El candidato del FPV, Daniel Scioli, no sólo perdió ante el nuevo presidente de los argentinos, Mauricio Macri, sino que tampoco pudo con una especie de maleficio que lleva más de un siglo y medio de vida: ningún gobernador bonaerense ha logrado sentarse en el sillón de Rivadavia.
Scioli se suma a la lista de gobernadores que fracasaron en su intento de ser presidentes.
Desde los tiempos de Dardo Rocha hasta los más recientes casos de Antonio Cafiero y Eduardo Duhalde, todos los mandatarios provinciales fracasaron en su intento por llegar a Balcarce 50.
Un total de 49 presidentes, entre gobiernos democráticos y militares, se sucedieron en la historia argentina sin que ninguno de ellos haya podido pasar de La Plata a la Casa Rosada.
El último en lograrlo fue Bartolomé Mitre, quien en 1862 pasó del distrito más grande del país a la Nación.
Bartolomé Mitre fue el último gobernador bonaerense en llegar a la presidencia.
Desde entonces, pasaron nombres como los de Adolfo Alsina y Mariano Acosta, que debieron conformarse con ser vicepresidentes de Domingo Faustino Sarmiento y Nicolás Avellaneda, respectivamente.
Claro que el caso más emblemático fue el de Dardo Rocha, que era el candidato natural a suceder a Roca, pero éste finalmente se inclinó por su cuñado, Miguel Juárez Celman.
Julio Argentino Roca postergó a Dardo Rocha, candidato natural a sucederlo.
Durante el gobierno de Perón, el entonces gobernador Mercante vio frustrada su posibilidad de convertirse en candidato e incluso fue expulsado del partido durante el segundo mandato del histórico líder justicialista.
Más acá en el tiempo, y ya con el retorno de la democracia, hubo dos casos emblemáticos como los de Antonio Cafiero y Eduardo Duhalde.
Antonio Cafiero, histórico gobernador bonaerense, perdió la interna con Menem.
Eduardo Duhalde perdió con De la Rúa. Fue presidente por la Ley de Acefalía.
Mientras el primero perdió la interna con Carlos Menem, que terminó siendo presidente, el otro fue derrotado por Fernando De la Rúa y pudo ser presidente poco tiempo después, pero por la Ley de Acefalía a partir de la crisis de 2001.