29 Mayo de 2017 19:00
El cierre de filas de la custodia de Mauricio Macri comenzó con un acto sospechoso que no pasó a mayores: en el Tedeum del jueves pasado, un ciudadano de origen francés se inscribió en el coro de la misa y levantó alertas al hacer demasiadas preguntas a sus compañeros sobre la ubicación del Presidente durante la ceremonia.
La seguridad presidencial, buscando paquetes sospechosos el jueves.
Sin embargo, un dato paralelo hizo que la decisión de reforzar el cuidado personal de Macri se mantuviera: informes sobre la supuesta infiltración en Argentina de miembros del grupo narco más poderoso de Brasil.
Concretamente, el Departamento Unidad de Investigación Antiterrorista de la Policía Federal y la Gendarmería Nacional habrían recibido pistas sobre el ingreso a la provincia de Corrientes de 30 "soldados" del Primeiro Comando da Capital (PCC).
Ese grupo fue noticia reciente por haber llevado adelante el espectacular robo de la sede de la empresa Prosegur en Ciudad del Este (Paraguay), donde hicieron estallar el edificio con explosivos para luego ingresar con armas largas y llevarse un botín millonario.
Organización carcelaria
El germen del PCC fue la Penitenciaría de Taubaté (también conocida como "Piranhao") en la ciudad brasileña de São Paulo. Allí, un grupo de prisioneros decidió fundar el grupo con una idea casi política: la de "combatir la opresión del sistema carcelario".
A partir de ese lema, su meta fue la de tomar control de todas las cárceles del Estado. En sus primeros años, sus acciones se limitaban a motines aislados, pero luego escalaron a los atentados en serie contra edificios públicos como acción intimidatoria.
Para financiar estas actividades delictivas, se creó una red de recaudación externa que incluye, entre otras actividades, el narcotráfico y el robo de bancos. Se cree que su facturación anual ronda los 40 millones de dólares.
Varios de los sangrientos motines en cárceles brasileñas son protagonizados por el PCC.
Actualmente, se estima que el 90% de las cárceles paulistas están infiltradas por el PCC. Además, la organización está presente en 22 de los 27 estados brasileños, y en las regiones lindantes con Paraguay, Bolivia, Argentina y Colombia.
Ley "tumbera"
El PCC adhiere tiene una especie de "código de honor" que deja bien en claro que una de sus metas es consolidarse "a nivel estatal y, a medio a largo plazo, a nivel nacional".
"Conocemos nuestra fuerza y la fuerza de nuestros enemigos poderosos, pero estamos preparados y unidos. Y un pueblo unido jamás será vencido", agrega el texto fundacional.
El estatuto también señala que el grupo no admite "mentiras, traición, calumnia, egoísmo e intereses personales" entre sus miembros, e incita "a la verdad, la fidelidad, la hombría, la solidaridad y el bien común".
Además, establece que su fin último es unir a los presos de todos los establecimientos penales del estado de São Paulo en "una guerra sin tregua y sin fronteras hasta la victoria final".