La noticia recorre el país: el embarazo de Florencia Kirchner y la llegada de una nena a la familia de Cristina Kirchner es un hecho central en la vida de la presidenta. Ahora bien, ¿puede modificar el escenario electoral? Un dato ya resuena altisonante: está previsto que la niña nazca al calor de las primarias de agosto, donde, se supone, el kirchnerismo definirá quién de los dos candidatos mejor posicionados, Daniel Scioli y Florencio Randazzo, será finalmente el candidato oficialista.
En este marco, ¿puede influir en CFK su nueva nieta? ¿Le conviene al Frente para la Victoria presentar una “abuela” moderna? ¿Modificará su armado electoral? Y, en todo caso, ¿podría descartar ser candidata en la Provincia de Buenos Aires, como desde varios sectores del oficialismo vienen impulsando?
Especialistas en abuelazgo y política.
Cuando se dio a conocer la noticia de la llegada de Néstor Iván, allá por 2013, el filósofo Dante Palma apuntó al diario Perfil: “Es un tema muy importante que emocionalmente la va a afectar, pero suponer que esa circunstancia puede derivar en un cambio de política o cambios en el electorado es desproporcionado”. Palma, columnista de 678 y profesor universitario, agregó: “No creo que afecte demasiado la campaña ni que logre modificar mucho los números. Suponer que hay una relación directa entre estado emocional y políticas públicas no es correcto, es subestimar al electorado”.
Por su lado, el médico psiquiatra y psicoterapeuta Walter Ghedin explicó que “la presencia de un afecto tan fuerte hace que uno se vuelva más humano; seguramente, Cristina recupere vitalidad y ganas de vivir”. Y añadió: “Tras la muerte de Kirchner, puede que ser abuela la reconcilie de nuevo con la vida y los afectos y, a la vez, va a aparecer la necesidad de desarrollar un rol afectivo con su nieto. Si capitaliza esto positivamente, puede influir muy bien en su temperamento”.
“El abuelazgo requiere una interacción: sacar a pasear a su nieto, consentirlo o ser más flexible que sus padres, y esto se genera cuerpo a cuerpo. Habrá que ver si su nieto está lejos, cómo se da esta interacción”, comentó Ghedin. “Incluso esto podría influir en su futuro político ya que la presencia de un nieto es una prioridad afectiva que, si ella lo considera así, quizá quiera disfrutar de su nuevo rol y de una vida dejando de lado el día a día de la responsabilidad política”, proyectó el psicoterapeuta.