La elección de la fecha no fue casual. El aniversario de la muerte del General José de San Martín ofició de preámbulo para la formalización de la incorporación de la organización política Seamos Libres al Movimiento Evita. “Entendimos que la fragmentación de las organizaciones del campo popular nos quita potencia y nos debilita. Apostamos a la unión”, señala Jonathan Thea, conductor de Seamos Libres y Director General de Coordinación Institucional en Jefatura de Gabinete de Ministros.
El anuncio se realizó ante más de 600 militantes que participaron por videoconferencia debido a las restricciones sanitarias en tiempos de pandemia, situación que obligó a Emilio Pérsico a participar también de forma digital. El Congreso Nacional "La fuerza de la unidad" contó, además, con el apoyo explícito del presidente Alberto Fernández, quien celebró la unión y envió un video: “Unirse para ayudar a los que peor están y para poder prosperar, salir de ese pozo en el que tantos argentinos están y lograr darles la vida digna que merecen. Celebro esta unidad”.
“Estamos muy contentos, este es un proceso que arrancamos hace varios años y fuimos profundizando el vínculo con el Movimiento Evita. Se terminó ratificando una decisión que tomamos de forma colectiva por la necesidad de construir una unidad más fuerte”, advirtió Thea, en diálogo con BigBang, al tiempo que destacó: “De esta manera, fortalecemos al Movimiento, sobre todo le damos diálogo con sectores sociales que hasta ahora no tenía”.
El trabajo territorial responde a la premisa de repensar el desarrollo productivo de la Argentina y el modelo de país a construir. “Cuando hablamos con los dirigentes, muchos se imaginan la Argentina de mitad del Siglo XX. Postales de fábricas, humo y producción. Eso ya no va a poder ser así. El mundo es otro y tenemos como espacio político que entender la nueva realidad. Tenemos que pensar las respuestas a las nuevas demandas y adecuarnos al nuevo tiempo. Ese es el desafío que tenemos las organizaciones”.
Seamos Libres nació y creció en territorio porteño, con un perfil de votante adverso al peronismo. Sin embargo, el resultado de las últimas elecciones, en las que se rompió el techo y se alcanzó el 35,06 por ciento de los votos, re encendió la posibilidad de dar pelea en la Ciudad. “Nosotros nacimos en la Ciudad y construimos desde los colegios secundarios, las universidades, los barrios; construyendo espacios culturales y tratando de interpelar al habitante porteño. Buscamos llegarles de otra manera con nuestras ideas, pensando dispositivos políticos para poder dialogar con el electorado”.
-Enfrentan el desafío del perfil antiperonista del votante porteño.
-Sí, hay una cuestión aspiracional que es muy complicada de interpelar. Nuestros adversarios, en su momento Cambiemos y después Juntos por el Cambio, construyen un relato que prioriza y de alguna manera fomenta el desarrollo personal, el mérito propio. No es una opinión, es información. A lo largo de la historia de nuestro país, quedó demostrado que cuando gobernó el peronismo y hubo una política de ampliación de derechos fueron los trabajadores los más beneficiados. Pero también hay que entender que hay nuevos emergentes de la clase media, con otras demandas.
-Muchos hablan de unidad, pero lo difícil es crearla y, por sobre todas las cosas, sostenerla.
-Somos muy 'ombliguistas' y nos cuesta arriesgarnos, dar pasos. Es fácil hablar de unidad. Si llamás a cien dirigentes políticos, todos te van a hablar de unidad y de generosidad. El tema es el después, el cómo. A veces eso me da un poco de bronca, porque es un llamado de atención. La vocación es construir con el diálogo y con todos. Pero el mundo cambió y nosotros también tenemos que cambiar, porque tenemos al neoliberalismo todavía acechándonos en la nuca. No nos podemos dar el lujo de estar más preocupados por los lugares que ocupamos.
-Alberto Fernández llamó semanas atrás a “ampliar” al peronismo e incorporar a otros sectores, como por ejemplo la izquierda
-Nosotros como espacio político tenemos el desafío no sólo de incorporar partidos, sino de sumar sectores sociales. Hay algo que sucede desde hace mucho tiempo y es que la representación en la Argentina entró en crisis, mutó. Se fue a otros espacios como los colectivos. La representación de los partidos tradicionales está en crisis. La Argentina per sé es una sociedad politizada y todavía vemos que hay cierto nivel de politización y de participación política en estructuras no partidarias. Eso también es expresar una idea, eso también es hacer política. El Frente de Todos tiene que afrontar los desafíos que se vienen, llevar adelante los cambios estructurales y mantener la capacidad de dialogar.
-Se habla mucho de los proyectos populares a nivel nacional, la construcción de nuevas ruralidades. Pero, ¿qué agenda hay para quienes quieren vivir en los grandes centros urbanos?
-Hay una concentración de población urbana muy alta, pero también hay que dar respuesta a los que quieren seguir viviendo en las áreas metropolitanas. Necesitamos ciudades y espacios más integrados. Más espacios verdes, una educación más igualitaria. Vivo en la Ciudad y puedo asegurar que una escuela del sur, no tiene nada que ver con una del norte. Tenemos que romper con esa desigualdad en la Ciudad. Lograr, entre otras cosas, que el transporte y la movilidad sea más sustentable.
-Desde el Ministerio de Desarrollo Social se está trabajando en la ampliación de derechos para los trabajadores de la economía popular que, en efecto, representan al 25 por ciento de la población económicamente activa.
-El capitalismo cambió a escala global. Ahora está copado fundamentalmente por el capital financiero, que lo que hace es expulsar a muchísimos trabajadores y trabajadoras del empleo formal. ¿Qué sucede? Se buscan su propio trabajo para subsistir. El objetivo es cómo les damos derechos, porque ya trabajan, ya producen; pero están excluidos del sistema.
-Los sectores populares son los que, paradójicamente, son obligados a pagar mayores tasas de interés por el sector financiero
-Totalmente, pese a que son los que más pagan los créditos. Los números indican que están muy por encima de los sectores de mayores recursos. Y estamos hablando de trabajadores que sacan créditos para pagar deudas o para producir un poco mejor. Hace dos días, por ejemplo, estuve en una cooperativa de Villa Crespo: es un supermercado que distribuye la producción de los sectores populares. Productos como yerba, dulce de leche, fideos. Me parece que el Estado tiene que ayudar a esos emprendimientos.
-En efecto, los precios son notablemente más bajos que los que se ofrecen en las grandes cadenas y de buena calidad. Un dato no menor ante la crisis económica que atraviesa el país.
-Hay una falacia también que se instaló en algunos sectores de la sociedad y es que se cree que el Estado ayuda o subsidia a los más chicos, cuando en realidad los que más beneficios reciben son las grandes empresas y los grandes empresarios.
“Tenemos que rediscutir todas las políticas de fondo, con todos los actores. Es imposible pensar en un país que se desarrolle y que crezca, si no lo hacemos incorporando a todos los sectores. No alcanza sólo con nuestro espacio político, ese es el primer paso. Después tenemos que hacerlo con otras y con otros, a pesar de las diferencias y los matices. En algún momento hay que quebrar eso y arrancar”, remató.