La mala fe de un cronista de Clarín inventó que había declarado en la causa y que había dicho donde se encontraba el cuerpo de Santiago Maldonado y que había avisado para cobrar la recompensa que había ofrecido en su momento el Ministerio de Seguridad. Todo eso era falso.
El joven mapuche que había sido identificado como testigo E en un expediente que se presentó ante organismos internacionales cuando Maldonado estaba desaparecido, declaró ayer por primera vez ante el juez federal Gustavo Lleral, en el juzgado de paz de Epuyen, situado a 120 kilómetros de Esquel.
Lucas Pilquiman, hasta ahora conocido como testigo E, declaró a pedido de la querella de la familia Maldonado. Y su testimonio cobra importancia porque fue la última persona que vio al joven tatuador antes de ingresar en el río Chubut, el 1° de agosto cuando eran perseguidos por efectivos de la Gendarmería que había desalojado la ruta 40 y se habían desplegado dentro del predio que la comunidad mapuche de la Pu Lof de Cushamen ocupa en parte de una estancia del grupo Benetton.
Maldonado no pudo cruzar el río.
En su testimonio, Lucas dijo que había conocido a Santiago en la plaza de El Bolsón, donde funciona la feria artesanal. En esa ciudad, vivía Maldonado y se ganaba la vida con su oficio de tatuador. El joven mapuche dijo que se habían conocido por medio de una amiga en común y que Santiago le había hecho un tatuaje.
Pilquiman relató que él no era integrante de la comunidad mapuche de Cushamen, pero que iba al menos una vez por mes porque simpatizaba con la causa y porque además una de sus hermanas también militaba allí. Contó que llegó la noche anterior a la represión del 1° de agosto y que entonces saludo a Santiago, a quien ya conocía.
Recordó que en la madrugada del 1° habían sido hostigados desde la madrugada por efectivos de la Gendarmería que hacían disparos hacia adentro del terreno. Explicó que los mapuches resolvieron volver a la ruta, donde tiraron un par de pinos para cortar el tránsito, pero que horas más tarde los gendarmes les comenzaron a disparar con balas de goma, a lo que ellos respondieron con piedras.
Lleral tomó declaración al testigo mapuche.
“Cuando gritaron repliéguense, yo corrí derecho hacia el río. Cuando voy hacia el río lo veo a Santiago que va a la guardia, agarra su mochila y se la pone, y sale corriendo atrás mío. Yo sigo corriendo, bajo hasta donde voy a buscar agua. Hay que hacer como un zigzag para llegar al río. Yo ahí venía con ventaja porque Gendarmería recién estaba entrando cuando nosotros llegamos al río. Cuando llegué al agua, atiné a tirarme derecho al agua porque estaba bajo su nivel, pero cuando me tiré quedé enredado en unas ramas de sauce. Me desenriedo y me tiro de nuevo al agua. Yo sé nadar, entonces me tiré y empecé a nadar, pero como me hundía porque tenía un buzo y una campera de abrigo y eso me pesaba y me tiraba para abajo. En un momento iba nadando y me hundí por la ropa y en un posón que hay el agua me tapó. Yo mido casi 1,90. Entonces para tratar de no ahogarme me saqué la campera y dejé que se la lleve el río”, explicó Lucas.
“Y entonces le grito a Santiago “Vamos Peñí, vamos”. Me doy vuelta y veo que el agua le llega al pecho. Santiago me decía: “No puedo, Peñí, no puedo”. Entonces yo dejo que me lleve la corriente y llego al otro lado del río. Ahí salgo y me saco el buzo y veo a Santiago que está escondido entre los sauces. Entonces yo salgo corriendo porque tenía mucho frío. Y esa fue la última vez que lo vi, agachado entre esas ramas de sauce”, agrega Lucas. Dijo también que después se reúne con Matías Santana, otro de los mapuches y que hacen un fuego para calentarse y tomar un sopa.
Santiago Maldonado no pudo cruzar el río.
“Cuando yo ya estaba nadando, él estaba entrando en el agua, iba más lento. El se metió en el agua después volvió sobre sus pasos. Yo creo que él no pudo avanzar porque yo sabía que él no sabía nadar y además el agua estaba muy fría. Cuando estoy del otro lado del río sacándome el buzo, pude ver que había gendarmes en la barranca tirando con 9 milímetros, escopetas y piedrazos, pero abajo en el agua estaba sólo Santiago. Ahí no lo ví más”, recordó el joven mapuche. Dijo que más tarde se reunieron con otros peñí (compañeros) y se dieron cuenta de que el único que faltaba era Santiago Maldonado.
Según las constancias que hay en el expediente -testimonios y fotografías- el gendarme que llegó más cerca del río fue el subalferez Emmanuel Echazú, quien vuelve desde la orilla con una escopeta en mano y una herida sangrante en la cara. Cuando declaró en la causa negó haber visto a Santiago Maldonado.