalentonados. Enviagrados políticamente.
Más allá de las reformas que se cocinan desde hace meses en los despachos de la Casa de Gobierno -desde la electoral hasta la impositiva, pasando por la judicial- esta noche el Gobierno terminará de ratificar, como suele rezar Marcos Peña, que Macri no sólo tiene el control del Estado, ahora tiene “el poder" para hacer los cambio que se propone.
La pregunta más importante es de qué se trata todo esto. Es difícil anticiparlo, pero hay algo de lo que estoy seguro: a partir de mañana vamos a descubrir qué país busca edificar Cambiemos. Si será de verdad un intento de restaurar las instituciones, de combatir la corrupción y de pensar una Argentina a 20 años que crezca estructuralmente sin escupir a las clases bajas y medias del sistema o instalar “un gobierno de derecha” como repite (lo que queda de) el kirchnerismo cada dos por tres. No tengo la respuesta pero todos y todas la vamos a tener pronto. Y tampoco la tiene nadie, el que te la cuenta, te chamulla.
Cristina, entre el derrumbe del kirchnerismo y el enigma de su futuro político.
Macri repite su historia
Macri no es político, es ingeniero. Va a repetir su historia como Jefe de Gobierno, pero a nivel nacional. Los dos primeros años de su gestión en la Ciudad fueron tibios, moderados y sin demasiados aciertos. Como los cimientos de una obra civil. Ningún ingeniero pone primero la terraza antes que el sótano. Pero los últimos dos de su primer mandato como Jefe Comunal fueron una muestra de lo que había en la cabeza de los macristas. Te guste o no, recién vamos a conocer las verdaderas intenciones del Presidente a partir de mañana.
Hay un peligro en todo. Si se cumplen las proyecciones, Cambiemos va a barrer de golpe con la mayoría de la oposición. Lo fuerte de esta elección no es el resultado del macrismo, es que Macri jubiló al menos a tres candidatos potenciales que en 2019 podrían eclipsar su administración. Lousteau en la Ciudad, Massa y Randazzo a nivel nacional. Cristina es “la” incógnita: mantiene un importantísimo caudal de votos pero tiene un verdugo mucho más despiadado que Mauricio: el peronismo. Todos los dirigentes del PJ coinciden que en los próximos 24 meses hay que unirse para sacarla de la cancha.
Massa y Randazzo, relegados en el escenario que se viene.
Robar y no hacer: ¿el legado K?
Durante 12 años nos dijeron que el kirchnerismo buscaba devolver derechos a los pobres, reivindicar valores que nadie podía discutir, que los que menos tienen iban a vivir mejor y hoy, a dos años del derrumbe, hay un 30 por ciento de pobres, un 30 por ciento de cloacas en la Provincia y hay medio gabinete K preso por corrupción. Robaron y no hicieron, el peor pecado. Un símbolo del fin de una época: De Vido este miércoles va a descubrir el amargo gusto de quedar en cana.
Por eso hay que estar muy atentos porque a partir de mañana, terminada la elección, va a empezar a propagarse la verdadera ola amarilla, caudalosa y casi sin oposición, con un Congreso más afín y con Gobernadores obedientes a fuerza de millones que sólo el Gobierno puede garantizarles. Macri asume mañana por segunda vez. Y ésta va a ser su verdadera Presidencia.