La reunión del Gobierno nacional y la CGT en Casa Rosada por el bono de fin de año volvió a dibujar un escenario en el que el movimiento sindical se divide en distintos grupos. Una a una, todas las facciones y su postura con respecto a la gestión de Mauricio Macri.
Los dialoguistas
El triunvirato de la CGT que encabezan Juan Carlos Schmid, Héctor Daer y Carlos Acuña se fue con la promesa de discutir un bono de fin de año de 2000 pesos con los empresarios que estuvieron representados en Balcarce 50 por el Grupo de los Seis.
Pero los empresarios salieron a bajarle el precio un rato después del encuentro: afirmaron que el acuerdo por el bono no era obligatorio, ni vinculante.
El triunvirato cegetista encarna hoy la variante más dialoguista del sindicalismo y representa a las tres centrales que existían antes de la unidad, la de Hugo Moyano, la de Antonio Caló y la de Luis Barrionuevo. Hay algo que la hermana con el gobierno: hace el máximo esfuerzo para evitar un paro nacional contra Macri en su primer año de gobierno. Ese sector tiene un aval muy importante, aunque no lo digan: el respaldo de Moyano, el líder sindical más influyente de las últimas décadas que dio un paso al costado pero no se retiró.
La mesa de dialogo del gobierno, la CGT y el Grupo de los Seis, ayer.
El rebelde
Fuera de la mesa de dialogo con el Gobierno, el rebelde es Pablo Moyano. Aunque resulte paradójico, Moyano hijo acusó a los dialoguistas de "no tener huevos" para hacerle un paro al gobierno de Macri y dejó de ir a sentarse en las reuniones con los funcionarios de Cambiemos.
Pablo no tiene el peso que quisiera dentro de la CGT, ocupa apenas una secretaría, pero conduce Camioneros -el poderoso gremio que heredó de su padre- y puede paralizar el país cuando pierde la paciencia, sin depender de nadie más que de sus afiliados y de Hugo.
Pablo Moyano. Dio el portazo en la mesa de diálogo. Camioneros puede parar solo.
Los opositores
Las dos CTA están entre las corrientes sindicales más combativas que enfrenta el Gobierno. Pablo Micheli, de la CTA Autonóma, y Hugo Yasky, de la CTA kirchnerista, vienen llamando a un paro nacional desde hace más de seis meses.
Después de su obediencia extrema al gobierno de Cristina Kirchner, Yasky tiene poco predicamento fuera de su central. Micheli es distinto: su presión a favor de medidas de fuerza tiene eco en Pablo Moyano y también -aunque últimamente menos- en Moyano padre, con el que compartió todos los paros del sindicalismo contra el kirchnerismo.
La dos CTA en Plaza de Mayo en junio pasado. Micheli y Yasky, unidos por el espanto.
Los decisivos
A las reuniones con el gobierno en la Casa Rosada asistieron en varias oportunidades dos veteranos dirigentes que hoy tienen la llave para abrir la posibilidad de cualquier huelga general con impacto asegurado: Omar Maturano, de La Fraternidad -maquinistas de trenes- y Roberto Fernández de la UTA -choferes de colectivo. Aunque ninguno de los dos se destaca por ser combativo, los dos saben que cuando paran ellos, el paro es fuerte.
Maturano y Fernández se mueven en tamdem, aunque no siempre hacen lo mismo. El colectivero se bajó a último momento de uno de los paros contra Cristina por un llamado -y un ofrecimiento- de Florencio Randazzo. Los dos están adentro de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT), que nuclea a 22 gremios estrategicos a la hora de tomar cualquier medida de fuerza. Ahí también está el triunviro Schmid, pero su gremio pesa menos que la UTA y La Fraternidad.
El colectivero Fernández y el maquinista Maturano. Con ellos, el paro es fuerte.
Los combativos
Por fuera de la conducción de las centrales sindicales está todavía una corriente sindical que por momentos tiene mucho peso y presiona en conflictos puntuales, pero no tiene la fuerza suficiente para llevar adelante un plan de lucha que preocupe al Gobierno.
Son los dirigentes de izquierda y el sindicalismo combativo que, por primera vez desde el regreso de la democracia, comienzan a ganar sindicatos nacionales con peso industrial y no simplemente estatales, como en el caso de las CTA.
Los casos más conocidos son los de Rubén "El Pollo" Sobrero (de la seccional Oeste de la Unión Ferroviaria) y los metrodelegados del subte, que en los últimos años apoyaron al kirchnerismo de manera incondicional, salvo en la línea B, que participó de varias medidas de fuerza contra el gobierno de Cristina.
Los combativos. El "Pollo" Sobrero, los metrodelegados y el sindicato de Neumático.
Los combativos ya no so sólo conducen una comisión interna o un conflicto puntual. En los últimos años, ganaron dos sindicatos importantes: el gremio de Aceiteros, que viene logrando los acuerdos paritarios más altos de los últimos tres años, con aumentos de entre el 36 y el 38 % es el primero. El segundo es el sindicato del Neumático que pasó de manos de la CTA de Yasky a ser conducido por una lista clasista que conduce el Frente de Izquierda.