02 Febrero de 2016 15:43
Al grito de “prensa, prensa. Me empujaron” el director de la Unidad de Gestión Comunitaria de Castelar, Sebastián Simone fingió ser atacado por vecinos que protestaban contra el intendente de Morón, Ramiro Tagliaferro.
Simone, quien supo estar entre los hombres de Juan Carlos Rousellot en los '90, fue candidato a concejal por Cambiemos en Morón y hoy se pasea al lado de Tagliaferro en cuanto acto público haya.
Un grupo de vecinos que se manifestaban en Castelar en contra de los despidos que realizó la actual administración, se encontraron con Simeone quien no dudó en evitar el menor roce para tirarse al suelo, cual futbolista y simular una agresión.?
Frente a los comentarios y las cargadas que comenzaron a circular, a través de las redes sociales, el titular de la UGC4 de Castelar aludió una incapacidad, que sería la causante de su caída. Sin embargo, la intencionalidad de su acto queda en claro en un video que logró captar unos de los manifestantes que se encontraban en Morón.
Otras “caídas”
La falaz caída no hace más que traer al presente los recuerdos de personajes cobardes que apelan a fallidas y mentirosas peleas para victimizarse o bien para lograr algún rédito personal. El caso más inmediato es el del gendarme carancho que se tira encima de un auto, en medio de una protesta de trabajadores de Kraft, en plena Panamericana.
La escandalosa actuación del boxedor argentino Marcos Martínez, en agosto de 2015, es otro de los momentos que retratan una caída “arreglada” para obtener algún beneficio.
Durante el segundo round el argentino apenas fue rozado por el dominicano Braulio Rodríguez, quien se sorprendió ante la inesperada caída que lo hizo ganar la pelea de manera inmediata. Una caída aparatosa y exagerada luego de una izquierda que le rozó la sien derecha, dejó perplejo al público y a los periodistas que trasmitían el combate.
Pero si hay un deporte que goza de caídas falsas y simulaciones es el fútbol. En la Argentina y en todo el mundo, el arte de “robarle” una falta al equipo contrario se estudia en la cancha.
Uno de los hechos más obvios fue el que protagonizó el sub-20. Mauricio Romero en 2003. En un partido contra Brasil, un supuesto foul lo tira al piso. Mientras la cámara lo toma “revolcándose de dolor” y el árbitro expulsa al jugador brasilero, Romero se da vuelta y mirando al camarógrado saca la lengua y se rie.
Como en el fútbol o el boxeo, los políticos también comienzan a ensayar sus caídas cuando los argumentos y las palabras no alcanzan.