30 Enero de 2025 10:55
La política argentina es un ring donde los golpes no sólo vienen desde la oposición, sino también desde el propio equipo. Y si alguien lo comprobó en carne propia en las últimas horas, fue Ramiro Marra. El legislador porteño, uno de los soldados más fervientes de Javier Milei, fue eyectado sin miramientos de La Libertad Avanza (LLA) por haber apoyado un aumento de impuestos en la Ciudad de Buenos Aires.
Pero, como si el golpe no hubiera sido lo suficientemente duro, Juan Grabois se encargó de darle una estocada final con un mensaje tan filoso como burlón. "Ramiro, lo lamento, lo diste todo, fuiste a lamer las paredes del Jockey Club... y te dijeron 'Atuncito, ¡afuera!'. Lo cierto es que la lealtad se respeta hasta en los enemigos y vos, además de forro, sos un tránsfuga expulsado por traidor. Típico de los que dan la mano blandita. Si tenés 1% de dignidad, renunciá y volvé a los criptocurros", disparó.
Con su clásico estilo combativo y sin filtro, Grabois no sólo ironizó sobre la lealtad quebrada de Marra dentro del partido, sino que también lo invitó a abandonar su banca y regresar a sus negocios en el mundo de las criptomonedas. La referencia al "Jockey Club" no es casual: el exclusivo club porteño es símbolo del círculo de poder al que Marra intentó ingresar con su alineación libertaria, pero que, según Grabois, lo terminó rechazando sin contemplaciones.
La Libertad Avanza emitió un comunicado frío y tajante donde confirmó la expulsión "irreversible" de Marra del espacio, acusándolo de "no seguir los lineamientos del partido" y haber votado "a favor del inaceptable aumento de impuestos en la Ciudad de Buenos Aires, que contradice los ideales del Presidente Javier Milei". El mensaje también funcionó como advertencia para otros legisladores: "Todos aquellos que no respeten la agenda del Presidente serán expulsados. No importa quiénes sean".
La frase suena a ultimátum y deja en claro que el gobierno no tolerará fisuras ni matices en su plan de ajuste fiscal. Lo cierto es que la caída en desgracia de Marra no fue abrupta. Desde hace meses, su relación con el corazón del poder libertario se había ido desgastando, especialmente por diferencias con Karina Milei, la influyente hermana del Presidente. Ya había sido desplazado de la jefatura del bloque en la Legislatura porteña, lo que marcó el inicio de su declive político dentro del oficialismo.
Marra fue una de las caras más visibles del mileísmo en su ascenso al poder. Con su estilo provocador, su defensa irrestricta del anarcocapitalismo y su militancia en redes sociales, supo posicionarse como un fiel escudero del Presidente. Sin embargo, su respaldo al aumento impositivo en la Ciudad de Buenos Aires lo colocó en el ojo de la tormenta y selló su destino. Grabois, en su rol de opositor frontal a Milei, no dejó pasar la oportunidad para golpearlo donde más duele: el orgullo.
La frase "dan la mano blandita" es un golpe bajo, una manera de sugerir que el ahora ex libertario carece de firmeza y convicciones. "Atuncito", en cambio, resuena como un recordatorio de que, a pesar de su esfuerzo por encajar en la cúpula del poder, terminó descartado como un pez fuera del agua. Mientras el oficialismo cierra filas y deja claro que no hay lugar para desobediencias, Marra enfrenta su mayor dilema político: resistir como legislador independiente o dar un paso al costado.
En ese contexto, deberá buscar nuevos horizontes y conseguir a alguien que, lógicamente, lo tolere. Con el apodo de "Atuncito" flotando en el aire y la sombra de sus antiguos aliados mirándolo con recelo, el futuro inmediato no parece prometedor. Lo que es seguro es que, en la guerra de egos y lealtades de la política argentina, nadie está a salvo. Ni siquiera aquellos que, hasta hace poco, eran parte del núcleo duro del poder libertario.