07 Octubre de 2020 15:21
¿Qué va a pasar con las clases presenciales? Esa fue la duda que les quedó ayer a los 24 ministros de Educación provinciales que mantuvieron un encuentro con el titular de la cartera nacional, Nicolás Trotta, en el que había pactado ponerse de acuerdo en las modificaciones a la resolución que tomó el Consejo Federal de Educación en abril pasado con respecto a los protocolos por la cuarentena como consecuencia de la pandemia del coronavirus (Covid-19).
Sin embargo, ninguno de los funcionarios provinciales tuvo una copia del documento de antemano. Se enteraron de su contenido recién ayer cuando escucharon punto por punto de la boca de las autoridades nacionales que, a modo de cierre, les dijeron que no podían avanzar en nada, que deberían mantener mañana (por hoy) una reunión cada uno de ellos con las autoridades sanitarias y recién el jueves volverían a verse las caras.
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Los encuentros con los funcionarios de la cartera de Salud, a cargo de Ginés González García, deberían comenzar a partir de las 15 de hoy pero sin embargo, al cierre de esta muchos de los ministros provinciales habían tenido que escribir personalmente para ver a qué hora les tocaba tener esa charla, ya que las invitaciones nunca fueron cursadas.
“Fuimos a debatir un indicador que no lo tenían, que no lo presentaron, y que vamos a tener que hablar hoy en una reunión con Salud a la que todavía no nos invitaron”, se quejó el titular de la cartera Educativa de una provincia norteña. Todo esto sucedió además luego de que el propio Ejecutivo nacional se encargó de deslizar que ayer se llegaría a un principio de acuerdo y que el propio presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, se había manifestado, también ayer, a favor de que los alumnos que están terminando de ciclo (primario o secundario) vuelvan a las aulas.
En el medio, incluso algunas provincias aceptaron que los docentes no estén presentes en el regreso a clases para facilitarle la negociación interna a Trotta con la CTERA. Sin embargo, sobre eso tampoco se avanzó ayer. Trotta, tal y como contó BigBang, recibió el reto no sólo del presidente Alberto Fernández sino también de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Ayer, incluso, tuvo que bajar a último momento toda la agenda mediática que habían preparado para hacer un anuncio. En un comunicado manifestó que la decisión se tomaría el jueves y que nuevamente convocaría a los integrantes del Consejo Federal de Educación.
En el medio de todo esto, algunas provincias avanzaron con diferentes cambios dentro de los grises que dejó la primera resolución. Tal es el caso de la Ciudad,que desde el lunes comenzó a tener talleres de apoyo escolar en espacios abiertos.
“Habilitamos un polideportivo para trabajar en la revinculación de los chicos. Sin tareas educativas, sin docentes. Para que vayan ahí, los que no tengan conectividad se soluciona el problema, los que no tienen apoyo se soluciona el problema. La prioridad es que no abandonen la escuela”, explicaron desde el Gobierno porteño. donde remarcaron que no se violan ni el decreto de la cuarentena, ni la resolución el Consejo Federal, porque se trata de una actividad fuera de la escuela, sin docentes y con un fin social y no educativo.
Uno de los motivos que más enojó al presidente fue cuando hace tres semanas desde el Gobierno de la Ciudad le ganaron de mano a Trotta con un anuncio de acuerdo para el retorno de 6.500 chicos que no tuvieron contacto con las escuelas desde marzo.
El Presidente se enojó porque la reacción de Trotta hizo quedar al Gobierno como el malo de la película cuando el anuncio iba a ser positivo. “Le dimos una connotación negativa a algo que era positivo”, se quejaba ese día uno de los colaboradores de Alberto. A eso, y tal como contó en su momento BigBang, se le sumó el enojo de Fernández de Kirchner por no seguir con la estrategia de unidad con la Ctera.
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Ayer, los funcionarios provinciales no lograban entender si la demora en todo el proceso tenía que ver con el rechazo del gremio al regreso a clases, con la decisión de estirarlo lo más posible para ganar tiempo, o con un intento de remarcar que hay dialogo, pero sin acciones concretas.