27 Septiembre de 2021 14:47
La carta que publicó la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner después del resultado adverso que tuvo el Frente de Todos en las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) establecía en uno de sus párrafos centrales que el ministro de Economía, Martín Guzmán, estaba llevando adelante un ajuste fiscal después de la pandemia, lo que dejaba a muchos argentinos con problemas no sólo para llegar a fin de mes; sino que además son muchos los argentinos que ni siquiera logran satisfacer sus necesidades básicas de acuerdo a las cifras del Indec.
En términos monetarios, se calcula que el ajuste que la vicepresidenta le espetó de forma pública a la administración de Alberto Fernández fue la sub ejecución de $550.000 millones ya contemplados en el presupuesto 2021. Luego del torbellino interno que generó dentro del Frente de Todos la dura misiva (y que tuvo su resolución con un abrupto cambio de Gabinete), el propio Guzmán le respondió a la vicepresidenta para respaldar su gestión: "En la carta, ella considera que hay un ajuste fiscal, aunque le digan que no. Yo soy uno de los que le dice que no: en la Argentina ha habido una política fiscal expansiva. En ningún momento hubo ajuste fiscal: hubo reducción del déficit, que es distinto".
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¿Qué sucedió después? El Banco Central pasó de crear $40.000 por segundo a $150.000 segundo; es decir que se multiplicó por tres los pesos que se imprimen en las impresoras. Para que se entienda un poco más. En lo que va del año, la asistencia del BCRA al Ministerio de Economía alcanzó los $ 910.000 millones. De ese monto, $ 190.000 millones fueron en concepto de Adelantos Transitorios y los $ 720.000 millones restantes a cuenta de utilidades. A la par, para buscar contener el efecto de esa impresión, el BCRA utiliza las Letras de Liquidez (Leliq) y los Pases pasivos, con los cuales absorbe el excedente de pesos de la plaza financiera. Pero estos instrumentos chocan con sus propias limitaciones. Al pagar una tasa de retorno efectiva del 45,4% anual, la entidad monetaria debe reabsorber el rendimiento que paga.
Con datos al 22 de septiembre último, las Leliq alcanzaban a $2.199.014 millones ($2,2 billones) y los Pases pasivos, $2.065.496 ($2,07 billones), un total de $4.264.510 millones que al tipo de cambio oficial de $98,49 equivalen a USD 43.299 millones, por encima de las reservas brutas de USD 43.178 millones a esa fecha.
El economista Bruno Panighel calculó que con lo que se imprimió hasta ahora, Guzmán podría recrear la altura de ocho Obeliscos solamente ampliando los fajos de 100 unidades de billetes de $1.000. El cálculo que hizo fue el siguiente. Primero, cada fajo de 100 billetes de $1OOO tiene una altura de 1,5 centímetros, lo que daría casi uno $ 7 millones por metro -100000 x (100/1,5) = $6.666.666 por metro. Al tener el Obelisco una altura de 67,5 metros, por lo que cada uno representaría unos $450 millones.
Ya con el nivel de dinero creado en el 2021 en una imagen gráfica, qué significa o qué puede pasar de cara al día después de las elecciones de noviembre como consecuencia de la emisión monetaria que se está llevando adelante para acompañar las medidas que el Gobierno va anunciando a cuenta gotas: la suba del piso de Ganancias o el pago del cincuenta por ciento del sueldo de las empleadas domésticas que se encuentran en negro para favorecer su inserción en el mercado formal de trabajo.
Diversos analistas consultados por este medio tienen opiniones diferentes en algunos puntos, pero que coinciden en una cuestión troncal: el aumento en la emisión se puede ver reflejado no sólo en la expectativa de la inflación, sino también en mayor presión sobre el dólar.
“La coalición de Gobierno incluso debe aprobar el Presupuesto 2022 con profundas diferencias sobre el cierre del Presupuesto 2021 forzado a incrementar el gasto público, la emisión monetaria y ampliar el déficit fiscal sin evaluar las consecuencias del mismo en el plano inflacionario futuro. Una mejora provisoria ahora puede volver a ser un dolor de cabeza nuevamente en los meses siguientes para el poder adquisitivo del ingreso de los argentinos. El nuevo gabinete debería evaluar los pros y contras de forzar el ingreso, el consumo y la economía de shock como se intentará hacerlo de acá a noviembre“, señaló el director de la consultora Focus Market, Damián Di Pace.
Un panorama similar explicaron desde la consultora Econoviews, en donde incluso vaticinaron que este escenario puede llevar al BCRA a tener que desprenderse del oro que tiene dentro de sus reservas. “Erogaciones con un impacto presupuestario limitado en el corto, aunque costosas en el largo y no mueven drásticamente el escenario que esperamos para diciembre; un déficit financiado enteramente con emisión, un Banco Central que empezaría a vender oro para sostener el mercado de cambios y la necesidad de corregir el balance macroeconómico antes de cerrar el acuerdo con el FMI”, remarcaron ante la consulta periodística.
“Políticas públicas que nos empujen a mayor emisión, atraso cambiario, endeudamiento del Banco Central y déficit fiscal más elevado, no hace más que contribuir a la confusión general y nos llevan a que se dificulte el proceso de toma de decisiones, con una menor inversión en la economía”, resumió, por su parte, el economista Salvador Di Stéfano.
“La esperada aceleración monetaria y fiscal de cara a las elecciones ya se empezó a plasmar. Así, el primer paso es el cambio de los DEG del FMI por pesos, y simultáneamente de DEG por una Letra Intransferible para que vuelvan al Tesoro. Esto permite al Tesoro conseguir financiamiento por 430 mil millones de pesos -1% del PBI-”, explicó Roberto Geretto, economista del fondo de inversión FundCorp.
Geretto añadió que “es poco probable que en menos de dos meses produzca un impacto económico que pueda hacer revertir el resultado de las PASO, sino que en el corto plazo el impacto se verá mayormente en el mercado cambiario, en especial en la brecha”.
Quienes mayor énfasis pusieron en la cuestión sobre la prevención de cara a diciembre fueron los miembros de Invecq Consultora Económica, quienes consideraron “probable que la inyección fiscal y monetaria genere un desorden cambiario y una aceleración inflacionaria que, partiendo de niveles del orden del 50% podrían poner a la nominalidad de la economía argentina en una senda muy peligrosa”.
Una cuestión troncal tuvo que ver con la posibilidad de que aumente la presión sobre el tipo de cambio con respecto al dólar. Y en ese contexto el titular del BCRA, Miguel Pesce, blanqueó en una charla algo que contó BigBang el año pasado: en manos de los argentinos está el 10% de toda la base monetaria de dólares y el 20% de todos los dólares que están fuera de los Estados Unidos.
“La Argentina genera fuerte excedentes económicos: los residentes argentinos son dueños de activos extranjeros por unos USD 400.000 millones y tenemos un saldo positivo de USD 150.000 millones”, dijo Pesce en su discurso en el Congreso Nacional de la Federación Argentina de Consejos Profesionales de Ciencias Económicas, que se celebró en Córdoba.
Para que se entienda. Los ahorristas argentinos tienen unos USD 200.000 millones en dólares billete, lo que implica que el país es poseedor del 10% del valor de los billetes de la moneda norteamericana que circula en todo el mundo. El peso de la divisa en la economía es tan significativa que en la Argentina hay más dólares per cápita que en el propio país emisor, los Estados Unidos.
Así lo estimó el economista Nicolás Gadano, en base a cifras que suministró el presidente de Pesce. Ese cálculo surge al considerar información de la balanza de pagos que publica de forma trimestral el Indec y datos oficiales del Gobierno de los Estados Unidos, que en una actualización de 2020 estimó que existen unos 2 billones (millones de millones) de dólares en circulación. Esto quiere decir que uno de cada diez dólares que existen en el mundo están en manos de ahorristas de nuestro país.
Las proporciones coinciden con un informe de la Reserva Federal, el Banco Central de EEUU, que si bien contiene datos hasta 2006, da cuenta de cómo la economía bimonetaria es una constante de las últimas décadas en la Argentina, que ya aparecía como uno de los principales tenedores de la moneda norteamericana. En ese momento, estimaba la Fed, en la Argentina había unos USD 50.000 millones y junto a Rusia (USD 80.000 millones y China (USD 50.000 millones se subía al podio de las economías con mayor tenencia de dólares fuera de los EEUU.
La situación argentina se destacaba ya en relación con otros países latinoamericanos. Chile, por ejemplo, tenía en dólares un ahorro equivalente a apenas USD 250 millones, Brasil poseía USD 1.000 millones, Colombia USD 2.000 millones, Ecuador USD 1.000 millones, México y Perú USD 5.000 millones cada uno y Paraguay solo USD 100 millones. A su vez, la Argentina era el número uno en tenencias de dólares por habitante, a razón de USD 1.300 per cápita, seguido en un lejano segundo lugar por Panamá (USD 648).
Gadano, quien se desempeñó como gerente general del BCRA entre septiembre de 2018 y diciembre de 2019, durante la gestión de Guido Sandleris, precisó en su cuenta en Twitter que actualmente los argentinos “tenemos en promedio USD 4.400 por habitante, frente a USD 3.083 en USA”.
Pesce, a su vez, dijo que los argentinos tienen USD 400.000 millones en el exterior y apuntó a la necesidad de “inversión extranjera, no sólo porque es proveedora de dólares a la balanza de pagos deficitaria, sino porque aporta tecnología e inversión.El titular de la autoridad monetaria se refirió al stock de instrumentos de esterilización que tiene el BCRA, de más de $4 billones, unos USD 40.000 millones, al hablar en un panel titulado
“Desafíos de la economía argentina”, en el que precisó que en 2018 se formaron activos externos por USD 23.000 millones y en el 2019 por USD 19.000 millones. “Lo que necesitamos es un mercado de capitales que convierta ese excedente en inversión y la forma de resolverlo es que se canalice al financiamiento de las familias y de las empresas a través del sistema financiero y de capitales. No hay otra forma de solucionar el problema que poner en actividad ese dinero”, remarcó.
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En esa misma charla, Pesce se refirió a la tendencia de polarización de la economía. “El proceso de dolarización de la economía argentina será largo de revertir”, proyectó el titular del BCRA y dijo que “cuando hay una decisión de inversión lo primero que se piensa es en comprar dólares. Hay que unir las dos puntas, que las empresas conozcan los instrumentos y que los que tienen excedentes los conozcan y puedan diversificar sus carteras”.