La campaña proselitista de Juntos por el Cambio comenzó a sentir el peso de tener que correr desde la delantera en vez de ser el que busca sorprender desde atrás como sucedió antes de las PASO. Bajo la orden de “evitar errores” y dejar que “el rival se equivoque” lo más posible, los principales candidatos tienen pensado cada segundo de toda la campaña a proselitista con el mero objetivo de consolidar y aumentar la distancia con sus pares del Frente de Todos.
El escenario, para lo más antiguos dentro de a coalición opositora los lleva a compararlo con lo que sucedió entre las generales y el ballottage de 2015. En ese entonces, en lo que se llamaba Cambiemos, el resultado de las generales generó una sorpresa para ambos espacios; mientras la oposición se mantuvo en su libreto y formas de cada a la segunda vuelta, el oficialismo se enredó en peleas, pases de facturas y divisiones.
La similitud no es coincidencia, en las pocas charlas que mantuvieron sobre una estrategia nacional los principales dirigentes de Juntos por el Cambio se hizo énfasis en la necesidad de no nacionalizar únicamente la elección con estrategia de campaña. Remarcar que hay 24 comicios diferentes, priorizar temas provinciales y locales pero no dejar de lado el contraste.
Uno de los temas troncales, de origen nacional, por ejemplo fueron las críticas hacia el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, por sus dichos sobre el dibujante Nik. Incluso el expresidente Mauricio Macri tuiteó un comunicado desde Miami, Estados Unidos. Otro, por ejemplo, es la cantidad de dinero que el Gobierno decidió gastar, vía emisión o endeudamiento en pesos, para mejorar su perfomance electoral.
En los escritorios de todos los principales candidatos y dirigentes hay un informe que elaboró el equipo de campaña de la provincia de Bueno Aires en donde se detalla la cantidad de dinero y que toda esa masa de plata representa el 0,5% del Producto Bruto Interno (PBI). Se tratan de $230.000 millones. Junto a eso se suma el pedido de rebajas impositivas.
Parte de esa estrategia se sustenta en la creencia de que el votante ve esas medidas, son más de 20, como un intento de “compra de votos”. Por ese motivo la decisión de cruzar esas prácticas. “Están gastando medio punto del PBI solamente para dar vuelta una elección. La gran mayoría de los votantes no va a cambiar su voto por eso sino que le genera más bronca aun, sobre todo en la clase media que es el votante que apostó por Fernández en 2019 y ahora está desencantado”, expreso uno de los encargados de idear los ejes de campaña de Juntos por el Cambio.
Desde Juntos por el Cambio consideran que esa estrategia será determinante en el resultado de la elección. Y por ese camino buscarán direccionar la campaña. La búsqueda constante estará en demostrar que las medidas del Gobierno nacional tienen el fin de "comprar votos", y con esa frase se buscará hacer foco. “Vos tenes dos grupos, el que no le llegó ningún tipo de esta asistencia este año y al que le llegó. El primero está desencantado, el segundo siente que lo quieren comprar”, analizó uno de los encargados de la campaña.
Nik acusó a Aníbal de amenazarlo y el funcionario retrucó: "Él me ha agraviado varias veces"
La decisión de evitar equivocarse también incluye mayores cuidados a la hora de dar declaraciones. Esto se vio en las primeras apariciones no sólo de los candidatos como es el caso de Diego Santilli, Facundo Manes, Maria Eugenia Vial o Martín Tetaz, sino también a los principales dirigentes como es el caso de Patricia Bullrich o Elisa “Lilita” Carrió. La líder de la Coalición Cívica, por ejemplo moderó su discurso en relación a lo que venía siendo o lo que podía llegar a ser en determinados temas.