25 Diciembre de 2017 13:47
“Mándenle champagne a la doctora Carrió”, soltó Julio De Vido segundos antes de ingresar a los tribunales de Comodoro Py para entregarse ante la Justicia. La frase del ex superministro kirchnerista sintetiza -de alguna forma- el año de la diputada y líder de Cambiemos.
¿Cómo es que Carrió se volvió un personaje tan excluyente de la política argentina para que el ex funcionario kirchnerista más emblemático la mencionara en la que es hasta hoy su última declaración pública? ¿Cuándo ocurrió eso? ¿Por qué?
Carrió, una de las figuras excluyentes de la política en 2017.
En rigor, la respuesta a la primera pregunta debería darla el propio De Vido, aunque si se tiene en cuenta la serie de hechos que tuvieron como protagonista a Carrió en los últimos dos años, -y en particular la conformación de la alianza Cambiemos que permitió la llegada de Mauricio Macri al poder- podemos inferir la contestación para las restantes dos. La diputada dejó atrás la imagen de una vulgar denunciadora a quien el kirchenrismo trató de loca y psiquiátrica, y pasó a mirar, con orgullo y cierta soberbia, las detenciones de Lázaro Báez, José López, De Vido y el propio Boudou, entre la larga lista de detenidos K. En 2017 Carrió se convirtió en un terremoto. Uno político. Que arrasó con fuerza en la Capital Federal.
La diputada alcanzó un récord: logró superar el 50 por ciento de los votos en la Capital Federal y le sacó casi 30 de ventaja a Daniel Filmus, el segundo. Una elección histórica en la Ciudad, donde la candidata oficialista superó incluso su propia marca de las PASO. Nada pudo con ella, ni siquiera sus propias -y repudiables- palabras sobre Santiago Maldonado, en los días previos a la elección. “Existe un 20 por ciento de posibilidades de que esté en Chile con el RIM (sic)”, lanzó en el debate realizado en TN. Finalmente Santiago fue hallado sin vida en el río Chubut.
Carrió arrasó en la Capital Federal.
Durante la campaña, Carrió caminó las calles de la ciudad junto al jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, aunque también colaboró con la dura batalla que María Eugenia Vidal libró en la Provincia de Buenos Aires, aunque fue la propia Gobernadora quien pidió que Carrió no sea candidata. Así fue como visitó más de una docena de localidades bonaerenses a pesar de sus problemas físicos y su reticencia a mantenerse más de 30 minutos en una misma actividad de campaña. Quería ganarle a Cristina Kirchner y en parte lo hizo. O ayudo a hacerlo.
Durante la campaña, poco y nada se la vio junto a Macri. Incluso, a lo largo de las actividades proselitistas, la tensión entre ambos halló picos electrizantes. Como el enojo del mandatario por la comparación de ella entre el hallazgo del cuerpo de Maldonado y el cuerpo de Walt Disney a horas de los comicios, o las arremetidas contra Daniel Angelici, presidente de Boca, y el titular de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, a quien Macri estima y respeta. Por ello, el mismo domingo de elecciones, el jefe de Estado la recibió en la quinta de descanso Los Abrojos, junto a la vicepresidente Gabriela Michetti y a su amigo y funcionario José Torello, entre otros. La esperaban con un clima de distensión y sonrisas que logró sepultar cualquier enojo. Horas después, el PRO la premió con un escenario solo para ella en el búnker de Salguero, donde se lució con un discurso "ganador", minutos después de que se conociera las victoria de Cambiemos por sobre Cristina Kirchner en la Provincia.
Carrió y Macri, una relación tensa.
Diciembre la recibió con malas noticias: Carrió sufre de stress, diabetes, dolores en el pecho y no logra abandonar el cigarrillo. A ello se suma que la diputada mantuvo un nuevo enfrentamiento con Daniel Angelici por un supuesto acuerdo con Enrique "Coti" Nosiglia en el marco de las elecciones de la UCR en la Capital, donde el macrismo pretende sumar radicales porteños a Cambiemos. La movida enojó de sobremodo a la líder de la Coalición, al tal punto que amenazó con abandonar el espacio. Nada de eso ocurrió y el Congreso la volvería a encontrar protagonista de otro escándalo.
El jueves 14 de diciembre, en medio de un clima de violencia y tensión, diputados se disponía a debatir la polémica reforma previsional a través de la cual el Gobierno piensa ahorrar unos $100.000.000 millones el próximo año. En las afueras del edificio, Gendarmería y los manifestantes protagonizaban un enfrentamiento salvaje, que provocó la reacción de la líder de la Coalición Cívica ARI. "Lo peor que puede hacer una Cámara de diputados es sesionar en este ambiente de violencia", sentenció. A los segundos, todos estaban afuera, sin embargo habría más sorpresas.
Horas después en el Gobierno comenzó a circular la versión de que Mauricio Macri ordenaría sacar por decreto la ley de reforma previsional y Carrió estalló. Un tuit le bastó para que el oficialismo recule a pesar de tener listo el escrito.
Aunque el 2018 depara un futuro incierto. Es que la Carrió es, por naturaleza impredecible.