Pasaron siete meses desde el desembarco de Javier Milei en La Rosada y, de a poco, comienzan a escucharse las voces de los referentes de la oposición. El peronismo, una vez más, regresa a la agenda mediática, no sin el histórico debate sobre qué es el peronismo y, fundamentalmente, quiénes pueden asumirse como tales.
"¿Qué le diría Perón a Milei?", le preguntaron sin anestesia a Malena Galmarini en su paso por Laca Stream. "Depende de cuál de todos. Creo que el último Perón no le diría nada a él, nos diría mucho a nosotros", reconoció de inmediato la ex presidenta de AySA.
La siguiente pregunta del ping-pong fue: "La militancia de hoy necesita más...". "Necesita más conducción, más de sus representantes, salir del chiquitaje de las internas y entender que está en juego el futuro no de la patria... está en juego el futuro de las argentinas y de los argentinos".
Galmarini bajó al plano concreto el desafío que enfrenta hoy la oposición: "Cuando hablamos de la patria, es tan conceptual y tan abstracto que no terminamos de entender. Hablamos del futuro de nuestras hijas, de nuestros hijos, de nuestros viejos...".
Consultada sobre el presente de la administración de La Libertad Avanza, la ex funcionaria analizó: "Lo miro hoy a Milei y creo que se dejó encandilar por las luces del cabaret. Él llegó diciendo que nosotros éramos la casta, que él no iba a ser eso; que no iba a usar el avión presidencial".
Galmarini también se refirió al escándalo que desató la investigación del periodista Ari Lijalad, quien hizo público el registro de ingresos de periodistas a Olivos en horas de la noche para mantener encuentros reservados con el primer mandatario.
"Dijo que no iba a usar Olivos. Resulta que miran Netflix en Olivos, que se junta con periodistas", disparó, antes de ser interrumpida por uno de los conductores: "Dicen que escuchan Ópera". "No tengo por qué pensar otra cosa", esquivó con elegancia.
"Uno tiene amigos. Mis amigos no son periodistas, pero si yo viviera en Olivos está bien cenar. Por eso toda la dije que yo no sería primera dama, que no viviría en Olivos porque creo que te encierra. Te compran la comida, te preparan la comida, te dicen cómo te tenés que vestir; tenés un jardín enorme y unos enormes muros que te empiezan a separar de la gente", advirtió.
Según Galmarini, la burbuja de Olivos termina perjudicando la conexión de los primeros mandatarios con lo que realmente sucede en el país. "Ya no sabés si hay baches, ya no sabés qué es la inseguridad en el semáforo porque viajás en helicóptero".