En los pasillos del poder están preocupados por la “eficiente” campaña de Cristina Kirchner. Su cambio de estética -con un look sencillo- y su mensaje comprensivo y conciliador hacia quienes atraviesan un complejo momento económico es un dolor de cabeza para el macrismo, que monitorea con detenimiento las variaciones en la intención de voto de la ex jefa de Estado.
Macri cree que la victoria de CFK sería un "gran retroceso".
Este escenario amenazador preocupa a Macri. "Si ella llegara a ganar sería un gran retroceso. Nuestro modelo no se consolidaría con una derrota, no vendrían más inversiones de las que están viniendo”, reconoce con pesar el presidente entre sus más íntimos, según consignó el diario Clarín.
Lo cierto es que a Macri parece preocuparle una cuestión central: el posible no arribo de inversiones extranjeras en caso de que gane CFK. “El mundo está expectante de las elecciones. Estuvimos aislados 12 años. Nadie está deseando hacerle favores a la Argentina", reflexiona en los diálogos que mantiene con su mesa chica.
En el Gobierno están preocupados por la "eficiente" campaña de CFK.
El temor del Gobierno es que esta campaña de Cristina, quien ya no se muestra verborragia, altanera ni soberbia; encuentre en las PASO un impulso que la lleve a superar los 35 puntos en octubre.
En rigor, Cristina ya casi no habla, se muestra con vecinos, a quienes escucha con atención y consuela. Tampoco deja hablar a sus candidatos: no se le volvió a escuchar la voz a Fernanda Vallejos desde su desafortunada frase en la que comparó a Boudou con Irigoyen.
Se trata de la Cristina que no defiende más a su ex vicepresidente y ni siquiera se muestra cerca de su ex súper poderoso ministro de Planificación, Julio De Vido, envuelto en una embestida del Gobierno para expulsarlo del Congreso.
A pesar de este contexto complejo, en el que el Gobierno entiende será una elección pareja que podría definirse para cualquiera de los dos lados, Macri se muestra optimista. “Vamos a ganar en octubre”, dice.